Un tacuaremboense en Montevideo quedó sin celular…

Buenas tardes…        El sábado por la madrugada venía muy campante caminando por la oscurecida ciudad de Montevideo cuando de repente me topo con un grupo de ecologistas radicales. Luego de grandes cuestionamientos acerca de las grandes cuestiones que nos cuestionamos salió a flote una gran cuestión. La exposición a radiaciones electromagnéticas. 

Pasaron las horas y los autores por nuestras discusiones, pero al final obtuvieron el éxito, y, por mi bien, me quitaron mi celular. Con esto entonces lograrían al menos por unos días que no estuviera expuesto a la muerte. Gran cuestión que la charlé en la esquina con un antropólogo que al final decidió llevarse mi cámara de fotos, por mi bien, por supuesto, para que pueda tener un contacto más real con el tiempo y lo que incorporamos mediante nuestros sentidos tangibles.

En fin, la cosa es que tengo tendencias suicidas, entonces, a pesar de todos los argumentos excesivamente válidos que me presentaron estas personas volveré a tener celular, y por consiguiente estar expuesto a… morir.

En 2º fin, la agenda del celular que aún no tengo está vacía. Así que si les estoy escribiendo es porque en algún lado de mi ser los odio y quiero que me pasen el número de sus celulares para comunicarme con ustedes algún día y así regalarles radiaciones electromagnéticas, o sea, matarlos, de a poquito, suavemente, en cámara lenta. Les pido también me pasen sus teléfonos de línea si es que tienen, por si no me alcanza para satisfacer mi sadismo con tener solamente sus celulares.  Hasta entonces estimados.   Salva

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