(ESPN). Debido a las dificultades económicas, sus hermanos fueron criados por sus abuelos. Con mil dificultades, su mamá lo crió a él y a su hermana Antonella. Limpiaba casas de familia para poder llevar el pan a la casa. Anderson fue testigo del sacrificio de su madre, por eso un día, a pesar de su inocencia de niño, le dijo totalmente convencido: “Mami, yo voy a jugar al fútbol para que cuando vos seas viejita no tengas que trabajar”.
Cumplir con su palabra significó enormes esfuerzos como venirse solo a Montevideo con apenas 12 años. Su madre hizo de tripas corazón y lo dejó bajar a la capital en procura de su sueño.
La historia del goleador de la, Selección Sub 20 de Uruguay, Anderson Duarte, es sumamente particular.
Un canto al sacrificio
Su mamá Karen Da Silva reveló a Radio Oriental, desde su Tacuarembó natal que: “Nosotros somos de familia humilde, soy mamá de seis hijos y a los tres hijos mayores los criaron los abuelos paternos porque yo era muy adolescente cuando fui madre. Pero a Anderson y a Antonella los crié yo con mil sacrificios y la ayuda de mi mamá. Yo sabía que Anderson tenía algo especial desde el vientre porque fue el embarazado donde sufrí más patadas. En el momento del parto perdí a su hermano y pasé mucho trabajo para sacarlo adelante porque tuvo muchas patologías a causa de que falleció su hermano y mi embarazo fue complicado”, explicó.
Cuando tenía 12 años, Anderson Duarte le dijo a su mamá que quería ser futbolista para ayudarla. Al poco tiempo, dejó el barrio Montevideo de Tacuarembó y se vino a la capital con siete chicos de otros departamentos a probar suerte. Fue el único que quedó en la escuelita de Defensor Sporting en la que aún estaba al mando el profesor César Santos.
Lo alojaron en un apartamento y su mamá le tenía que enviar todos los viernes una cajita con sus pertenencias y algo de dinero.
“Muchas veces me llamaba de madrugada y me decía mamá me quiero ir, extraño, y yo no tenía para viajar a Montevideo a darle un abrazo y contenerlo. Una vez una familia donde yo trabajaba me dio el dinero y me fui a Montevideo. Llegué y estaba con Juan, una familia con la que vive, y me dijo que no se quería ir, pero que extrañaba. Anderson maduró solo. Estoy muy agradecida con Juan Gragnulatti y su señora Victoria que siempre estuvieron ahí con él, que son unos segundos padres ocupando el lugar que yo no podía ocupar”, reveló su mamá Karen en Oriental.
El presente de su hijo la llena de orgullo. Anderson Duarte se transformó en figura de Uruguay en el Mundial Sub 20. En los peores momentos, cuando el equipo uruguayo se quedó sin armas ofensivas, Anderson sacó la cara por Uruguay y metió al equipo en la final del Mundial para orgullo de su madre: “Siento una gran emoción, me siento feliz porque siento que hice lo que haría cualquier madre al apoyar el sueño de mi hijo”.
- Extraído de https://www.espn.com.uy/
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