Cada día son más los uruguayos que se vuelven adictos a las tragamonedas: en los últimos años el fenómeno ha sobrepasado todas las previsiones y temores: hombres y mujeres, de cualquier edad y formación, en cualquier situación, se convierten en fatales rehenes de esas máquinas que crecen por todos lados.
La muy buena novela de María de la Cuadra toma el problema muy en serio y le confiere cercanía: a partir de personajes creíbles, de lugares y situaciones que nos resultan, nos presenta el caso de un individuo que entró a ese mundo de aparente fantasía arrastrando en su insensatez afectos, dignidades, promesas, responsabilidades.
Nunca se presentó con tanta claridad dramática un fenómeno tan extendido entre nosotros y sin embargo tan cuidadosamente disimulado por las conveniencias y las hipocresías de turno. Un texto que atrapa desde sus primeras páginas, que mantiene el interés en todo momento y que, más allá de entretener como lo hace, nos invita a pensar en un rasgo controversial y desesperante de ciertos comportamientos en nuestro país.
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