En los últimos 14 años los bosques chilenos crecieron 6,4%, posicionándonos junto a Uruguay y Costa Rica como los únicos países de Latinoamérica que han logrado hacer crecer sus superficies boscosas. Mientras tanto, en el resto del continente la desforestación avanza a ritmos preocupantes. Nuestra destacada labor en recuperar y conservar nuestros bosques ha puesto a nuestro país entre los ejemplos a seguir para frenar la deforestación y degradación de los suelos. Periódicamente vienen delegaciones de ministerios de agricultura o forestal a mirar lo que ellos definen como el “milagro forestal chileno”.
La deforestación en Chile comenzó hace mas de cuatro siglos, como lo manifiesta el ejemplar del diario “El Araucano”, del 20 de abril de 1838. En esa edición aparece una carta del asesor contratado por el Ministerio del Interior de la época, Sr. Claudio Gay, para justamente ver temas de deterioro ambiental. Algunos párrafos señalaban: “Esta provincia se presenta al observador menos atento, bajo un aspecto totalmente desfavorable. Los montes casi todo ha desaparecido; los arbustos son débiles, pequeños y desmedrados… Empero el clima no es del todo contrario a una vegetación grande y robusta; en varios lugares aislados, y sobre todo distantes de las poblaciones, se encuentran todavía arboles de gran tamaño”.
Hoy hemos logrado frenar y revertir ese fenómeno, principalmente, gracias a las dos leyes forestales que existen en Chile: una para fomentar las plantaciones en suelos descubiertos y otra para mejorar y proteger la vegetación nativa.
Actualmente, los bosques ocupan el tercer lugar en el uso de suelos en el territorio nacional continental. Son mas 16,6 millones de hectáreas, equivalente al 22% del terreno continental total, que nos permite tener un sector forestal con exportaciones por mas de US$ 6.000 millones.
Pero no solo tenemos un sector forestal pujante, también hemos puesto especial dedicación en conservar, recuperar y extender los bosques nativos. Y puedo decir, lleno de orgullo, que lo estamos logrando.
No obstante, estamos en un momento crucial para definir el futuro de nuestros bosques y plantaciones forestales. A fines de este año expiran los beneficios que establece la ley para el fomento del bosque. Por esto, como gobierno enviamos al Congreso un Proyecto de Ley que modifica y extiende el Decreto Ley 701, favoreciendo la focalización de los beneficios en los pequeños y medianos propietarios y en aquellas plantaciones con fines ambientales que tengan como objetivo fundamental la recuperación de suelos altamente degradados.
Con estos cambios vamos a beneficiar, en lo medular, a pequeños propietarios que realizan actividades de subsistencia, permitiéndoles forestar y recuperar sus suelos. Pero la gran novedad de esta normativa, en bosques para servicios ambientales, junto con bonificarles la plantación, se cancelara anualmente un monto por hectárea, con el compromiso de mantener la cobertura vegetal de ese suelo por 20 años.
Desde 1997 a la fecha la superficie de bosque nativo en Chile ha crecido en casi 130.000 ha y representa el 81,6% del total de bosques. Si hoy no hay deforestación es gracias a que las plantaciones abastecen las necesidades de consumos de maderas, dejando descansar a nuestro bosque nativo. Pero aun tenemos importantes desafíos que superar.
Según los últimos catastros, quedan casi 2,2 millones de hectáreas que se están erosionando por la falta de superficie vegetal y que en su mayoría esta en manos de medianos y pequeños agricultores. Por esto, urge modificar la legislación para generar los incentivos necesarios para que estos propietarios planten bosques en sus terrenos.
De esta manera, estamos haciéndonos cargo de uno de los principales desafíos ambientales de nuestro país y estamos dando un ejemplo mundial al favorecer la creación de cubiertas vegetales que cumplan funciones ambientales, tales como la recuperación de biodiversidad y la fijación de carbono.
Fuente: Diario Financiero
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