“Siento que estoy repitiendo las mismas cosas” – Monseñor Julio César Bonino Bonino, nació el 2 de febrero de 1947 en Santa Lucía, Departamento de Canelones. El 26 de mayo de 1974 es Ordenado sacerdote para la Diócesis de Canelones. El 20 de diciembre de 1989 es designado Obispo siendo ordenado 18 de marzo de 1990 Obispo de la Diócesis Tacuarembó Rivera. Su intención de renunciar al Obispado ha tenido trascendencia a nivel nacional tras un reportaje exclusivo en el semanario capitalino Búsqueda. Su participación activa en causas medioambientales lo ha colocado como referente de las mismas.
Es notoria su preocupación y participación en los temas de la sociedad como el desempleo, las adicciones, siniestros de tránsito, convivencia ciudadana, tolerancia, la educación, inclusión social. Expresando y actuando frente a estos temas, dando su visión y articulando con otras instituciones para abordarlos. Al pensar sobre la decisión de renunciar a su jerarquía eclesiástica, Bonino explicó a TACUAREMBO 2000 que “hace 25 años que soy el Obispo de Tacuarembó y Rivera, no hay dudad de que en estos 25 años, sucedieron cosas en el interior de la Iglesia que me dolieron mucho. A la vez siento que estoy repitiendo las mismas cosas. Me parece que hay motivos o lugar para la renovación. Siempre dije que a los 70 años, es el momento de dejar esta responsabilidad”
¿Qué cosas sucedieron en el interior de la Iglesia que le hayan dolido?
-Cuando me formé como sacerdote, me formé en lo que se llamó el Vaticano II, en el mismo, una de las cosas en las que más se afirmaron en la Iglesia fue la colegialidad. Esto significa que los obispos en el mundo, junto con el Papa somos los sucesores de Pedro y los Apóstoles. El ejercicio del papado a través de los organismos de Roma para mí ha sido muy deficiente con relación a lo que allí se decía. Un obispo no es el delegado del Papa en una Diócesis y en el trato de los organismos eclesiales de Roma había para mí, esta no coincidencia con ese concepto. La Iglesia es una multinacional con sucursales, se llaman iglesias particulares, por la particularidad que cada una tiene de acuerdo al lugar donde está.
Todo lo que ha sido el público escándalo de cosas que han pasado en el interior de la Iglesia y que trascendieron a lo largo del tiempo, esas cosas a mí me han dolido muchísimo, porque sacan toda autoridad para señalar otras cosas que están mal en el mundo, lo primero que tenemos que hacer es reconocer los mal que hemos estado en tantas cosas”.
Al Norte del Río Negro – “No tengo ninguna gana de rajar de Tacuarembó, he tenido mi cuota aparte de aprecio, de relación. He puesto como valor el intentar abrazar el patrimonio histórico y natural de este lugar, el Centro de la Memoria, todo lo de la Virgen de Itatí, el Museo Comunitario de Ansina, el hogar de ancianos. He sido muy feliz en la medida en la que me interioricé sobre la historia regional y particular de esta zona. Eso hizo posible el diálogo con todos, ha sido para mí muy gratificante. Nunca pensé que me cambiarán de lugar y no es por otra cosa de los que he recibido y he podido humildemente dar.
Nunca sentí que predominara un rechazo sino apertura. Creo que los curas jóvenes que se están ordenando merecen a alguien que no repitan siempre las mismas cosas, yo ya estoy repitiendo. Por más que trato de cambiar el discurso para abrirlo a los tiempos que vivimos tan cambiantes, veo que no estoy dispuesto a eso, voy a seguir afirmando las mismas cosas. He aprendido acá historias de mi país, que si nunca hubiese pasado el límite del Río Negro, nunca las hubiese sabido. Veo a Tacuarembó con mucha esperanza, la instalación de la Universidad, el crecimiento de nuevo emprendimientos locales, que tiene un para qué y un por qué, que se sustenta en darle el valor que tienen las cosas nuestras. Siempre he dicho que somos felices en la medida en que somos nosotros mismos, tenemos que animarnos a ser nosotros. Destaco la integración de las instituciones, el actuar y trabajar en redes, en lo político, en lo social, hay perspectivas muy esperanzadoras en el desarrollo de la región”.
