Los estereotipos falsos de la decencia / Por Esteban Valenti

Si hubiera que elegir dos nacionalidades que han forjado una imagen internacional de la decencia, del rigor y de la seriedad sin duda que entre las principales elegiríamos a los alemanes y los suizos. Le han dedicado mucho esfuerzo y pasión a construir esas imágenes, nos las han empaquetado muy bien, las hemos comprado y además han surgido del marasmo de otros países, no solo del sur del planeta sino del sur de Europa. Comenzando por las diatribas contra los griegos. Los actuales, los antiguos son venerados por todos…

En estas semanas explotaron dos nuevos escándalos que tienen como protagonistas fundamentales a alemanes, y qué alemanes y suizos, nada menos que un suizo que preside la mayor organización mundial del deporte, pago. La todopoderosa FIFA.

Comencemos por la «pequeña» Volkswagen, el auto del pueblo, que hoy incluye AUDI, PORCHE, SEAT y varias otras empresas, tiene 300 mil funcionarios y obreros, factura 200 mil millones de dólares anuales (4 veces todo lo que produce Uruguay anualmente) y hoy quedó en la picota mundial porque importantes directivos (¿?) falsificaron el software de control de las emisiones de sus motores diésel en todo el mundo, algo así como 11 millones de autos. Falsificaron fría, premeditadamente los datos del control de emisiones, que superaban en 40 veces lo que permiten las normas. El escándalo comenzó en EE. UU. cuando la EPA, la agencia del medio ambiente, descubrió la estafa al planeta y se extendió a toda su producción mundial.

Y esto recién comienza. Parece que la multa que deberán pagar será de 18.000 millones de dólares. Sus accionistas recibirán por algún tiempo menores dividendos, sus directivos bonos más pequeños, cayó el mega presidente y asumió otro que antes dirigía AUDI. ¿Quién le pagará al planeta Tierra los miles de millones de toneladas de elementos contaminantes que sus autos falsificados y controlados por un software especialmente diseñado para engañar, emitieron a nuestra atmosfera? Nadie, ese daño no tiene retorno, no tiene reparación posible.

Volkswagen es la principal empresa industrial alemana y transnacional, y tendrá que salir adelante para bien de la humanidad doliente de percances de ese tipo, el gobierno alemán, ese mismo tan locuaz contra los griegos, emite tímidos vagidos, pero nadie se asume la responsabilidad directa por esta monstruosidad. Lo peor, nadie sabía nada…

Seguramente además del cambio del mega presidente Martin Winterkorn renunciante a favor del neo presidente Matthias Mueller, un hombre de la casa que hace 40 años dirige diversas empresas asociadas, caerán algunas cabezas que se llevarán toda la culpa. Los dueños, los grandes y pequeños accionistas se sentirán horrorizados y todos nos creeremos la historia que nos están contando. ¿Acaso fue una travesura? ¿Cuánto se ahorraron en estos 6 años de falsificar los datos de 11 millones de autos diésel que debían contaminar 40 veces menos el medio ambiente? ¿Cuánto se embolsaron los accionistas, el estado alemán, y los gerentes con esas ganancias deshonestas? Nunca lo sabremos, ni siquiera lo preguntaremos mucho, se sabe que Volkswagen es un gran avisador, es un pilar de nuestra civilización.

Lo que ha quedado demostrado es la avaricia en los Estados Unidos, la que destruyó la imagen del capitalismo protestante y austero para mostrarnos el fétido mundo de las hipotecas basura, y la estafa a los americanos y al mundo que tuvieron que salvar algunos de esos bancos y compañías de seguros que precipitaron el mundo en la crisis iniciada en el 2008, en el caso de Alemania esa misma avaricia deshonesta tiene forma de automóvil y se llama Volkswagen y nos jodió a todos.

Y ahora dediquemos unos renglones al gran suizo, al omnipotente Joseph Blatter. La Fiscalía federal suiza abrió una causa penal contra el «patrón» de la FIFA al tener indicios de que incurrió en administración desleal, abuso de confianza y apropiación indebida. El escándalo en la FIFA que ya generó que siete de sus más altos directivos fueran detenidos, entre ellos el perpetuo sospechoso de Eugenio Figueredo, ex presidente de la AUF.

Hasta ahora, Blatter, de 79 años, se había librado de las acusaciones de la Justicia. En el proceso también figura Michel Platini, presidente de la UEFA y vicepresidente de la propia FIFA, por haber recibido en 2011 un «pago desleal» de 1,8 millones de euros por parte de Blatter. El exfutbolista francés es el principal candidato a la sucesión de Blatter en las elecciones convocadas para el 26 de febrero próximo. Es decir que todo volvería a quedar en familia.

Tanto Blatter como Platini asistían ayer en Zúrich al Comité Ejecutivo de la FIFA y ambos fueron llamados a declarar al término del mismo. La policía suiza también registró el domicilio y el despacho de Blatter, que se vio obligado a suspender la rueda de prensa prevista.

El fiscal suizo Michael Lauber sospecha que Blatter cedió los derechos de televisión de los Mundiales a la Concacaf (Unión Centroamericana y del Caribe) en un contrato desfavorable para los intereses de la FIFA. El acuerdo fue firmado en 2005 e incluía los derechos del Mundial de Sudáfrica 2010, por 250.000 dólares, y el de Brasil 2014, por 350.000 dólares. Una vez que la Concacaf fue propietaria de los derechos fueron transferidos a una empresa de su entonces presidente, Jack Warner por unos 20 millones de dólares, la diferencia de más de 19 millones 500 mil dólares fueron las ganancias que el dirigente de Trinidad y Tobago obtuvo por la reventa de los derechos.

Ahora en el nuevo contrato bajo investigación está directamente la firma de Blatter. La acusación contra Michel Platini es por haber recibido de Blatter dos millones de francos suizos (1,8 millones de euros) en 2011 por supuestos trabajos realizados entre 1999 y 2002. En esas fechas se convirtió en la sombra de Blatter y fue copresidente del comité organizador del Mundial de Francia de 1998, el primero presidido por el dirigente suizo. Posteriormente, ingresó en la FIFA y fue apoyado por Blatter para llegar hasta la presidencia del fútbol europeo en 2008 tras derrotar al sueco Lennart Johansson, ferviente opositor de la gestión del presidente de la FIFA.

Platini también se encuentra bajo sospecha por su apoyo a Qatar como sede del Mundial 2022. Una decisión que trata de desligar de una reunión que mantuvo con el por entonces presidente francés Nicolas Sarkozy y miembros de la candidatura catarí antes de la polémica votación. La FIFA oficializó ayer que la cita de Qatar se disputará entre el 18 de noviembre y el 21 de diciembre de 2022.

Los detalles son escuálidos, miserables y más despreciables aún porque en el medio está el deporte, una actividad que debería promover los mejores valores de los seres humanos. La FIFA los transformó en el mercantilismo más atroz, en manejos turbios, en acomodos y en una despiadada lucha por el poder. El suizo y su socio francés, y unos cuantos más, no contaminaron el medio ambiente, sino el deporte.

Los estereotipos de la rectitud y la decencia, son eso y solo eso. La corrupción es la hija dilecta de la avaricia y anida en todos los rincones oscuros de este mundo, de nuestras sociedades, con el supremo objetivo de hacer que algunos sean mucho más ricos y poderosos que el resto de los seres humanos. Aún a costa de mentir, de estafar, de contaminar, de corromper y en caso necesario incluso de otras cositas todavía peores. Y lo hacen incluso alemanes prominentes y suizos «intachables».

De Montevideo.com

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