Calles de Tacuarembó…

 

 

 

Con la luz que vacila

como un candil humilde

con su gota de oro

detenida

en la tarde paisana

me volveré a las calles

que conozco y que quiero.

Calles de Tacuarembó

que saben mis costumbres,

calles de asfalto o tierra

con vientos de automóvil

con jardines antiguos

con árboles y rostros

de viejos conocidos.

Me volveré a mis calles,

a mis plazas y parques

donde empezó la historia

de la sangre,

me volveré – te digo –

a encontrarme otra vez

con sus baldíos

con sus hombre y perros

y sus barrios.

Voy a andarlas de nuevo

con el alma vestida

de color de sus tardes.

He de encontrarme a solas

con sus cosas sencillas,

primordiales.

Con el sitio baldío

y el caballo,

con su piedra y muros,

con todo lo que tuve

-trotacalles -,

con lo que ayer fue mío.

Pertenece al poeta de “Paso del Cerro”, Walter Ortiz y Ayala. Hay una excelente versión musicalizada y cantada por Carlitos Benavides.

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