EDIL CASCO RECLAMA POR UN PRODUCTOR RURAL

Señor Presidente, señoras y señores Ediles: hace algunas semanas, por coincidencias laborales, tomé conocimiento de un hecho que mucho me preocupó y del que quiero hoy referirme. Ha sido frecuentemente considerado en este ámbito la principal característica de nuestro país y de nuestro departamento en particular: la de ser especialmente agropecuario. Yo mismo me he referido a la importante tarea desempeñada por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca procurando afianzar y potenciar la relación de cada productor con su predio ya sea procurando tecnificar su producción, con herramientas de asesoramiento, asistencia o de créditos, con planes de uso y tenencia de suelos, fomento de mejoramiento de pasturas (praderas, etc) y llegando a ayudarlo en circunstancias de calamidades climáticas.

En el mismo sentido se destaca la búsqueda incesante de mejorar el nivel de vida de los habitantes del campo ampliando considerablemente el acceso a la energía eléctrica en sus diversas formas. Aunque las políticas seguidas tienen enfoque general, es intención manifiesta privilegiar a los asalariados rurales, hombres y mujeres y pequeños productores, entendiendo que conforman el pilar fundamental de la población rural.

Pues bien: me entero entonces del drama que vive la familia de un pequeño productor rural en el Paraje Los Cuadrados, en la 9ª Sección Judicial de nuestro departamento: la de don Héctor Gurbindo.

Don Héctor, paisano llano de manos callosas, de lenguaje agradable y vehemente, vive y trabaja desde siempre en una propiedad familiar que fue más extensa y que hoy no llega a las doscientas hectáreas. Dicha propiedad es interior por lo que para llegar al camino debe hacer uso de sendas de paso en propiedades vecinas. Todo ello pudo realizarse sin más inconvenientes que los naturales que, mediante el esfuerzo personal y familiar, supieron superar. Se casó, tuvieron una hija a la que hicieron estudiar, llevándola todos los días a la escuela, luego al Liceo de Curtina distante más de veinte kilómetros y que hoy estudia enfermería en Montevideo.

Pero hace algún tiempo el predio de la senda de paso fue vendido al señor Gerardo Scordamaglia quien desconociendo la razón y la historia de anteriores propietarios cierra la senda de paso hábil y diagrama una nueva que discurre casi totalmente por la parte más baja del predio, entre bañados, atravesando una cañada que cubrió con un símil de puente atravesando unos troncos mal maniatados. Resultado; ningún vehículo puede llegar a la propiedad de don Héctor, aún en épocas de verano como cuando yo lo visité.

Ello fue sometido a instancias judiciales que, lamentablemente concluyeron, por detalles técnicos, castigando a Héctor Gurbindo, sin llegar a considerar el fondo de la cuestión. Es decir que la justicia no llegó a opinar sobre el tema que se le planteó que era el de restituir la anterior senda de paso (u otra que pudiera considerarse tal). Para colmo de males el clima se ensañó con ellos y las últimas lluvias barrieron con el ensayo de puente colocado sobre la cañada.

Resumen: pequeño propietario residente aislado, sin poder sacar su producción, sin poder utilizar su medio de locomoción (vieja camionetita que podía llevar, bolsa a bolsa la lana hasta el camino para cargarla a un camión), desesperado y sin saber a quien recurrir. Sus razones las hemos recibido también de sus vecinos que firman la carta que adjunto. Este planteo pretende ser un llamado de atención para que todos los que podamos busquemos una salida para la situación de esta familia de trabajadores rurales, que en el día a día, hacen realidad este País Agropecuario.

Solicito que mis palabras pasen a los medios de prensa locales, a la Intendencia Departamental en especial a la Dirección de Obras, al Jefe de Policía de Tacuarembó y a la Jueza Letrada Dra. Eugenia Ferrer Sugo. Muchas gracias.

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