Es innegable que su voz tiene varias páginas a su nombre en la historia arrabalera, pero debería tener alguna otra en la del rock vernáculo.
Olga Delgrossi cumplió noventa años en este mundo y más de medio siglo arriba de los escenarios poniéndole voz al dos por cuatro, por lo que el 2022 fue testigo de varios reconocimientos y celebraciones a nombre de “la dama del tango”. Pero aún falta un homenaje más, porque desde este espacio, en LatidoBEAT, buscamos galardonarla como una mujer pionera en el rock uruguayo.
Tacuarembó la vio nacer y conquistar sus primeros aplausos. Siendo una niña arrasó con cuanto concurso de tango se organizó por sus pagos y, con tan solo doce años, ya integraba la orquesta del maestro Malunga Sáenz. Como el techo estaba más abajo en Tacuarembó que en Montevideo, sus padres decidieron vender la casa y mudarse a la capital para que la pequeña Olga siguiera creciendo artísticamente.
Una nueva ciudad, un nuevo comienzo. A pesar de que a cada audición le seguía un “nosotros te llamamos”, con el tiempo se empezó a ganar su lugar; primero vinieron las actuaciones en las más populares confiterías, hasta que llegó a formar parte de la grilla de artistas exclusivos de radio El Espectador. Olga Delgrossi ya era un nombre que resonaba más allá de alguna milonga perdida.
A mediados de los cincuenta le llegó la oportunidad que cambiaría su vida: el maestro Donato Racciatti la estaba buscando como reemplazo de Nina Miranda, quien junto a Racciatti tenía un largo trecho recorrido con varios discos a cuestas. Cabe destacar que estamos hablando de una de las orquestas más populares de Montevideo de aquellos años. Olga no reculó y conquistó las marquesinas de la ciudad.
El maestro de maestro
Bandoneonista, director de orquesta, compositor y pieza clave del tango en Uruguay. Donato Racciatti nació en la ciudad italiana de Chieti en 1918 y desembarcó en Uruguay siendo todavía un bebé. El joven Donato tendría que esperar diecisiete años para que sus manos se encontraran con un bandoneón. Amor a primera nota. En 1938 el instrumento se transformó en su herramienta de trabajo cuando ingresó como músico en la radio.
El tiempo trajo experiencia y confianza y, tras integrar algunas orquestas, en 1948 decide formar la suya, con la que recorre el país, Argentina, Brasil y hasta Japón. Es entre la década del cincuenta y la del sesenta que además de brillar en el escenario, lo hace en el estudio de grabación y bajo el novel sello Son d’or —más adelante cambiaría su nombre a Sondor— suma un gran número de placas a su discografía.
Otro elemento que cabe destacar es su vinculación al mundo del teatro. En aquel tiempo las comedias musicales eran bien recibidas por el público, por lo que Racciatti se asocia con el actor Juan Casanovas y el libretista Mario Rivero y fundan Compañia Casanovas-Racciatti-Rivero, con la cual producen algunos musicales de gran éxito: Muchachos que peinan canas, Lindo tiempo aquel de ayer y Barrio, luna y tamboril.
Además de las ya mencionadas Nina Miranda y Olga Delgrossi, fueron muchos los y las cantantes que pasaron por el micrófono en su orquesta y le pusieron voz a sus composiciones, que supo acompañar con pegadizas melodías. Todo de puño, letra y bandoneón. El 27 de mayo del año 2000, a la edad de ochenta y un años, falleció en Montevideo a causa de problemas cardiovasculares.
Durante los cincuenta, el tango vivía un gran momento, pero otro estilo musical empezó a dar batalla: el rock and roll. Fueron varios los estrenos en salas uruguayas que alimentaron el hambre de los “ritmos satánicos” de la juventud, como Semilla de maldad (Blackboard Jungle, Richard Brooks, 1955), Al compás del reloj (Rock Around the Clock, Fred F. Sears, 1956) o Prisionero del rock and roll (Jailhouse rock, Richard Thorpe, 1957).
Como era de esperar, este nuevo movimiento liderado por jóvenes y rebeldes sin causa despertó la indignación de los adultos, que buscaron exorcizar a los demonios con caderas bamboleantes mediante verborrágicas y sesudos editoriales en los principales medios escritos y oídos del país. A pesar de los esfuerzos, el rock and roll comenzó a formar parte de la vida sonora de los uruguayos.
Por aquellos días las orquestas musicalizaban los bailes y en sus repertorios había de todo: tangos, boleros, rumbas y otros ritmos. Cuando los oídos y los pies del público empezaron a pedir rock algunas sumaron temas, otras fueron más allá y compusieron los suyos propios. Es precisamente en febrero de 1957 que la orquesta de Walter Silva graba “Harvard rock”, el primer rock and roll registrado en Sondor.
Sobre marzo del mismo año, el Desfile de Carnaval sacudió Montevideo y el popular compositor y letrista Carmelo Imperio montó el espectáculo Carroussel Musical, donde diferentes músicos interpretaban canciones de diversos estilos musicales. Es al maestro Racciatti que le toca hacerse cargo del rock and roll y por transitiva son Olga Delgrossi y Víctor Ruiz, otro cantante de la orquesta, quienes deben ponerle voz.
Es así como Donato Racciatti y Carmelo Imperio componen para la ocasión “Ni polka, ni rock”, donde un piano parido del rock and roll más primitivo se encuentra con la cadencia del acordeón en tiempo de polka y el ritmo milongón de los violines. Sobre este mejunje sonoro, Olga Delgrossi y Víctor Ruiz encarnan a Renata y Mr. Bron, una pareja que, según la letra, se enamoran bailando polka y rock and roll.
