CERTIFICAN CALIDAD EN EQUIPOS DE SALUD RURAL

En un acto encabezado por la ministra Susana Muñiz, se entregaron este jueves los premios «Vladimir Roslik» a las buenas prácticas en servicios de salud pública rural, galardón que forma parte de las estrategias para el fortalecimiento de esta actividad específica basadas en una cultura de calidad. El objetivo central es involucrar a los distintos actores que forman parte de la gestión y así mejorar las acciones que realizan. Esta política llevada adelante por el Ministerio de Salud Pública (MSP) procura identificar buenas prácticas, que puedan replicarse y redunden en una mejora de la atención.

En la ceremonia de entrega de los premios participaron también la responsable del programa de Salud Rural del MSP, Pilar González, la presidenta de Antel, Carolina Cosse, y la viuda de Roslik y responsable de la fundación que lleva su nombre, Mary Zavalkin. 
Este galardón integra una de las estrategias para el fortalecimiento de los servicios con la cultura de la calidad, como forma de involucrar a directivos, trabajadores de salud, usuarios organizados y comunidad. La meta es mejorar en el día a día las acciones que se realizan, a través de un proceso de planificación participativa, trabajo colectivo, reflexivo, de investigación-acción, comprometido con la calidad como parte de todo el quehacer sanitario, desde la microgestión hasta la macrogestión, explicaron las autoridades. 

Es un reconocimiento a los equipos de salud rural en la figura de quien fuera un médico de esa área comprometido con la comunidad de San Javier, en el departamento de Río Negro. Roslik fue un médico descendiente de una de las familias rusas que fundaron y desarrollaron San Javier, quien tras ser detenido por fuerzas de la dictadura (1973-1985) fue muerto en la tortura el 16 de abril de 1984 en el Batallón N° 9 de Fray Bentos. A 30 años de su asesinato, el Gobierno de José Mujica decidió ponerle su nombre a esta premiación que distingue a las mejores prácticas sanitarias en la campaña.

Entre los objetivos de esta distinción se encuentran contribuir y fortalecer el compromiso con la calidad de atención y la mejora continua en los servicios de salud rural, identificar buenas prácticas que puedan servir como experiencias a replicar, constituir una red de atención en la campaña comprometida con la calidad, y fortalecer la memoria y los derechos humanos como parte de la salud mental colectiva.

Para la concreción de esta estrategia, se realizó un llamado abierto de alcance nacional dirigido a todos los prestadores que trabajan en el área, tanto del sector público como el privado, para lo cual se presentaron 44 propuestas procedentes de casi todos los departamentos. Se otorgaron siete reconocimientos que obtuvieron el premio “mención oro” y 24 de buenas prácticas en salud rural. Esta convocatoria se hará anula a partir de ahora. 
Los responsables de las iniciativas premiadas recibieron un diploma, así como una computadora y un celular para uso exclusivo de la tarea vinculada a la salud, equipos que fueron donados por Antel. 

Equidad y calidad – La ministra Muñiz insistió en la importancia de llegar a todos los rincones del país con la atención sanitaria, con todos los derechos. Esto implica no solo acceder a los servicios de salud, sino además hacerlo con equidad y calidad. “Esa dimensión de la calidad más humana y ética, merecía el reconocimiento del Gobierno y de todos los habitantes”, pensando en que se convierta en un proceso de mejora continua”, sostuvo. “Este premio nos honra a todos. La fecha del asesinato de Roslik nos marca a quienes estamos en este ministerio”, puntualizó.
Muñiz recordó que cuando la dictadura asesinó a Roslik era estudiante de Medicina.

“Pensábamos que rápidamente se terminaba la dictadura y, sin embargo, ese último asesinato generó mucho dolor. No lo conocíamos, pero lloramos todos juntos en los pasillos de la facultad”, recordó.
Para la ahora ministra, el mejor homenaje que se le puede hacer a Roslik es trabajar con compromiso para que la atención sanitaria y los distintos servicios lleguen con calidad a todos los pobladores rurales del país. Por su parte Zavalkin, viuda de Roslik, repasó los difíciles tiempos vividos por ella y su familiar hace 30 años, en los que lucharon “contra viento y marea” hasta que la circunstancia de la muerte de su esposo se fue aclarando, aunque aún hoy es crimen sigue impune.

“La fundación fue una especie de escape y una forma para que Vladimir quedara en la memoria colectiva. Es una satisfacción en lo que se convirtió hoy. Pasamos de ser una organización no gubernamental perdida en un pueblito (San Javier) a tener personería jurídica. Ahora somos reconocidos a nivel nacional e internacional”, apuntó. 
“Recibimos ayudas de otros países”, relató Zavalkin, quien explicó que además de atender la policlínica de San Javier, donde consiguieron tener un médico radicado en el lugar, ahora tienen también una residencial para la tercera edad, mantienen una plaza pública y administran un Centro de Atención a la Infancia y a la Familia (CAIF), entre otras acciones. A su turno, Cosse dijo que para Antel es un honor y una obligación cooperar “con sus dueños”, en alusión a la población uruguaya. 

“No es un acto de beneficencia ni de responsabilidad social, sino que está en el núcleo de la esencia de una empresa pública, que es reconocer sus verdaderos objetivos”, enfatizó. “La esencia de una empresa pública no es realizar muy bien sus servicios, que los tiene que hacer para tener facturación y sustentabilidad, sino que es que es pública y debe contribuir en su accionar permanente a la construcción de un pueblo mejor”, observó.

Salud Rural –
Cabe recordar que el desarrollo de la salud rural es parte de las políticas públicas que impulsa el ministerio a través de su plan nacional. Esta estrategia se enmarca en la concepción de la salud como un derecho y un bien social, componente esencial para el desarrollo humano. 
Este plan trabaja con todos los actores sociales, servicios de salud y trabajadores sobre la necesidad de seguir mejorando la atención en el área rural para reducir las brechas de desigualdades en el acceso a un trato sanitario de cobertura universal, integral, con calidad y equidad, asegurando la continuidad asistencial, con un enfoque familiar y comunitario mediante la participación y capacitación de los involucrados.

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