Aquellos tiempos… EL VIEJO “VASCO” BILBAO (*)

Entre los tipos populares que ha tenido Tacuarembó se destacaba el viejo Bilbao. Vasco español de nacimiento y tejedor de profesión, tenía un pequeño telar fabricado por él mismo y con el cual y con la lana o la seda que le alcanzaba su clientela, fabricaba unos ponchos que eran una verdadera maravilla. Eso sí, hecho el trabajo y obtenido el dinero producto del mismo, el viejo Bilbao se declaraba en huelga, la cual no terminaba mientras quedara dinero en sus bolsillos. Bastante nos hemos acordado de él estos días con motivo de la toma de la capital vasca, pues en cuanto tenía una cañita de más en la cabeza, salía por la calle cantando: “Espartero en Bilbao / tres veces tiró / el día de Noche Buena / a la bayoneta entró / ¡Ay! ¡Ay! Mutilá / Chapela gurrilá”. Después de lo cual, se enfurecía con el recuerdo del General Maroto a quien calificaba de traidor y con Espartero y María Cristina, a quienes ponía como “no digan dueñas”.

Bilbao, cantaba todo lo que ocurría en el pueblo y muchas de ellas constituían su canto obligado durante mucho tiempo. El que le hacía alguna cosa que no era de su agrado, que tuviera la seguridad de que al primer trago se ligaba un versito por el cual todo el pueblo se enteraba del hecho. Cuando se casó Don Rosario Maidá con Doña Mariquita Gaye, ambos viudos, durante mucho tiempo Bilbao les cantaba: “Una viuda y un viudo / dormían juntos / porque tenían miedo / de los difuntos”. Otra veces recitaba lo que él llamaba los mandamientos de la ley de Dios, y decía: Los mandamiento de la ley de Dios son siete: “El primero amar a Dios / El segundo a la botella / El tercero a la mujer / El cuarto dormir con ella / El quinto no codiciar la mujer del Coronel Don Carlos Escayola.” De ahí nunca pasaba; pues le pasaba con los mandamientos lo mismo que con el General Maroto; llegaba al 5º y empezaba a rezongar y a recordar a Sánchez Caballero y a Suárez, formando él todo un galimatías que nadie entendía.

Y a propósito: ¿conocen ustedes la historia de Sánchez Caballero? Esa historia que os daré a conocer a grandes rasgos, apasionó durante largo tiempo a la opinión pública tacuaremboense, por el misterio que la rodeó y que nunca fue develado. Por aquel entonces era Jefe Político del Departamento don Manuel Suárez, quien era casado con una bellísima dama a la cual Caballero, como buen español, no pudo resistir a la tentación de decirle un piropo cierto día que la dama pasaba por su vera. Sánchez Caballero era español de nacimiento, buen mozo, gallardo, muy culto e instruido, de un temperamento fogoso y con fama de tenorio. Ese día, a las pocas horas de haber ocurrido el hecho que hemos relatado, Sánchez Caballero fue conducido al local de la Jefatura y desde ese momento no se tuvieron más noticias del apuesto castellano. La Colonia Española revolvió cuanto rincón había y hasta se mandó a desagitar la Laguna de Sánchez con el afán de encontrarlo, pero todo fue inútil. La novia murió de pena; a Suárez lo destituyeron enviando en su reemplazo al Coronel Carlos Escayola, y el misterio jamás se develó.

Un par de años antes del fallecimiento del Coronel Escayola, recordando esto hechos en conversación tenida con él, me dijo “a Sánchez Caballero, después de muerto, lo enterraron en el cementerio, en el ángulo de la derecha, en un nicho que desocuparon, y en el cual se había enterrado a uno hacía pocos días. Los restos del otro lo tiraron al osario”.

(*) Extraído del libro “TACUAREMBO” de Ramón P. González, publicado en 1939.

La anécdota se registra en la ciudad de Tacuarembó a principio del siglo XX.

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Aquellos años… aquel fútbol. CLUB ATLETICO CARUMBE – Año 1972

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