EL DELIRANTE FINAL DEL NIGERIANO RASHIDI YEKINI Goleador histórico de la selección nigeriana, postal de la Copa del Mundo de 1994, Rashidi Yekini acaba de morir después de pasar sus últimos años al borde de la locura y la indigencia.

Es interesante cómo la imagen superó al gol: en el partido de Nigeria contra Bulgaria por la fase de grupos de EEUU ’94, debut absoluto de la selección africana en un mundial, Amokachi mete un hermoso pase entre líneas a Finidi George que se abre por la punta, éste espera el tiempo justo y se la pasa a Yekini que define con el arco solo. Un buen gol que le da la victoria a Nigeria. Pero lo importante es lo que ocurre cuando la pelota pasa la línea: Yekini sigue corriendo hasta la red y se enreda en ella en un grito de gol delirante, agitando los brazos envueltos en una mezcla de rezo, llanto y furia.

En esa foto, que se instaló inmediatamente en el imaginario futbolístico, también entra la colorida camiseta de Nigeria, la colorida hinchada de Nigeria que agita el estadio de Dallas y el colorido juego de la generación de Amunike, Amokachi, Finidi, Oliseh y Peter Rufai, revelación del mundial.

Parece que en el final de la vida de Yekini ocurrió lo mismo: la imagen superó al jugador. La imagen en este caso es la de un futbolista retirado, alejado del mundo y en la quiebra, que un día agarra sus cosas, las saca a la calle y las prende fuego. Después deambula por las calles, descalzo y hablando solo.

Esa imagen la da la revista francesa So Foot, en una crónica sobre el desmoronamiento mental y económico de quien fuera el máximo goleador histórico de la selección nigeriana (37 goles en 58 partidos), participante de las Olimpiadas de Seúl ’88 y de los mundiales EEUU ’94 y Francia ’98, ganador de la Copa Africana de Naciones ’94 y premiado como mejor jugador africano por la FIFA en 1993.

«Fue un hombre que dio todo por Nigeria y fue tratado como escoria.» decía a la radio de la BBC su ex compañero Sunday Oliseh, dolido por el abandono y la falta de reconocimiento de las autoridades nigerianas e incluso de alguna gente que en la calle se burlaba de él y hasta lo abucheaba.

EL REY DEL GOL – Rashidi Yekini nació en Kadura, Nigeria, aparentemente en 1963 (él mismo afirmó que en su partida de nacimiento figura la fecha en que lo anotaron, no la fecha en que nació). Con su corpulencia y altura (1.90 m) empieza a destacarse en la liga nigeriana y luego en la de Costa de Marfil. Su tardío salto europeo lo pega en el Vitória Setúbal de Portugal, donde vive sus mejores años. Entre 1990 y 1994 marca 90 goles en 108 partidos, brillando especialmente en la temporada 93-94, donde hace 34 goles en 32 partidos. Esto coincidió con los años dorados de la selección, que incluyen la Copa Africana de 1993 y el gran pasaje por el mundial de EEUU. En esa copa Yekini, apodado en su tierra como «El Rey del Gol», muestra toda su capacidad pero también otra cara del delantero «bonachón» y alegre con el que se lo recuerda: según So Foot en los partidos definitorios el plantel nigeriano estaba quebrado y Yekini aislado, acusado de individualista por sus compañeros.

A los problemas de vestuario se le sumaron sus problemas físicos. Después de un año conflictivo en el Olympiakos griego pasó al Sporting Gijón, adonde llegó con una lesión de ligamentos cruzados que lo sacaría de las canchas por más de un año. Ya con 33 años, comienza a vagar sin suerte por clubes cada vez menos importantes: FC Zurich (Suiza), Club Athletique Bizerte (Túnez), Al Shabab (Arabia) hasta su último paso en la liga nigeriana, donde se retiraría a los 41 años.

Sin embargo la gran desilusión de su carrera ocurrió en 1996, cuando Nigeria no se presentó a la Copa Africana de Naciones de Sudáfrica. El boicot era una respuesta de la dictadura nigeriana ante las presiones y el embargo internacional promovido por el gobierno de Nelson Mandela tras el ahorcamiento del escritor y opositor Ken Saro-Wiwo. Al no participar, Yekini quedó a un gol de alcanzar el récord de máximo goleador de la copa, que pertenecía al marfileño Laurent Pokou (14 goles). Unos años después ambos goleadores serían eclipsados por Samuel Eto’o (18 goles).

EL DERRUMBE – Ya retirado, se radicó en la ciudad de Ibadán donde se fue aislando cada vez más. Después de ser estafado por un socio, se hundió en la depresión y el abandono. Rechazó la oferta de ser embajador de Nigeria en el Mundial de Sudáfrica y casi cualquier contacto con sus ex compañeros e incluso familiares. En ese contexto es cuando Yekini quema sus cosas y empieza a hablar solo en la calle. Las crónicas internacionales hablan de muerte por razones desconocidas, haciendo foco en sus problemas mentales: depresión, trastorno bipolar y desórdenes neurológicos.

Según el diario nigeriano The Guardian, su familia lo acompañó en los últimos tiempos, tratando de alejarlo del estado de abandono en el que se encontraba; también afirma que Yekini tuvo una premonición sobre su muerte, sacó dinero de su cuenta y se lo regaló a los extraños con los que se fue cruzando.

Sunday Oliseh, su compañero de selección, habla con cariño y admiración del jugador que puso a Nigeria a la vista del mundo, pero se le quiebra la voz de rabia cuando piensa en su solitario final, ya sin ninguna red para abrazar.

De 180.com

 

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