Se reeditó, felizmente, uno de los principales trabajos del histórico conjunto Los Carreteros, de San José de Mayo. El sello Ayuí se encargó de recuperar este material, brindando una buenísima edición que rescata parte de la historia musical uruguaya. Originalmente, el LP, titulado “Folklore uruguayo cantado por Los Carreteros”, se había grabado en 1962 para el desaparecido sello Carumbé. En él, los maragatos, se abocan a versionar y musicalizar temas del acervo folklórico y popular uruguayo. Por entonces los conjuntos de este lado del Plata hacían un canto símil al de proyección folklórica del noroeste argentino; Los Carreteros harían un viraje respecto de esto. Al momento de la grabación, tenían ya diez años de trayectoria.
Su primera integración (tuvieron 22 a los largo de su historia, que llega –con intermitencias– a la actualidad), era un conjunto de los que se denominaban “de estampas criollas”: se ponía en escena un espectáculo performático que abarcaba el canto, la música, el recitado y el baile, además de la caracterización en la vestimenta y escenografía. El repertorio carretero de esos momentos tal vez fuera variado, pero con énfasis en lo argentino. Hasta que su contacto con Lauro Ayestarán, en 1960, hizo que cambiasen su propuesta, abordando el cancionero oriental. Así quedó plasmado en ese primer LP, con un formato estético de recuperación, preservación y proyección de nuestro cancionero.
El álbum es temático, el tópico es el folklore musical uruguayo, o más estrictamente: el cancionero folklórico y popular de proyección folklórica oriental y uruguayo. Allí aparecen temas anónimos, propiamente folklóricos y otros de autores con rúbrica de sus páginas. El recorrido de las canciones es cronológico; si bien se podría decir que recorre la historia del Uruguay, en realidad, recorre sintéticamente la historia de nuestra canción, de la mano de sus principales gestores y autores hasta los inicios de la década de 1960. Ese orden temporal es realizado por el editor, en la placa original, aunque este orden estaba implícito, era distinto y aleatorio.
Una primera etapa la abarcan cuatro temas, desde el período pre hasta el pos-artiguista. Aparecen allí temas de personajes muy cercanos a Artigas que ponían sus facultades artísticas al servicio de la causa patriótica, como Eusebio Valdenegro, Joaquín Lenzina (Ansina) y Bartolomé Hidalgo, además de una cifra anónima de 1840. Creemos que en este disco Los Carreteros son los primeros en versionar un tema de Hidalgo (“Décimas del año 1816”). A su vez, son los únicos en haber grabado a Valdenegro, con “El fogón de los Blandengues” (1801), al que el conductor del conjunto, Víctor Santurio, adaptó literariamente para un ritmo de Huella. En el caso de Ansina también son –salvo por una versión del grupo Pecho e’ fierro en 2011– casi los únicos en grabarlo (“Al triunfo federal del Saucesito”, 1815).
Después de este período el canto popular corrió por otros carriles, desde la Guerra Grande hasta su etapa de profesionalización de la mano de payadores urbanos. Esa etapa intermedia estuvo más ligada al payador gaucho, que por su condición (hoy) de anónimo no dejó en apariencia hitos en la cancionística uruguaya. Pero sobre fines de siglo XIX, gracias a payadores urbanos, a poetas gauchescos de libro y a incipientes cantores criollos pioneros en las grabaciones de los inicios del XX, un nuevo cancionero prospera. De él toman Los Carreteros páginas significativas como “Mi tapera” (1894) de Elías Regules: primer poeta grabado en el Río de la Plata, del que se folklorizaron sus versos; la celebérrima “El carretero” (ca. 1894) de Arturo de Nava: fundante cantor pionero de la fonografía rioplatense; el estilo anónimo “A Leandro Gómez” (1904); y el ‘himno maragato’ “Vivo en un rancho” (1916) del cura Miguel Lacroix, tema ya deformado y folklorizado en el cancionero porno.
El disco avanza a mediados del XX. Aparece una versión, distinta en la letra a la grabada por su autor, Osiris Rodríguez Castillos, pero igual a la versión de Anselmo Grau, de “Cielo de los tupamaros” (1959); justamente de Grau y Andrés Castro (hermano de ‘Juceca’) en letra, graban “Despierta América”; con texto de Ariel Badano y música de Santurio hacen lo propio en “Germinación”; y, se suma, de autoría de Santurio, el tema “Ésa es la verdad” (1962), con ritmo de ‘palito’: ritmo poco conocido, que en realidad es argentino y tiene similitudes con el gato –es llamativo que haya integrado las especies musicales del disco, pensando en su título–.
Se agregan al CD seis milongas solistas interpretadas por Víctor Santurio. Estas se tratan de otra reedición adjunta: el extended play “Milongas de un Gaucho Pobre”, también editado por Carumbé (1962). Santurio tomó las milongas y el nombre para el disco del libro del poeta y dramaturgo Julián García (1900-1961), probablemente como un homenaje a este autor fallecido poco antes. Son estas las primeras musicalizaciones y grabaciones de las milongas de García; posteriormente se sumaron las composiciones de Jorge Salerno, retomadas después por Daniel Viglietti.
Con esta reedición se tiene ahora acceso a escuchar canciones históricas por parte de estos intérpretes icónicos de la música uruguaya. Pero además se actualiza, en un disco pionero en varios planos, la voz del impecable conjunto, lejano ya en la memoria de la mayoría de los uruguayos. De esta manera, el mapa musical se sigue ampliando y profundizando, y parte de las fuentes válidas de nuestra identidad cobran nueva significancia. El revisionismo trae a luz la posibilidad de degustación patrimonial y de valoración real de nuestra producción estética y de identidad.
Ficha Técnica:
Título: “Folklore uruguayo cantado por Los Carreteros”
Intépretes: Los Carreteros (y Víctor Santurio en “Milongas de un Gaucho Pobre”)
Editorial: Ayuí (Serie de los Pájaros Pintados – A/M 44 CD)
Tracks: 18
Duración: 50’ 20”
Fecha: diciembre de 2014
Lugar de edición: Montevideo
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