ALIMENTACIÓN DURANTE EL EMBARAZO / Por María E. Blanco

En esta etapa tan especial de la vida la mujer embarazada experimentará cambios que son reflejo de los cambios que se producen en el útero y en el feto que se desarrolla en su interior. El crecimiento fetal depende del aporte adecuado de nutrientes, es una etapa vulnerable ya que las necesidades se encuentran aumentadas, por lo tanto es necesario recibir una alimentación balanceada y completa para asegurar un adecuado incremento de peso materno y fetal.

El estado nutricional de la mujer previo al embarazo y durante el mismo puede tener una influencia importante en los resultados sanitarios del feto, el lactante y en ella misma.

En una madre con bajo peso o desnutrición aumenta el riesgo de un niño con bajo peso al nacer así como también la mortalidad neonatal. Una madre con sobrepeso u obesidad tiene mayor probabilidad de presentar diabetes gestacional (durante el embarazo), hipertensión y niños que pesen 4 Kg o más al momento del nacimiento, además de malformaciones congénitas.

Por lo tanto la oportunidad para corregir cualquiera de las dos situaciones es antes del embarazo.

Se recomienda realizar una alimentación variada consumiendo:

· Frutas y verduras de estación, por lo menos 5 porciones al día ya que aportan vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, entre otras sustancias beneficiosas para la salud. Los vegetales de color verde oscuro y el jugo de naranja son fuente de ácido fólico, necesario para el desarrollo del sistema nervioso central del bebé y evitar malformaciones. Los vegetales verdes también son fuente de hierro.

· Lácteos: 3 porciones al día, son una excelente fuente de calcio, fundamental para la formación del esqueleto del bebé.

· Carne vacuna, pollo, cerdo, cordero y pescado: preferentemente cortes magros. Se recomienda consumir pescados grasos 2 veces por semana. Todos los tipos de carne son fuente de hierro y zinc, necesarios para la formación del feto y la placenta, expansión de la masa de glóbulos rojos y pérdidas de sangre en el parto (el primero) y para la organogénesis fetal (el segundo).

· Huevos: controlar el consumo de las yemas, las claras se pueden usar libremente.

· Cereales, tubérculos, panificados y leguminosas: arroz, fideos, polenta, papa, boniato, pan flauta, galletas marinas, lentejas, porotos y garbanzos. Estos últimos son fuente de hierro y de ácido fólico.

· Aceite: 2 cucharadas al día de cualquier aceite vegetal agregado en crudo. Al igual que los pescados grasos, son fuente de ácidos grasos esenciales, fundamentales para el desarrollo del sistema nervioso central del bebé.

· Azúcar: evitar el consumo excesivo. En caso de diabetes consumir edulcorante.

En el caso del hierro y el ácido fólico además de los alimentos fuente y de los alimentos fortificados (harinas, panes y pastas secas), es necesario consumir suplementos de los mismos.

Una alimentación adecuada para esta etapa incluye las cuatro comidas diarias, tratando de incorporar todos los grupos de alimentos.

Es conveniente evitar el ayuno prolongado por lo que se recomienda realizar colaciones, éstas pueden ser una fruta, un yogur con cereales, una crema.

El calcio, hierro, ácido fólico, zinc y los ácidos grasos esenciales son nutrientes muy importantes y en el embarazo aumenta su requerimiento por lo que es fundamental consumir los alimentos anteriormente mencionados.

Si no existe contraindicación médica es aconsejable que la mujer embarazada realice algún tipo de actividad física como caminar, nadar o andar en bicicleta fija.

(*) MARIA ELISA BLANCO ROSALES – Licenciada en Nutrición

Plan de Alimentación con Auriculoterapia

Atiende los lunes de 8 a 14 y de 16 a 19:30 horas.

Dr. Catalina 254 c/ General Flores – TACUAREMBO

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