Para que el debate público sobre la educación resulte fecundo, por lo menos tres condiciones son necesarias: 1 – Construir clima de diálogo. 2 – Ofrecer información objetiva. 3 – Presentar experiencias y propuestas. A ello intentamos contribuir, sin buscar chivos expiatorios, asumiendo autocráticamente las carencias de la Universidad y dando cuenta de lo que hace, de la manera más objetiva posible. Respecto al nivel educativo de los uruguayos, importantes elementos de juicio los brinda un reciente estudio de nuestro Instituto de Economía. El mismo afirma que el “perfil educativo de la Población Económicamente Activa mejoró sustancialmente a lo largo del período” 1981-1969, “tanto para hombres como para mujeres, pero en particular para las últimas.
Para el conjunto de los activos, al principio del período las personas con hasta 6 años de educación representaban 49,5% y con educación terciaria 4,8%; en 2009, estos porcentajes son 24,3% y 12% respectivamente. En el caso de las mujeres, esos guarismos pasaron de 45,3% y 4,5% en 1981 a 20,8% y 14% en 2009”. En relación a los años mencionados, cabe notar que los egresos de carreras de grado en la UDELAR fueron 2.531 en 1981 y 4.920 en 2009. En los últimos tiempos, la proporción de mujeres en los egresos se acerca a los dos tercios del total.
Las “Estadísticas Básicas” son una publicación anual de la UDELAR que, entre muchos otros datos, informa acerca de ingresos y egresos desde 1960. Esa serie larga es útil para captar tendencias de largo plazo. Recién a partir de 1973 los egresos no bajaron de mil en ningún año, a partir de 1980 de dos mil y de 1996 de tres mil. En 1960 ingresaron a la Universidad 3.676 estudiantes; medio siglo después la cifra se multiplicó aproximadamente por cinco. En 1960 egresaron de la Universidad 510 nuevos graduados; medio siglo después la cifra se multiplicó por bastante más de nueve. Miremos más de cerca los números de los últimos tiempos, considerando promedios por quinquenio, para tener un panorama más claro. En el primer quinquenio de los ’90 se graduaban en promedio en la UDELAR unas 3.000 personas por año; la cifra ascendió aproximadamente a 3.300 en el segundo quinquenio de esa década, a 4.000 en el primer quinquenio de este siglo y a 4.700 en el segundo. Desde 2004 a 2009 la evolución de los egresos fue sistemáticamente ascendente. Hoy estamos cerca de los cinco mil graduados por año, a los que cabe sumar unos 1.300 títulos intermedios y unos 700 de postgrado. Pero ese ascenso ha sido lento y podría revertirse.
Al menos tres factores obligan a multiplicar esfuerzos: 1 – El crecimiento del ingreso ha ido acompañado de una notoria heterogeneidad de la formación previa; 2 – Se mantienen altas tasas de desvinculación, particularmente al comienzo de los estudios universitarios: 3 – La oferta de empleo al alza permite que muchos estudiantes con dos o tres años de estudios encuentren ocupaciones atractivas pero que les dificultan grandemente completar los estudios. Esta temática volverá a ser considerada en su conjunto por el Consejo Directivo Central el próximo martes 30. Diversos Servicios han preparado informes para esa instancia. Por ejemplo, la Facultad de Ingeniería da cuenta sintética de trece medidas adoptadas al respecto desde 1995. La Comisión Sectorial de Enseñanza presenta un informe que empieza diciendo: “La Universidad ha promovido en estos años una variedad de políticas de enseñanza a nivel central y de los servicios que apuntan a la ampliación del acceso, a la vez que al estímulo de las oportunidades de permanencia y continuidad de los estudios.” A continuación, el informe ejemplifica lo realizado en esa dirección. No poco se ha hecho, pero mucho más hay que hacer. Adecuadamente, dicho informe se titula “Medidas para reforzar el ingreso a la Universidad” y hace propuestas al respecto.
Hay que reforzar asimismo la colaboración entre la enseñanza media y la enseñanza universitaria.
(*) Rector de la Universidad de la República del Uruguay (UDELAR)
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