Tacuarembó, con 90 mil habitantes, tiene un enorme potencial de desarrollo. Si bien hay muchos suelos de baja calidad, también los tenemos de muy buena productividad, comparables a los mejores del país y que suman miles de hectáreas. Queda poca gente en la campaña, anda allí una cultura y una forma de vivir muy rescatable. Con suelos todos aprovechables, con agua en abundancia, sin grandes problemas de seguridad y hasta con la suerte de que las adversidades climáticas no nos han tocado, se podría pensar que venimos sobre ruedas. Sin embargo, las cosas son un poco más complejas. Frecuentemente podríamos pensar que se ven dos Tacuarembó.
Cuando miramos los imponentes parques eólicos al costado de la ruta 5; o la nueva sede de la Universidad con sus decenas de carreras y su millar de estudiantes; o cuando además de la sede de la Udelar, vemos en el mismo predio el desarrollo del Inia y el nuevo edificio que ocupará en breve el Ministerio de Ganadería; o cuando vemos el nuevo edificio de la Escuela Agraria de la UTU o cuando participamos de la alegría de extender la llegada de la energía eléctrica a zonas del interior profundo, cuando todo esto observamos, diríamos que el departamento viene bien. En todo esto se ve claramente el sello del gobierno nacional del Frente Amplio. Pero hay otro Tacuarembó.
Basta recorrer un poco más, o mirar algunos números de los muchos diagnósticos que se han hecho y se hacen, para darnos cuenta de lo mucho que hay por hacer. Es muy importante la compra de tierras por parte del Instituto de Colonización en el departamento en los últimos años, pero aún se requiere una profunda transformación de nuestra matriz productiva rural, que haga más intensiva la producción, que se utilice más el riego y la investigación. Existen grandes extensiones de tierras en manos de un propietario que, con un peón, le da y le sobra para sacar los camiones de novillos que necesita para su buen pasar en la ciudad.
Hay regiones donde hemos visto prosperar la forestación y la soja, pero, contradictoriamente, los vecinos han retrocedido en sus posibilidades. Hace poco, Juan Dutra, productor rural de avanzada, que vive y trabaja junto a su familia en una de las zonas más bellas y difíciles del país (Laureles), hacía un análisis del aislamiento y reclamaba educación como forma de retener a la gente en la zona. Proponía, lúcidamente, que se ensayara la educación media a distancia. Y el planteo de Juan, nos viene muy bien para reflexionar con más profundidad acerca de la realidad del departamento y de nuestra región. Vive a 70 kilómetros de la ciudad. Pero llegar a su zona es una odisea. Los caminos son permanentemente intransitables. ¿Qué ómnibus puede ir hasta allá? ¿Qué profesor? ¿Qué desarrollo productivo o turístico?
Tacuarembó está gobernado desde hace unos 50 años por el Partido Nacional, dictadura incluida. Este Partido ha logrado armar una maquinaria muy bien aceitada y muy bien bancada que le ha permitido, sin sobresaltos, mantenerse en el gobierno departamental. La concertación se produjo aquí en los años 90, cuando el Partido Colorado se pasó en masa al Partido Nacional, casi desapareciendo a partir de ese momento. Pero, en definitiva, la gente lo ha votado y quienes pensamos de otra manera, no hemos tenido la capacidad aún de mostrar que hay una alternativa confiable, creíble.
Presupuesto departamental – Hace pocos días se votó por parte del Partido Nacional y de los dos ediles colorados, el Presupuesto Departamental. Ese presupuesto implica que la Intendencia de Tacuarembó, dispondrá de unos 300 millones de dólares para llevar adelante sus planes. No es poca plata. Casi la mitad de ese dinero, le llega a la Intendencia desde el Gobierno Nacional. La otra mitad es lo que aportamos todos los tacuaremboenses. Trescientos millones de dólares para sus planes: ¿y cuáles son los planes del Partido Nacional en Tacuarembó? ¿Hay acaso una fuerte apuesta a la vivienda, o a promover cartera de tierras para que la gente de menores recursos no se instale en asentamientos difíciles de regularizar? ¿Hay una apuesta de complementarse con la ANEP, para instalar más liceos o locales de UTU a lo largo y ancho del territorio? ¿Hay una puesta a desarrollar un nuevo parque industrial que pueda recibir nuevos emprendimientos? La respuesta es no.
Una gran parte de esos 300 millones de dólares se irán en gastos de funcionamiento y una parte muy menor en inversiones. Mucho gasto en sueldos de jerarcas, en combustibles y teléfonos, en propaganda, pero poco en cosas que nos den otra perspectiva como departamento. Un sólo ejemplo: los jerarcas de la Intendencia se otorgan un 21% de aumento salarial, mientras que el “chiquitaje” recibirá un 1,3%. El Partido Nacional apuesta sus baterías a las elecciones con cortes de cintas antes de las elecciones, inaugurando algunas obras hechas con recursos nacionales, en “lugares visibles”, pero olvidándose de los barrios que permanecen sin alumbrado, sin pavimento y sin veredas. Por supuesto, que el gobierno de Tacuarembó no invierte en un verdadero desarrollo cultural, centrando todo en Patria Gaucha y Gardel. El Frente Amplio desde el gobierno nacional ha tenido un impacto muy positivo en nuestro territorio. Por todo lo que comentamos al principio. Ese Tacuarembó de progreso. Innovador.
Pero por otro lado va el Partido Nacional. No se ve un rumbo desde el gobierno departamental. No hay ideas nuevas, no se está ejecutando nada que pueda cambiar algunas realidades que son más que preocupantes. Somos uno de los departamentos que recibe menos inversión y por tanto, se generan menos empleos. Solamente un 10% de la población ha terminado los seis años de educación secundaria.
Es muy alto el porcentaje de tacuaremboenses que trabajan sin temer aportes al BPS. Hay zonas, como el Municipio de Ansina, donde casi el 4% de la población mayor a 15 años es analfabeta (Observatorio Territorio Uruguay OPP). Es cierto que son temas estructurales y que no toda la responsabilidad es de competencia de la Intendencia. Se trata sí, de temas que requieren altos grados de coordinación, de complementación, de sumar esfuerzos y recursos en una misma dirección.
Y nuestra gran preocupación es que la actual (y ya más que decenaria) conducción departamental, sigue trillando los circuitos más o menos conocidos de la política doméstica; más pensando en cómo mantenerse en el poder que en colaborar en una impostergable transformación. Muchas veces reduciendo su accionar a tener a un numeroso grupo de técnicos especializados en presentar proyectos en OPP para traer el dinero con que “mostrar” que se hacen” obras”.
Ese ha sido el eslogan: obras; “para seguir construyendo”. Pero lo que se requiere, es meterle mano a los problemas de fondo que tiene nuestro departamento, y eso brilla por su ausencia. Creemos que este análisis es compartido por mucha gente. Incluso por gente que ha venido acompañando al Partido Nacional. Quizá sea la hora de una gran convocatoria. Amplia. En horas donde hay dificultades en toda América Latina y donde la coyuntura económica no nos es favorable, se requiere una gran dosis de creatividad, de innovación y hasta de sentido común que, lamentablemente, no se ve.
Apuntemos a que el ejemplo de innovación que son los parques eólicos, se pueda trasladar a muchas otras esferas del departamento, para que el potencial que tenemos se pueda desenvolver y deje de ser sólo un potencial.
Diputado Edgardo Rodríguez
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