LA POLCA NORTEÑA: “A la forma de pensar de los paisanos”

Históricamente, la región al norte del Río Negro que divide al país, ha tenido fuertes lazos sociales y económicos con Brasil. En la primera mitad del siglo XIX, después que los portugueses y luego los brasileños invadieron y ocuparon el territorio que conforma al Uruguay de hoy en día, muchos terratenientes brasileños permanecieron en el país con sus familias y sus esclavos. También, en el siglo XIX muchos esclavos brasileños se fugaron a Uruguay, dado que la esclavitud como institución que se mantuvo en Brasil hasta 1888, mientras que en Uruguay se había abolido oficialmente 40 años antes.

El departamento norteño de Tacuarembó ha sido un epicentro rural de la mezcla cultural entre descendientes de indígenas, afro-uruguayos, brasileños e inmigrantes europeos. También ha sido centro de tradición de acordeón y bandoneón del norte de Uruguay. A mediados del siglo XIX los ritmos de moda en Europa de la época –polka, mazurca, walts y schottsche- llegaron al Uruguay, y según el etnomusicólogo Lauro Ayestarán, de los salones y teatros de Montevideo esta música se iba difundiendo a las zonas rurales y “fue media hecha a la forma o el estilo, a la forma de pensar de los paisanos” de acuerdo a Walter Roldán. El principal ejemplo de este proceso es la polca, que logró ser uno de los ritmos más importantes para el baile social en el interior de Uruguay a principios del siglo XX, desarrollando un estilo original de interpretación, y un repertorio único, especialmente al norte del Río Negro. Estos elementos regionales únicos diferencian a la polca del norte uruguayo de estilos europeos ancestrales y de estilos emparentados en los países vecinos de Argentina y Brasil. –  José Curbelo

En la fotografía: Numa Moraes y Walter Roldán

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