¿Por qué se lo vincula con la Masonería?
-La verdad es que en todas las cosas que he intentado hacer, a razón del bien común, he buscado juntarme con gente que le importa ese bien común pero que es diverso. Que se cree de verdad que lo que estamos haciendo no es un proselitismo barato, sino es el interés por querer solucionar aspectos de la sociedad. En algún momento, estuve con integrantes de la Masonería, formando lo que se llamó “Los amigos de Tacuarembó”. Es verdad también que considero que cuando se trata del bien común y coincidimos los diversos en eso, tenemos que hacerlo. Cuando fui a Roma le dije al Papa, yo creo que debemos actuar con todos”.
El Papa Francisco – “Es un aire fresco que corre en la Iglesia, por muchas cosas. Dado como veníamos caminando, este Papa está intentando los grandes cambios. La propuesta que le hago al Papa, de mi renuncia a los 70 años, que se la llevaré próximamente, tiene que ser aceptada por él, si no la acepta no podré irme. Creo que después de 25 años muchos me van a dar la razón”.
Aún no, hasta el 2017 – He escrito una carta en la cual le manifiesto al Papa Francisco, en el marco de los 25 años de obispado, que yo deseaba que a los 70 años, (tengo 68), que fuera relevado en la responsabilidad de ser el obispo de ésta diócesis. Aquellos que no me quieren tanto no tengan ilusión, tienen que aguantarme 2 años más como mínimo. Lo que hago por honestidad, es decirlo dos años antes, para que haya posibilidad de prever. Siempre dije que quería estudiar para ser un viejo bueno y desearía hacerlo, como todo uruguayo que llega a los 70 y estar jubilado”
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LA FUNDACION ÑANDÉ
Cuando Julio Bonino asumió como obispo de Tacuarembó se dio cuenta de que sabía mucho menos de historia de lo que creía. Descubrió, por ejemplo, que al norte del Río Negro la evangelización no llegó “desde los barcos” que recalaban en Montevideo, sino desde Paraguay. Y sobre todo aprendió la incidencia de la cultura guaraní en la región. Una de las primeras medidas que tomó para intentar rescatar la cultura local fue fundar un grupo de historia llamado Ñandé, que en guaraní significa “nosotros” pero “para andar con otros”. “Soy el único obispo de una diócesis cuyo nombre no bajó de los barcos, Tacuarembó, que es un río que tiene como afluentes el Cuñapirú, el Yaguarí y el Caraguatá”, dice para ejemplificar esa herencia. “Acá la fisonomía, la forma de ser, difiere totalmente con el sur”.
El grupo de historia devino en la Fundación Ñandé, “que sustenta la actividad de un Centro de la Memoria, que investiga y publica la historia regional, y un Eco-museo comunitario que intenta poner en evidencia el patrimonio natural e histórico de la región norte del país”, explicó el obispo durante una entrevista con Amerindia. Bonino consiguió apoyo de la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República para sus propuestas.
Bonino sostiene que la Fundación es una de las expresiones de sus “banderas políticas”: la “descentralización nacional y la integración regional”, y que no adhiere a ningún partido político. Cuando asumió la vicepresidencia de MEVIR en el gobierno de José Mujica, lo acusaron de frenteamplista. “Lo hice porque quería que MEVIR tuviera una representación fuerte en el norte del país. Pero terminé renunciando porque no lograba incidir”, explica. Y agrega que ahora que se opone a la megaminería, los dirigentes del Frente Amplio de Tacuarembó dicen que les “hace el juego a los blancos”.
De Búsqueda Nº1828
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