Según informa el portal TACUAREMBÓ 2030, la mayoría de los participantes en una reciente consulta entre periodistas profesionales, el 89%, se manifestó de acuerdo con la adopción de un código de ética o un marco de referencia para el ejercicio de la profesión en el país. También resultan ampliamente mayoritarias las opiniones favorables a la creación de un consultorio de ética en el ámbito de la APU (88%) y de un consejo de ética dentro del sindicato (79%).
Por otro lado, el 77%, cree que las condiciones laborales, el nivel salarial y el multiempleo inciden en la calidad periodística y los estándares éticos de la profesión, lo que me resulta asombroso, dado que, las tres primeras son las causas fundamentales de las dos patologías señaladas a continuación, y suponía que debería generar el 99 % de las opiniones.
La encuesta indica, preocupantemente, que 23% de los periodistas consultados no creen que esas condicionantes rebajen la calidad, y pongan en cuestión los principios básicos de la prensa. El 90% cree que un código, debería exigir el rigor en el tratamiento de la información, la imparcialidad y el apego a la verdad, como si esos no fueran los parámetros en los que nos manejamos. Siempre pensé que tales elementos son los que califican al profesional, así, que su inclusión en una encuesta por sí sola es ofensiva, ya que no entiendo cómo se podría desempeñar en un medio periodístico, alguien que no tiene claro el rigor informativo, la imparcialidad y el apego a la verdad. ¿Ellos definen una encuesta?
Y me preocupa el otro 10%. ¿Necesitamos un código, o una revisión y depuración general?
Además, el 96% se mostró favorable a incluir disposiciones para prevenir el plagio, el 82% para prevenir conflictos de interés y el 70% estimó que es incompatible trabajar en organismos públicos y al mismo tiempo realizar la cobertura de esa área para un medio de comunicación. De redactarse tal código, debería recomendarse a los gobiernos, así como a los periodistas, que es muy malo copiar; y peor, que para condicionar la información que emiten los medios privados, se contrate con beneficiosas condiciones laborales y salariales, desde el estado, a colegas que trabajan en los dos ámbitos simultáneamente. ¿Se requiere un código para explicarnos qué cosa es la incompatibilidad o el condicionamiento, y qué es antiético?
Respecto al contenido de la información, el 76% se mostró contrario a la invasión ilegítima de la privacidad, y lo comparto, así como a la exposición pública de personas en situación de vulnerabilidad. Yo sería severo contra la intromisión, ilegítima, de una regulación de cualquier tipo, en los contenidos de la información, pero no se pregunta en ésta encuesta. En general la prensa de nuestro país se distinguió tradicionalmente por evitar de manera voluntaria y sin exigencia previa, sólo por principismo republicano y humanista, invadir, o exponer, discapacidades, vulnerabilidades, demencia, y otras desgracias. Ilustres editorialistas y colegas destacados, influyeron positivamente en ese sentido, acostumbrándonos a evitar la exageración innecesaria de hechos luctuosos o morbosos.
Probablemente esa influencia se manifiesta en el 84% que se mostró favorable a la aprobación de mecanismos de autorregulación sobre la exhibición de violencia extrema o truculenta e imágenes morbosas. Parece contradictorio, codificar la autorregulación, en éste tema, ya que es una opción individual. Pero en realidad correspondería promoverla en beneficio de la convivencia, incluyendo a referentes institucionales y políticos. Asimismo, en el porcentaje a favor de establecer indicaciones sobre el manejo de información relativa al respeto de los derechos de “niños, niñas y adolescentes” alcanzó el 93%, aunque la redacción de esa fórmula es incompatible con nuestro idioma, y parte de una concepción demagógica e incoherente, que si no lo fuera, hablaría de adolescentes y adolescentas, o adolescentos, indicando la necesidad, posiblemente, de codificar nuestras obligaciones formativas, educativas, y afirmativas…
Finalmente, el 81% se manifestó de acuerdo con establecer una autorregulación respecto al manejo de información que pueda implicar la discriminación por género, sexo, raza, religión o cualquier otro tipo de motivación, lo que es absolutamente necesario, aunque supongo que los encuestados, auto iniciarán el procedimiento, sin que se determine por reglamento.
JUAN JOSÉ SERRÉS MONTEBELLO
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Publicado por TACUAREMBO 2030 el 16 de noviembre de 2012
9 DE CADA10 PERIODISTAS URUGUAYOS ESTÁ DE ACUERDO CON ELABORAR UN CÓDIGO DE ÉTICA
El 89% de los periodistas que respondieron la encuesta está de acuerdo con la elaboración de un código de ética o marco de referencia para la profesión en Uruguay, según el resultado de una consulta abierta realizada por la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU), el Centro de Archivos y Acceso a la Información Pública (CAINFO) y el Grupo Medios y Sociedad (GMS).
El sondeo se realizó entre el 2 y el 31 de octubre de este año y participaron 257 periodistas de todo el país, 64% de los cuales son de Montevideo. El 59% de los participantes son hombres y el 41% mujeres.
La consulta estuvo precedida de una serie de cuatro talleres en Montevideo, Mercedes y Melo, durante los cuales los periodistas discutieron sobre los principales dilemas éticos del ejercicio profesional con la participación de expertos de Uruguay, Argentina, Brasil y Chile. Esta serie de talleres forma parte del proyecto que llevan adelante estas tres organizaciones con el respaldo de Unesco. Este proyecto esta enmarcado en el Programa Internacional para el Desarrollo de las Comunicaciones (PDIC) de la UNESCO. En él se abordara la calidad y el enfoque ético de las coberturas periodísticas en Uruguay, y la necesidad de adoptar algún mecanismo de autorregulación del ejercicio profesional, así como qué contenidos debería incluir.
Tanto el resultado de la consulta como las discusiones realizadas en los talleres servirán como insumos fundamentales para la elaboración del texto de referencia, que será presentado públicamente junto al detalle de la encuesta en el próximo mes de diciembre.
Algunos datos – La abrumadora mayoría de los participantes en la consulta, el 89%, se manifestó de acuerdo con la adopción de un código de ética o un marco de referencia para el ejercicio de la profesión en el país. También resultan ampliamente mayoritarias las opiniones favorables a la creación de un consultorio de ética en el ámbito de la APU (88%) y de un consejo de ética dentro del sindicato (79%).
Por otro lado, una mayoría que alcanza el 77% cree que las condiciones laborales, el nivel salarial y el multiempleo inciden en la calidad periodística y los estándares éticos de la profesión.
En cuanto a los temas que deberían ser incluidos en el articulado del texto, el 90% mencionó cuestiones profesionales como el rigor en el tratamiento de la información, la imparcialidad y el apego a la verdad. Además, el 96% se mostró favorable a incluir disposiciones para prevenir el plagio, el 82% para prevenir conflictos de interés y el 70% estimó que es incompatible trabajar en organismos públicos y al mismo tiempo realizar la cobertura de esa área para un medio de comunicación.
Respecto al contenido de la información, el 76% se mostró contrario a la invasión ilegítima de la privacidad así como a la exposición pública de personas en situación de vulnerabilidad. Asimismo, una mayoría que alcanzó el 84% se mostró favorable a la aprobación de mecanismos de autorregulación sobre la exhibición de violencia extrema o truculenta e imágenes morbosas y el porcentaje a favor de establecer indicaciones sobre el manejo de información relativa al respeto de los derechos de niños, niñas y adolescentes alcanzó el 93%.
Además, el 81% se manifestó de acuerdo con establecer una autorregulación respecto al manejo de información que pueda implicar la discriminación por género, sexo, raza, religión o cualquier otro tipo de motivación.
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