“Las muchachas, que son los sujetos de sus propias vidas, se convierten en los objetos de otras vidas”. Simone de Beauvoir – El otro día mí niña de tres años volvió de un cumpleaños, con sorpresitas que tenían pinturas de labios y de uñas que les habían obsequiado a todas las niñas. En los últimos cumpleaños esto se ha reiterado, incluso en el local donde se realiza la fiesta infantil existe un tocador en el cual las niñas son enseñadas a cómo deben maquillarse, arreglarse el cabello y demás actividades propias de mujeres. Incluso en los cumpleaños infantiles, se aprecia en la vestimenta de estas pequeñas niñas, calzas ceñidas, botas largas con tacos y minis. Mi asombro llegó al límite cuando al sonar la música las niñas comienzan a bailar el “perreo”, ante el festejo y risas de los padres y madres que integraban la concurrencia.
Todo me lleva a preguntarme ¿cuál es el mensaje que se le transmite a estas niñas?, ¿qué valor es el que se le inculca? Creo que sin tener conciencia de lo que sucede las madres y padres están transmitiendo que lo importante es ser atractiva, bella. El valor que se enfatiza se centra en que la apariencia externa sea agradable al sexo opuesto. Este comportamiento de los adultos obedece al mundo en que vivimos, está estructurado para que el deseo sexual sea un elemento importante en la vida de los niños. Incluso observando los juguetes que conforman el mundo de los niñas apreciamos muñecas sexys, tocadores de belleza, y todo tipo de artilugios para ser “hermosas”.
Los programas de televisión, las revistas, internet, colaboran bombardeando con mensajes sugerentes que presentan modelos operadas para llegar a estándares de belleza impuestos por mentes propias del mundo pornográfico. Las niñas se ven sometidas a presiones para alcanzar esos modelos de belleza, los casos de anorexia y bulimia, dan cuenta de ello, estas afecciones son generadas por esta sociedad que ejerce tanta violencia sobre las niñas y adolescentes que algunas llegan a perder la vida para alcanzar los modelos impuestos. Quienes no logran ser “perfectas” según estas mentes pornográficas, se sienten feas, rechazadas, despreciadas, porque el valor supremo es ser atractivas para el mundo masculino, y este valor ya se les transmite a las niñas desde pequeñas.
Es frecuente escuchar que las quinceañeras argentinas piden como regalo de quince una operación para incrementarse las mamas o corregir algún supuesto “defecto”. Las niñas creen que todo es valedero para llegar al objetivo que le han transmitido sus adultos, incluso creen (porque así se lo enseñan) que su libertad pasa por ejercer una conducta sexual activa tempranamente, cuando aún no están preparadas para ello. La liberación sexual precoz en realidad es sometimiento a patrones machistas impuestos violentamente por nuestra sociedad.
Esto es algo que realmente me preocupa como madre e integrante de la sociedad en que vivimos. No soy una pacata, temerosa de lo que la sexualidad conlleva, lo que si me preocupa es que sean los niño/as el objeto de esta sexualización precoz. Creo que les estamos robando a nuestros infantes lo más sagrado que tienen y que nunca podrán recuperar, la inocencia propia de la infancia. No comprendo por qué tanta urgencia en adelantar etapas, tienen toda la vida para disfrutar a pleno su sexualidad, para seducir y relacionarse eróticamente. ¿Es necesario vivirlo desde los 3 o 4 años? Me parece una insensatez, propia de este mundo en el que el deseo se ha convertido en un objeto de culto. Al respecto hay un artículo de J. A. Marina que analiza esta característica de nuestra sociedad: “Anuncios, películas, revistas, programas de TV configuran un imaginario social erotizado como parte de una cultura del consumo.
No podemos comprender los comportamientos sociales, nuestra estructura económica o nuestros sentimientos, si no nos percatamos de que las sociedades avanzadas están compuestas, ante todo, por consumidores…. Nuestra sociedad se basa en la continuada incitación al deseo. Ni siquiera tiene mucha relevancia su satisfacción, porque lo imprescindible es volver a estar de nuevo en “estado deseante”, es decir, excitado. Lo importante es estar sediento. Las drogas de moda no son, como la heroína, drogas del placer, sino, como el éxtasis, drogas de la excitación. Como la misma palabra indica, el consumo consuma el deseo, pero consume – es decir, anula- el bien deseado, que es necesario reponer una y otra vez. Tenía razón Lipovetski al decir que la moda –con su atracción breve y poderosa- es un símbolo de nuestra cultura. Todo tiene que convertirse en efímero, trivial y sustituible, porque en esta sustitución está el núcleo de la experiencia. No importa el tener, sino el comprar. Los adultos nos hemos vuelto ansiosos –estamos llenos de ansia y de ansiedad- y eso se lo hemos transfundido en vena a nuestros niños y niñas. Una vez convertido el sexo en artículo de consumo, ¿cómo no van a querer consumirlo?”
Este es un tema que también ha generado preocupación en otros países, en Reino Unido se solicitó una investigación sobre la sexualización precoz de las niñas, con lo cual se generó el Informe Bailey (2011), allí se aclara el concepto de hipersexualización y se le define como “la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces”, además este informe de casi doscientas páginas alerta de la gran cantidad de imágenes sexuales que rodean constantemente a los niños. Las fuentes que contribuyen a este fenómeno son varias, según analiza el informe;
-la publicidad que muestra a niñas vestidas y actuando como adultas (por ej. La campaña de Marc Jacobs),
-la industria de la moda que vende ropa para niñas inapropiada para la edad (minis, tops, tacos),
-la televisión y programas infantiles que presentan estereotipos de belleza en horario infantil, generando que las niñas deseen ser como sus ídolos, priorizando como valor supremo la belleza, depreciando otros valores como la inteligencia, la solidaridad, etc. Incluso las cantantes son referentes para estas niñas, con sus movimientos sugerentes y sexys enseñan que lo importante es seducir al sexo opuesto.
