Nadia nació en Tacuarembó hace 36 años, fue a la Escuela Nº2 Victoria Frigerio, al Liceo 3 y al Liceo 1. Luego se fue a Montevideo a estudiar Comunicación Audiovisual en la ORT. Quiso continuar sus estudios del séptimo arte y se fue a Los Ángeles, Estados Unidos a profundizar sus conocimientos de cine. Nadia María de Mattos Baisón, conoció en el College estadounidense a Tomotaka Sato, un japonés, y se ennoviaron. Se casaron y nació Hitoki Javier Sato de Mattos (“en Japón se usa solo el nombre del padre”).
¿Cómo llegaste a Japón?
–Conocí al que ahora es mi esposo en el College y nos ennoviamos, me vine dos años para acá y luego me fui a Japón y me casé. En Japón hace 6 años que estoy.
¿En qué ciudad japonesa resides?
En Yokohama. Está a unos 40 kilómetros de Tokio, es la segunda ciudad más populosa, es un puerto importante desde que se abrió nuevamente a occidente. Es muy cosmopolita. Tiene unos 3 millones y medio de habitantes.
¿Compararías Yokohama con Tacuarembó?
Pah! Es muy difícil. Por lo menos donde nosotros vivimos no es el centro de la ciudad, es una zona residencial, hay mucha gente que planta, con quintas muy grandes, y ese contacto con el campo, algo de verde, lo puedo relacionar con acá. Y la gente es muy cálida, es como el vecino de acá, todo el mundo se conoce, son muy amigables. Me siento bien allá.
Hablamos de sociedades con costumbres distintas.
Estar viviendo allá es parecido a estar viviendo acá. La familia allá es cálida, voy a visitar a mis suegros como visitaría acá a mi padre. Es la misma relación. No encontré tanto ese choque cultural. Si lo encontré un poco diferente cuando conocí a los abuelos de mi esposo, que fue algo más formal. Con mis suegros surgió una relación de familia ya de entrada.
¿Cómo se observa al Uruguay desde allá?
En general no hay idea del Uruguay. Con mi esposo cuando nos conocimos, en un grupo de amigos, al presentarnos yo dije que era de Uruguay, y mi esposo lo ubicó por el fútbol, porque le gustaba Recoba y otros jugadores. Yo allá al decir Uruguay, todos quedan como sorprendidos. Algunos te lo confunden con Paraguay, porque hay nikey, descendientes japoneses, que vinieron en esa oleada que vino a Brasil, a Perú y a Paraguay. Generalmente piensan que de México para abajo, todo el mundo es igual. Cuando dije que era de Uruguay algunos pensaron que era de Ucrania, porque me veían de tez blanca y me decían “¡Ucrania!”. También piensan que en Uruguay siempre es verano. En general no tienen idea de nuestro país.
Tras seis años en Japón, ¿cómo encuentras la sociedad uruguaya?
Lo primero que te choca en Montevideo es lo sucio que es. El tránsito desordenado te choca. Allá tránsito es ordenado, allá todo es ordenado. Encuentro que acá es muy “hacé la tuya”, por ejemplo “tiro este papelito que me molesta y que lo levante otro” y el japonés piensa “este papelito me molesta, lo voy a guardar, porque si lo tiro va a molestar al otro que viene” o sea que piensa más en la comunidad, por lo menos donde yo vivo. En mi edificio hay muchas personas mayores, y allá el jubilarse no quiere decir “no hago más nada” y acá muchos se jubilan y se sientan en la plegable y no hacen más nada.
Allá te jubilás pero seguís haciendo cosas, trabajando en otra cosa o seguís de voluntario. Las personas que residen en mi complejo forman grupos para limpiar, cortar el pasto, podar los árboles. Las doñas tienen un tiempo libre y salen a sacar los pastitos de las veredas, todos pensando en la cosa de todos. Cuando el tsunami, se vio mucho eso, para comer todos hacían las colas y nadie prepoteaba. Todo el mundo se ayuda y hay “ese” respeto.
Con ese panoramas que describes. ¿Qué te motivaría regresar a Uruguay?
Los afectos. Que es lo que te motiva a vivir en cualquier lado. Obvio que necesitaría un trabajo. También en Japón recibo contención familiar.
¿Cómo observas la educación en nuestro país?
Yo doy clase de inglés particular a unas niñas, y percibo que todavía existe allá un respeto hacia el maestro, y acá por lo que me cuentan mis amigos no hay respeto. Percibo que acá se ha perdido la educación familiar, que la familia haga su parte con el niño. Lo que si veo allá es una gran competencia por ingresar a la mejor escuela, y a veces se pasan de rosca. Desde chiquito lo meten a clase particulares porque tales notas te brinda oportunidades de entrar a tal escuela. Y hay veces que también veo a niños que estudian regresando a casa a las 9 de la noche en el tren solos. No va a pasar nada porque es recontra seguro, pero son niños.
Sabemos que cada vez que regresas a Tacuarembó te vas a Ansina.
Me encanta Ansina, porque me encanta el río, pero ya no es la misma Ansina de cuando yo iba cuando era chica. Está muy poblada. Y ya encuentro pocos amigos, porque muchos se fueron. Voy a la casa de mi padre que me encanta y al río también. Y si puedo voy a acampar al monte, también visito a los vecinos.
Una persona como tu que estudiaste cine, ¿cómo ves el nuevo cine uruguayo?
Allá no he podido ver nada. Quiero ver una película que hizo una exprofesora mía de edición, Daniela Esperanza, “Rambleras”. Una de las últimas que vi fue “El Baño del Papa”.
Yokohama es la capital de la prefectura de Kanagawa en Japón, y el mayor puerto del país. En 2003, la ciudad tenía una población de 3.519.103 habitantes, con una densidad de 8.050 hab./km². Es la segunda mayor ciudad de Japón tras Tokio. Su superficie es de 437 km². Fundada el 1 de abril de 1889, en una península en el lado occidental de la bahía de Tokio. Hoy forma parte de su área metropolitana, al estar situada a tan sólo 30 kilómetros del centro de la capital. Es un área residencial, donde buena parte de la población se traslada a diario a trabajar a Tokio.
Japón es un archipiélago estrato volcánico compuesto por 374.744 km² de islas y 3.091 km² de agua y conformado por más de seis mil islas que se extienden a lo largo de la costa asiática este del Océano Pacífico y en los archipiélagos de Ryukyu, Izu y Ogasawara. Según el censo de 2005 tiene 127,55 millones de habitantes
Foto 1: Cecilia Panizza
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