La palabra «manicomio» viene del griego: manía (locura) y komion (lugar). Se podría traducir como «lugar de los locos» o «casa de locos». En nuestros hospitales existían salas de «psiquiatría» donde se «internaban» personas con problemas mentales y se les daba un tratamiento muy inhumano, basado en medicamentos y que, por lo general, no mejoraban la situación del enfermo. Sobreviven aún el Vilardebó y la Colonia Etchepare, con cambios desde hace algún tiempo, pero que siguen siendo un modelo de encierro de la persona, sin que se logre su integración al medio social.
El año pasado aprobamos una ley de SALUD MENTAL, la numero 19.529. Votada por todos los partidos y que en su elaboración contó con amplia participación de distintos colectivos que trabajan en el tema. Como toda ley, no contempla absolutamente todos los aportes que hubieron desde la sociedad organizada, sin embargo, hay bastante consenso en que es un gran avance en cuanto a cómo enfocar y como tratar la salud mental.
Entre los aspectos a resaltar: la enfermedad mental es una enfermedad como cualquier otra y se debe tratar sin aislar al individuo, muy por el contrario, se procurará que no pierda su integración a la sociedad. Cuando tenemos una enfermedad cardiológica o en cualquier lugar de nuestro cuerpo, no nos aíslan, sino que el tratamiento se hace en el entorno del individuo. Sin embargo cuando tenemos un problema mental, históricamente, se trató de separar a la persona de su entorno.
El artículo 6º, dice que la ¨persona usuaria de los servicios de salud mental tiene derecho a ser tratada con el respeto debido a la dignidad de todo ser humano» y luego se enumeran una serie de derechos y se perfila como tiene que ser la política de salud mental.
Esa política implica que no existirán en un plazo no muy lejano las salas de psiquiatría ni los hospitales como el Vilardebó o la Colonia Echepare. Implica también un cambio en cómo atender a las personas usuarias de las políticas de salud mental procurando que accedan a una atención especializada de calidad, a un trabajo interinstitucional y en red, muy vinculado a la sociedad, porque el tema mental no es sólo un tema médico o de psiquiatras, es un tema donde los familiares y las relaciones con el mundo son vitales también.
EN TACUAREMBÓ – No tenemos números muy afinados sobre el tema. Pero da toda la impresión de que muchas personas en nuestro medio, están afectadas en su salud mental. Junto a esa afectación aparece también todo lo que es el creciente uso de drogas, entre otras la cocaína o pasta base, así como la dependencia en exceso de medicamentos. Se menciona también el suicidio o el intento como una patología presente vinculada a lo mental.
Recientemente el Ministerio de Salud Publica presentó el «PLAN DE PRESTACIONES DE SALUD MENTAL EN TACUAREMBO». El documento presentado es extenso y resulta innecesario trascribirlo aquí. Está disponible en la Dirección Departamental de Salud para personas e instituciones que quieran conocer que herramientas disponemos aquí en el departamento para ayudar a quienes presenten patologías vinculadas a lo mental.
Es importante saber que se está trabajando, que hay servicios que funcionan y normas claras que se empiezan aplicar. Tanto COMTA como ASSE tienen la obligación de atender las situaciones de crisis, con internación en un lugar adecuado, si así lo establece el profesional médico interviniente. Claro está, y de acuerdo a lo que establece la ley a la que hacíamos mención, esa internación ha de ser sólo por el plazo que el profesional entienda, y no se puede extender indefinidamente. No corresponde que una internación se prolongue por la razón de que la persona no tiene a donde ir o nadie se hace cargo de la situación. Ahí es donde la familia o la comunidad deben aparecer y es quizá uno de los aspectos más importantes a desarrollar o a fortalecer.
Funcionan, en Casa Diocesana, el Programa CIUDADELA y el Centro TAPE. El primero más con un rol de información, de orientación y de prevención; el segundo ya con un perfil de tratamiento, integrados ambos con equipos multidisciplinarios y que pertenecen tanto al sector privado como público de la salud local.
Hablando con quienes trabajan a diario con la salud mental en el departamento, nos queda la impresión de que la parte de atención primaria, la atención a la crisis de una problema mental o de adicciones, eso, parecería que está cubierto. También la parte de consulta de orientación. Sin embargo, parece haber consenso en que la carencia está en la continuidad del tratamiento, en como logramos una rehabilitación de la persona. No existe, en nuestro departamento, un lugar para dicha rehabilitación y la persona sale de una crisis y retorna al mismo entorno y vuelve a caer en otra crisis, volviéndose algo cíclico, sin que se logre la superación del problema.
Quizá deberíamos proponernos concretar un centro de rehabilitación para personas con problemas mentales y de adicciones. El predio ubicado en ruta 5 y 26 , propiedad de INAU , parece adecuado para instalar allí un centro donde las personas puedan hacer tareas vinculadas a la tierra y a la cría de animales, ya que el trabajo, está comprobado, ayuda como elemento terapéutico y para recobrar el equilibrio. Un proyecto de esta envergadura, requiere de un consenso y de una participación amplia en cuanto a instituciones, tanto en su fase de planificación, como en la financiación y en su gestión concreta.
Como puede verse, hay cambios en cuanto a cómo se está concibiendo la salud mental. Se va abandonando, paulatinamente, un modelo y se está empezando a trabajar de otra manera, mucho más respetuosa del ser humano y de su dignidad, mucho más en red, mucho más interinstitucional. Seguramente va a mejorar la salud mental de nuestra población.
No queremos cerrar estas líneas sin hacer mención a un aspecto relevante en cuanto a la salud mental de la población: la prevención. Prevención que tiene que comenzar con los niños, en como los criamos, en cuanto cariño le brindamos, en el fomento de la vida sana, exigiendo limites pero también en la contención emocional; prevención que tiene que estar también en los adolescentes y en cómo estamos atentos a lo que están viviendo.
Así como hay campañas y se hacen importantes esfuerzos para atender diversas enfermedades que nos aquejan, está bueno también que dediquemos esfuerzos a mejorar la salud mental de nuestra gente, de todo nosotros, porque eso, hará que seamos una sociedad mucho mejor.
(*) Representante Nacional por el Frente Amplio (MPP)
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