NO FIRMEN SIN LEER

Siempre es recomendable leer y evaluar detenidamente lo que se va a firmar, pero en esta ocasión esto es absolutamente necesario, algunos ciudadanos están pidiendo firmas en contra de la Ley 19.553 (Ley de Riego) y es fácil constatar que realmente desconocen su contenido y lo que significa.  No solamente desconocen la ley sino que se basan en algunas falacias. La primera falacia es que gracias a esta ley grandes propietarios o grandes capitales pueden acceder a reservas de agua. Antes que esta ley existiera, los productores con recursos económicos suficientes ya lo podían hacer, y eso no se ha modificado.

La Ley 19.553 permite que pequeños y medianos productores se puedan asociar para tener reservas de agua adecuadas, incluso con la posibilidad de incorporar capitales de otras personas, los que quedarán sujetos a las condiciones establecidas en contratos controlados por el Estado.

La segunda es que esta ley permite la privatización del agua.
Cuando llueve el agua hace que los cultivos se desarrollen y generen ganancias para el agricultor, y cuando la lluvia se acumula en un charco y una vaca bebe esa agua esta se transforma en lucro para el propietario de la vaca.
Esto que parece una tontería constituye en su esencia una privatización del agua, que no cambia por el hecho de que se realice una reserva para utilizarla de a poco.
No se necesita esta ley, ni la misma tiene ese propósito, para privatizar agua.

Se está diciendo que los represamientos limitan el acceso al agua a quienes están en zonas más bajas.
Y se desconoce que la ley obliga al mantenimiento de un caudal ambiental, esto es que escurra agua hacia los terrenos más bajos en la misma cantidad, como mínimo, de lo que escurría previamente a la construcción de la represa.

Otra falacia es que se pone en riesgo la salud.
En Tacuarembó contamos con una obra que congrega miles de personas desde hace muchos años, que actualmente es un emblema departamental y constituye un importante recurso turístico.

El Balneario Iporá tiene como principal atractivo represas de agua, que son similares en un todo a cualquier otra represa destinada al riego.
Cuestionar la ley por razones de salud y no decir una sola palabra en el mismo sentido en contra del Balneario Iporá, o en contra de otras represas que se utilizan para baños, pesca y otras actividades recreativas, además de evidenciar una absoluta falta de coherencia, demuestra que el argumento no tiene fundamentos.

Más que falacia es una aberración plantear que esta ley promueve el enriquecimiento de privados en el sentido de beneficiar a los que más tienen.
Los más ricos en el campo no necesitan esta ley para construir sus reservas de agua.

Sí la necesitan los pequeños y medianos productores, que son los que sufren más con las sequías, cada vez más frecuentes debido al cambio climático.
Son estos productores con sus familias los que abandonan el medio rural porque no obtienen los recursos suficientes para vivir, los productores más ricos en general no viven en el campo.

Más que falacia es una aberración pensar que esta ley es productivista (en el sentido de interés exclusivo), y que además es mala por ese motivo.
En el campo se debe producir cada vez más y mejor, cuidando el medio ambiente, los recursos naturales y la calidad de vida de todos sus pobladores, de forma tal que con los años se pueda seguir con niveles de producción iguales o superiores.

Esta ley no afecta el uso sostenible de los recursos naturales ni el medio ambiente, y por el contrario establece medidas para su preservación.

Algunos dicen que la ley es inconstitucional.
Esta ley contó con el apoyo parlamentario de prácticamente todos los Partidos Políticos lo que nos debería dar tranquilidad al respecto, pero además debemos pensar que la inconstitucionalidad de una norma jurídica se debe determinar por los órganos competentes y con las garantías que se establecen en la propia Constitución de la República.

Por todo lo expuesto reitero lo del título, no firmen sin leer, y si van a firmar que sea con conocimiento de causa y no por un discurso que podrá ser bien intencionado, pero que no por ello deja de estar basado en argumentos erróneos.

Un recurso tan importante para la vida como el agua se debe cuidar siempre, pero no está siendo puesto en riesgo por esta ley.

RICARDO ROSANO

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