Muchas veces es bueno reconocer, en todos los aspectos de la vida, cuando alguien significa algo para nosotros, como persona, como grupo o sociedad. Me parece de lo más acertado en este caso resaltar la figura de alguien que sin dudar ha marcado una época en la historia de nuestro Tacuarembó, sin más preámbulos quiero referirme a la figura de Aldo Fabián Díaz, goleador empedernido que ha tenido nuestro equipo rojiblanco, quien ha escrito su historia de manera paralela con la del club, dejando todo siempre sin importar la situación, sea partido oficial o amistoso, en primera o en la segunda división.
A esto, cabe agregar, que más allá de lo hecho dentro del terreno de juego, este señor representa algo que es cada vez más difícil de encontrar, eso que hoy por hoy es tan escaso y ha sido ignorado, algo llamado fidelidad.
En la época en la que vivimos, donde cada vez la tecnología es más avanzada, donde nos peleamos por tener el último modelo de celular siendo que al mes sale otro aún más completo y corremos a comprarlo, donde el mundo del deporte se ve denominado por el dinero, por el afán de acumular lujos, Aldo, siempre estuvo las veces que lo necesitamos, nunca le pesó calzarse la casaca del Tacuarembó Futbol Club y hacernos vibrar con sus goles, su entrega y sus ganas, pero sobre todo, nunca le importó la situación del club, en épocas donde el dinero de los sueldos no aparecía, donde el fantasma de las deudas era cada vez más grande y real, donde incluso se hablaba de la desaparición del equipo.
Aldo nunca bajó los brazos, llegando a simpatizarle a gente que ni siquiera es hincha de Tacuarembó, porque ese señor tiene algo perdido, algo que ya no existe más en el deporte moderno, esa fidelidad la teníamos ahí, personificada en el “muchacho” que corría la cancha con la numero 20 en la espalda, que hacía llenar de aire los pulmones de la tribuna cuando se elevaba en busca de algún centro y los vaciaba con el grito sagrado del gol.
Por todas estas cosas, por ser fiel, por nunca darnos la espalda, por dar la cara en los momentos difíciles, y por los más de cien goles con la rojiblanca, parece más que apropiado decir ¡GRACIAS ALDO FABIÁN!
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