TEATRO URUGUAY Nació como Teatro Escayola porque fue, justamente, el Coronel Carlos Escayola quien lo hizo levantar para deleite de su pasión por el teatro y por la farándula artística del Río de la Plata y de Europa. Desfilaron por su escenario grandes compañías de teatro, de zarzuela, ópera, con figuras de primer nivel en el mundo del espectáculo. Fue una época de Tacuarembó glorioso y amante de la cultura del mundo. Un día el Teatro Escayola pasó a llamarse Teatro Uruguay y si bien por su escena seguían desfilando los elencos de teatro, en especial la Comedia Nacional, se agregó la magia del cine.
En horas de la mañana del domingo, una vez finalizada la Misa en la Iglesia San Fructuoso, abandonábamos rápidamente las investiduras de monaguillo, para atravesar la Plaza «19 de abril» y correr hacia la Boletería del Teatro Uruguay (atendida por la paciente Sra. Nené González) y retirar las entradas para la matinée de la tarde que empezaba a las 13:30. Lo importante era garantizar la entrada y no perdernos el episodio correspondiente a las famosas series que domingo a domingo, por algunos minutos, nos atrapaban: «La hija de la selva», «La garra de hierro», «Flash Gordon conquista el Universo» y muchas más. Después dos películas de aventuras, ídolos norteamericanos: Gary Cooper, Randolph Scott, John Wayne, Bob Hope, los argentinos que nos hacían reír: Luis Sandrini, Pepe Iglesias «El Zorro», Niní Marshall y las heroínas de las cuales nos enamorábamos: Mirtha Legrand, María Duval.
No olvidemos el cine mexicano (cargado de lágrimas) pero también con héroes llenos de simpatía: Jorge Negrete, Pedro Infante y tantos otros. Las inolvidables matinés del Teatro Uruguay: quince centésimos la platea, diez centésimos el «Paraíso» y por supuesto el paquete de diez chocolatines «Águila» con figuritas coleccionables. Vida pueblerina inolvidable. ¿Por qué no reconocer que éramos niños felices?
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EL RADIOTEATRO Tenía 5 años cuando el 16 de setiembre de 1939 nació Difusora Zorrilla de San Martín de Tacuarembó (hoy CX 140 Radio Zorrilla) De la mano de su propietario, el químico Luis S. Dini fui llevado ante sus micrófonos a decir una poesía («Era una isla extraña donde había una tropa de blancos elefantes…»). En ese momento nació un romance que perduró a través de los años. Despertó en mí una vocación que me hizo transitar ante esos micrófonos en programas infantiles, en programas hogareños, programas de entretenimiento, culminando en el «Gran Radioteatro de la vida y del corazón» – un fenómeno de audiencia que mantuvo la atención del país y países vecinos, de lunes a viernes a las 2 de la tarde.
Ese espacio estuvo auspiciado durante muchos años por una famosa y popular tienda de Tacuarembó: «La Libertad». Era la «época de oro» de la radio y ese mundo, donde jugaba la fantasía y la imaginación y que sabía atrapar la atención de los hogares, hoy – lamentablemente- se ha perdido dando paso a otros importantes medios de comunicación pero sin la magia que permitía la voz y hasta el silencio de las palabras.
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