El Mercosur nos achata: para qué discutirlo más. Lo que efectivamente ha significado para el comercio y el desarrollo económico nacional lo certifica. Ha sido un mecanismo ideado por los socios grandes con dos claros propósitos: asegurar la dependencia comercial de los pequeños y evitar filtraciones. Que, por ejemplo, se filtre un TLC con China en la región.
Pero por si alguna duda existía, basta con lo dicho por Alberto Fernández, el testaferro en caída, quién convocó a «trabajar juntos», incluso a que le ayudáramos con la financiación de un gasoducto (nadie les da crédito).
Habló de protegernos. ¿Alberto Fernández?; al decir de los argentinos no es capaz de proteger ni a su perro. Con su tonito de «che pibe», nos llamó a la reflexión. Ha hundido a su país y sigue en ello; ¿con qué credenciales puede a recomendar soluciones para todos desde el Mercosur? Ya con eso alcanzaría para salirse. Es el hazmerreír en su país y le piden la renuncia a gritos; y ahora, ya piden elecciones anticipadas porque si asume la multimillonaria Cristina Kirchner sería la catástrofe perfecta.
Lo apoyó Paraguay. Los brasileños ni fu ni fa; pero, ¡ojo!, no son confiables.
Lo otro que sorprende un poco es la reacción ante el TLC y la política del gobierno del «neo kirchnerismo autóctono» post Tabaré, llamémosle así. El PIT-CNT, como era de prever, de entrada se mostró crítico. No es difícil que apoyen la línea de Fernández -un guía y política clase A-, aunque sin descuidarse. Puede que no caiga bien en la gente. Dicen que en el caso Recarey hubo quienes manejaron la idea de apoyar al juez, pero el sentido común o demagógico aconsejo esta vez apoyar la política del gobierno. Es que en esta materia, precisamente, han metido la pata muy hondo: dijeron que la peste no amenazaba al país y luego pidieron cuarentena obligatoria y consideraron paros y caceroleos.
La Intendenta Carolina Cosse habló de un adiós a la industria local. Un poco alarmista ¿no? En realidad dijo «si nos abrimos de un día para otro a China, adiós a la industria del Uruguay». Y sí, si estuviéramos muertos no estaríamos vivos. Para eso se negocia y se negocia mucho. Cosse supongo quiso primeriar a Orsi, en lo de marcar una imagen de estadista y presidenciable y trascender las fronteras municipales. Se dice entre allegados a sus asesores que algunos de estos piensan que una buena gestión municipal le acarrearía más votos.
El Frente va a tirar piedras: es su estrategia y además es neokirchnerista. Por otra parte para cambiar hay tiempo, descaro y falta de memoria de sus votantes. Tabaré Vázquez, en el 2004 dijo que no había sido consultados sobre las pasteras (léase UPM).
En su campaña habló en contra de aquellas, el FA no voto la ley que viabilizaba las inversiones finlandesas, pero luego ya en el gobierno realizaron acuerdos con UPM, secretos y que para algunos estudiosos fue una «rendición incondicional». Eso sí, al principio Tabaré prometió a Néstor Kirchner que no habría pasteras. Luego se desdijo, (lo dijo en Bolivia y se desdijo en Venezuela, si mal no recuerdo) La «guerra» se alimentó de la ira de Kirchner por la actitud de Vázquez. Este le pidió hasta ayuda a Busch (sin que se supiera).
Los uruguayos todos apoyaron a su presidente. Sin preguntar mucho. Deberían recordarlo, hacer autocrítica y tomarlo de ejemplo. ¿O van a hacer con el TLC y la reforma de la previsión lo mismo que con las pasteras?
- UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias
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