Entre el carnaval y la publicidad
Carmelo Imperio es un viejo conocido del carnaval y la publicidad del Uruguay. En cualquier biografía deberían aparecer las etiquetas de músico, letrista y creativo, pero son tantas las cosas que hizo que es imposible de encasillar. Empecemos desde el principio: nació en San José en 1910 y ocho años después se vino con su padre a Montevideo debido a la prosperidad económica que se vivía como consecuencia de la guerra.
Desde muy chico comenzó a vincularse con comparsas y murgas de su ciudad natal, pero es en la capital con casi diez años de edad que integra la murga “Lo que va de ayer a hoy”, con la que se presenta en el carnaval de 1920. Luego vendrían un sin fin de agrupaciones entre la que se destaca Los Marinos Cantores, un verdadero suceso tanto en los tablados como en la radio, ya que durante 10 años fueron artistas exclusivos de Radio Carve.
Su vinculación al carnaval lo dejó en estrecho contacto con lo popular, herramienta que le permitió con el tiempo triunfar en el ambiente publicitario. Fundó Imperio Publicidad donde trabajó con las marcas más representativas de aquel viejo Montevideo, como lo fueron London Paris, Casa Soler, Blitz o aceite Óptimo, entre muchísimas otras. Carmelo Imperio falleció en 1995 a la edad de ochenta y cinco años.
Carmelo Imperio recordó al final de su vida lo grande y exitoso del espectáculo. “Carroussel Musical lo hice 27 días seguidos en la Tribuna Olímpica del Estadio Centenario y concurrieron unas 500.000 personas. Lo hice con Coca-Cola en 1957 y tenía un arreglo para salir a los barrios. Entre cantantes y bailarines había 56 personas acompañadas por 14 músicos”, contaba (Alexis J. R. [1991]. Historias de Publicidad. Comunicación Publicitaria Montevideo).
La propuesta fue tan popular que ese mismo año Sondor lo lleva a disco, pero “Ni polka, ni rock” no forma parte de la selección de temas, aunque igualmente se termina editando aparte en un disco de 78rpm. Hoy el disco es una rareza, ya que a pesar de llevar el nombre de Donato Racciatti fue quedando para atrás en las bateas, así como también la incursión en el rock por parte de Olga y su reconocimiento como pionera. Hasta ahora.
Algunos podrán creer que el tema en cuestión no es más que una parodia de carnaval, y pueden estar en lo cierto, pero lo que no podemos perder de vista es que se trata de una pieza más del rompecabezas, una que nos permite visibilizar el papel preponderante de la mujer en el desarrollo del rock nacional. Así como Olga, tenemos a Nelly Croatto de Los TNT, Nilda Ciparelli de Los Picolinos e Ivonne Amorín de Los 4 Brillantes, por nombrar algunas.
Olga Delgrossi fue parte de la orquesta de Donato Racciatti por casi diez años, con la que acaparó la radio, la televisión, los estudios de grabación y los escenarios de todo el país. Sobre la segunda mitad de los sesenta se lanzó como solista, llegando a hacer retumbar su voz en teatros de EEUU, Francia, Austria, Australia, Canadá e Inglaterra. Olga es una verdadera dama del tango y, a partir de hoy, también del rock and roll.
Por Gonzalo Montes (lalo_montes86)
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*Desde hace mucho tiempo, Gonzalo “Lalo” Montes llena estantes de su casa con discos y todo lo relacionado a la música uruguaya. Esto lo llevó a realizar un documental «Only Noise: Las 65:45 horas de gloria de Les Renards», participar como colaborador en diferentes medios locales y llevar adelante Cólera para ti, un sello discográfico que intenta rescatar cintas perdidas de bandas uruguayas nunca antes editadas. Y ahora también comparte historias en LatidoBEAT.
- Fuente: Montevideo Portal
Imagen destacada: Olga Delgrossi y la orquesta típica de Donato Racciatti, año 1961.
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Del “Toto Latorre”
“Las primeras audiciones en radio, Olga Delgrossi las hizo conmigo y “El Curita”; nosotros éramos sus guitarreros. El hermano de ella, que era recitador – el “Rubio Zelmar Sosa”- habló con nosotros porque él le había conseguido para que cantara en Radio Zorrilla una vez por semana.
Ensayábamos en la casa de ella, en el Barrio Cuchilla de la Gloria, y el día de la audición íbamos a practicar antes de abrir la radio, en una prueba de suficiencia. El que estaba era don Miguel Aldabe, que escuchaba en una pieza mientras nosotros tocábamos frente al micrófono en otra. Recuerdo que don Miguel siempre nos decía que, ‘el público alentaba, mientras que el micrófono achicaba a los artistas’. Muchos decían que él era muy exigente, pero para mí fue un gran consejero.
– ¿Qué edad tendría en ese tiempo Olga Delgrossi?
Trece o catorce años, más o menos. Me acuerdo que cuando veníamos a la radio de mañana, ella estaba recién levantada e iba con un hermanito más chico y con un vestidito medio ajadito. Era chiquitita, de repente tendría más edad, pero como era flaquita representaba catorce años, pero ya cantaba en las calesitas y eso…
– O sea que las primeras presentaciones radiales de ellas fueron con ustedes…
Claro, pero después siguió cantando con Silva y Escobar o Silva y Brum, guitarristas de la radio”.
(Testimonio de Dinarte “Toto” Latorre en el reportaje de Gustavo Bornia publicado en la sección “La Gente” el 8 de noviembre de 1991 en Semanario “Batoví”).
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