El informe Bailey alerta que las principales víctimas de la sexualización precoz, son las niñas, que se convierten en objetos de consumo de una sociedad cada vez más machista. Madres y padres muchas veces no tienen conciencia de la gravedad de lo que está ocurriendo, y de que este fenómeno genera que sus hijas sean infelices y sometidas a cánones de belleza a los que nunca llegarán.
Otro estudio realizado por un equipo de psicólogos en la Universidad de Chicago se refirió a niñas de 6 a 9 años, revelando que: “la sexualización de la auto imagen de las niñas es cada vez más precoz. El rol de los progenitores es clave para reducir este riesgo. A las niñas se les preguntó:”Si pudieras parecerte a alguna de estas muñecas, ¿a cuál de ellas te gustaría que fuese?”. Sesenta niñas de entre 6 y 9 años de colegios estadounidenses debían elegir entre dos opciones: una muñeca de papel vestida con un traje ajustado y sugerente y otra con un traje a la moda, pero más suelto y discreto. El 68% de las niñas eligieron a la muñeca más sexy. Y el 72% la señaló cuando les preguntaron cuál de las dos creían que era más popular en el colegio.” Según este estudio la popularidad y el éxito personal pasa por la capacidad de atraer sexualmente al sexo opuesto, para ello toda estrategia es válida con el objetivo de ser bella.
A su vez en EEUU, Mary Pipher alertó sobre un hecho inquietante. Nuestras niñas entran precozmente “en una cultura más peligrosa, más sexualizada y más influenciada por los medios masivos de comunicación. Se enfrentan a presiones increíbles para ser bellas y sofisticadas. Al tiempo que navegan en un mundo más peligroso, las jovencitas de hoy están menos protegidas”. Resulta que todavía sigue vigente la vieja queja de Simone de Beauvoir: “Las muchachas dejan de ser y comienzan a parecer”.
Al respecto Neil Postman, sociólogo estadounidense, va más allá y afirma que la niñez está desapareciendo. Su libro “La desaparición de la infancia” (1982) sostiene la tesis que la televisión ha develado conocimientos, áreas que antes eran solo patrimonio de los adultos. Antes de la explosión de los medios de comunicación los niños tenían accesos progresivos al mundo de los adultos, en la medida que iban desarrollando las capacidades de lecto-escritura iban ingresando al mundo adulto, hoy en día los niños pueden acceder a los mismos contenidos desde pequeños. Según Postman las tres áreas que la televisión ha develado son a- la sexualidad, b-la violencia y c-la capacidad de los adultos para dirigir el mundo, estas áreas que eran patrimonio exclusivo de los adultos, hoy son de libre acceso a los niños.
La Asociación Americana de Psicología (APA, por siglas en inglés) preocupada por el grave fenómeno de la sexualización precoz, realizó una serie de recomendaciones para colaborar con los padres, que muchas veces no saben qué camino tomar ante la andanada de estímulos sexuales que reciben sus niñas:
– Acompañarlos cuando consumen contenidos: mirar la tv con sus hija/os, leer sus revistas, cuestionando e incitando a la reflexión acerca de lo que ven puede ayudarlos a adoptar una postura crítica acerca de esos contenidos. Escuchar activamente a sus hijos es primordial
– Hacer preguntas y mostrar otras opciones: dar el lugar que corresponde al vestuario y la apariencia y no sobredimensionarlos dará espacio para las cosas realmente importantes. Para hacerlo es imprescindible el ejemplo que den las madres y padres.
-Comente las situaciones: Hablar con sus hijos, fundamentando porque considera inapropiado un programa o una ropa, ayudará a que sus hijos se sientan escuchados.
-Tratar de ser más comprensivos: la presión que tienen los jóvenes para actuar de la misma manera que sus amigos, a veces puede ser muy fuerte y generarle angustia. Apoyarlo, ser paciente sin ser autoritario, colaborará en la construcción de una personalidad definida.
-Fomente otras actividades: los deportes, las actividades artísticas permiten que los niños se focalicen en otras aptitudes que no pasan sólo por la belleza física.
-Hable con sus hijos sobre la sexualidad: comentarles que el sexo es una experiencia maravillosa que se puede vivir cuando se está preparado para ello, ayudará a quitar algo de la presión que reciben sus hija/os para iniciarse tempranamente.
– Ver más allá: centrarse en lo que realmente importa, lo que piensan, sienten, su valor como personas le permitirá visualizarse como el ser único que es. La apariencia externa no es lo que lo define como persona.
-Controle lo que sus hijos compran: los modelos que se promueven, a través de lo que consumimos, deberían coincidir con los valores que usted defiende.
Más allá de que estas recomendaciones de la APA, nos resulten provechosas o no, todos los adultos deberíamos informarnos ante las situaciones que viven nuestra/os infantes, asumir un rol protagónico en sus vidas, educando con el ejemplo es lo que ellos esperan de nosotros. Porque el amor exige presencia, compromiso y dedicación.
Referencias bibliográficas
http://unlibroaldia.blogspot.com/2011/08/neil-postman-la-desaparicion-de-la.html
Sé el primero en comentar