El Ejército siempre fue escenario de disputas políticas de los gobiernos de turno. – El presidente José Mujica manifestó que puso militares afines al gobierno en las Fuerzas Armadas (FFAA) porque es “la única garantía que tenés frente a un golpe de Estado”, según informa la diaria este martes. Consultado por si esa disposición había sido planeada, el mandatario respondió: “Ah, no, jabón. Seguro. Hay que hacer política en todos lados. Ese cuento de que las FFAA tienen que ser independientes…. En ningún lado son independientes, o están para un lado o están para el otro”. “La única garantía que tenés frente a un golpe de Estado algún día es que haya oficiales que estén para el otro lado, y soldado”, señaló.
Este tipo de declaraciones acerca del uso de las Fuerzas Armadas, viniendo además de un hombre que integró una guerrilla, pueden caer grueso y despertar advertencias de riesgo institucional por el uso de los militares por parte del gobierno de turno. Puede ser como no, pero me parece que vale la pena hacer un poquito de historia, muy superficial y contemporánea acerca de cómo han manejado las Fuerzas Armadas los partidos que antecedieron a la izquierda en el gobierno.
En la década del 90 el entonces presidente Julio Sanguinetti denunció a la logia Los Teniente de Artigas de haber colocado una bomba en su estudio particular. A pesar de las advertencias, el presidente nacionalista Luis Alberto Lacalle puso a tenientes de Artigas en todos los cargos claves y no solo eso, estos colocaron micrófonos en oficinas de generales que eran afines al sanguinettismo. Temían que los militares colorados estuvieran armando un sistema de inteligencia paralelo
¿Partidización de las FFAA? Los Tenientes persiguieron de diferente forma y sancionaron a los generales Raúl Mermot, Fernán Amado y Juan Curutchet, todos afines al Partido Colorado.
En las Fuerzas Armadas el escalafón máximo por mérito es el de coronel en el Ejército y la Aviación y el de Capitán de Navío en la Armada. Los generales los eligen los políticos, o en acuerdo con políticos de otros partidos o por motu propio. Normalmente, para no generar enojo, se elige para general entre los coroneles o capitanes de navío más antiguos en su cargo. Lacalle eligió en su momento a uno de los capitanes de navío más jóvenes y lo nombró Contralmirante (general) y sin respirar lo puso como comandante en jefe de la fuerza de mar. ¿Dedómetro en función de qué? Simpatías personales y políticas.
Luego, cuando Lacalle perdió y a los Tenientes de Artigas se les vino la noche Sanguinetti les envió una señal fuerte y sucesivamente nombró jefes del Ejército a Amado, Mermot y Curutchet, los viejos adversarios de los Tenientes. O sea, ¿temor por la partidización de las Fuerzas Arrmadas?, gracias, recién tiré.
De elobservador.com.uy
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