Sinclair Ruiz Cardozo, tiene 47 años, hace 32 meses que cumple una pena por homicidio, cometido un día en sus pagos de Paso Minuano, que quizás más de una vez se transformará en mal recuerdo. Está alojado en la Villa Policial, donde con otros diez reclusos mantiene una impecable quinta de verduras y un invernáculo. Ese tiempo no vio a sus cuatro hijos, que hoy viven con su hermana Marina Ruiz Cardozo en Paso Minuano. Si bien están privados de su libertad los alojados en la Villa están prácticamente libres y realizan sus tareas diariamente, donde “trabajamos todos los días, tenemos quinta y chacra” y sobre la relación con sus compañeros, sostiene “yo me llevo bien con todos ellos, desde que estoy aquí han pasado un lote de compañeros. Yo hace dos años que estoy aquí”, dice Ruiz con firmeza.
Ante la pregunta desde cuando no veía a sus hijos responde “desde que caí preso, hace treinta y dos meses”. No disimula su emoción por el reencuentro con su familia y alguna lágrima derrama por la emoción del momento, “yo hace tiempo que luchaba, pero nunca se daba y hoy se dio” y no esconde su satisfacción. Ruiz Cardozo es un hombre que trasmite lo recio y directo de nuestro paisano del campo, hombre de trabajo que hoy la vida lo pone en un sitio que no es lo mejor para nadie. La tarea laboral en la Villa Policial ayuda a reducir su pena.
El reencuentro fue una gestión de los integrantes de la Comisión de Humanización de Cárceles, Mariela Quintana y Antonio Sastre con la colaboración de la empresa de ómnibus “Duarte y Núñez”, el Patronato de Presos y Liberados de Tacuarembó y las autoridades policiales.
Dos años y ocho meses que no veían a su padre, María Luisa (12) cursa 5º año escolar, Fausto Martín (8) cursa 2º año, María Malvina (10) en 3º y Luis Ángel (14) que terminó la escuela hace dos años pero no sigue estudiando “porque el liceo le queda muy lejos” nos dice su tía Marina. Los niños no conocían la ciudad de Tacuarembó.
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