Llegada a una Teherán paralizada por un feriado. Aprovechamos para observar como disfrutan los iraníes el tan deseado por nos «día franco». Salen de picnic por doquier, reuniéndose aún en espacios reducidos con una tradicional carpa. Visitar la plaza Panzdah- e khordad fue un festejo para estos sudamericanos de un país casi incomprensible por estos lares. Y allí aparece el auténtico significado de «sentate, hacete amigo», casi todos nos invitaban a tomar té, e insistían que aceptáramos compartir frutas, semillas, ensaladas.
Parece que comunicarse con los iraníes (demás está decir que no hablan inglés), no es necesario hacerlo a través del idioma de las palabras. No persian. No english. Se impone el lenguaje de los gestos, pero sobre todo el de la mirada que expresa: welcome to Irán. Gracias por estar aquí, cómo estás.
En la estación de buses una pareja de ancianos se decepcionó al enterarse que no era francesa, allí se había ido a vivir su hija y no la habían vuelto a ver, con los ojos húmedos así me lo hizo entender la mujer. El consuelo que le doy a Rodrigo es que algunos iraníes se van a estudiar o a trabajar al exterior, pero ya sea por la comida el tránsito desordenado las mezquitas los bazares casi siempre vuelven porque extrañan este extraño país en el que la gente se comunica con el lenguaje del corazón.
DANILA LUQUE
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