Que «el pago más grande de la patria», cada tanto nos aporta grandes y pequeñas historias, dignas de destaque, no es noticia alguna. Confieso que soy nacido en Tacuarembó y a pesar de no vivir allí desde hace 40 años, el contacto es diario, producto de ese arraigo férreo, que por lo general los del interior mantenemos con nuestra cuna. Seguramente, ese arraigo refiera más a la niñez o la juventud, que a cuestiones más cotidianas y actuales. El paso del tiempo seguramente edulcoró al extremo muchas vivencias. Basta con hablar con cualquier coterráneo de fuera del departamento, para experimentar esa casi pedante añoranza al pueblo.
Sin perjuicio de ello, la fiesta de la Patria Gaucha no es de esas cosas que mas me atraen o que me convoquen cada año. En sus 32 ediciones creo que fui únicamente 2 veces.
Mantengo algunas reservas desde el punto de vista de la organización, diseño y en especial en los últimos tiempos con los «números» musicales que allí se desarrollan, que a mi juicio han comercializado en forma extrema una fiesta que originariamente homenajeaba tradiciones gauchescas.
No niego que es una fiesta que importante en el circuito de festivales nacionales, no niego que convoca a algunos turistas extranjeros y a un importante número de uruguayos de varios rincones.
De todas formas ese no es el tema. O sea poco importa mi opinión o quizá mis criticas al evento. Pero creo vale la pena mencionarlo para que no se piense que lo que diré, está teñido por algún fanatismo pueblerino exagerado en defensa de la fiesta.
Hoy, la Patria Gaucha nos convoca, por ese insólito revuelo que se ha provocado a raíz de la publicación del afiche promocional.
Es sabido que el afiche es un punto cuidado y muy destacado año a año.
A modo de destaque debe reconocerse que muchos de esos afiches, hasta hoy la gran mayoría, fueron elaborados por ese genial artista del pago reconocido internacionalmente, el extinto acuarelista Wilmar «Flaco» Lopez. Un tipo sensacional que en su bohemia solo cosechó aprecios, cariños y amistades, además de sus enormes virtudes artísticas.
Y bien, llegamos al afiche 2019. Como siempre, por lo que cuentan, la Comisión organizadora, designada por el Gobierno Municipal y que actúa en su nombre, debatió y recibió aportes de sus integrantes en forma libre y democrática para elegir entre todos el tema del mentado afiche.
Y bien; una de las integrantes de la comisión, entendió que era una linda oportunidad para venerar a las nodrizas, inspirada -incluso- por integrantes de su familia en el pasado. La idea: Venerar nodrizas negras libres, que contribuyeron a alimentar a tantos y tantos niños de otras madres.
Algo que al presente sigue ocurriendo (claro está de diferente forma) con los exitosos y elogiados bancos de leche materna de algunos hospitales públicos, encabezados por el Pereira Rossell, que ha implementado un banco orgullo en el país.
Por ese lado nada raro.
La Comisión adopta en forma unánime la idea y se encaminan a designar al artista, a los efectos de aportarle la idea que deseaban plasmar en el afiche. Una mujer negra amamantando un niño blanco tal cual el artista Fernando Fraga, comunicó a los medios. Un afiche a pedido para promocionar la Fiesta de la Patria Gaucha No. 33.
No entraré en detalles técnicos sobre el dibujo, la obra contenida en el afiche, porque decididamente no los manejo, aunque algún artista por ahí ha dicho que las obras se aprecia y se valoran subjetivamente por cada espectador sin tanto misterio teórico. De todas formas creo que tampoco es el tema en este caso, determinar si la obra es técnicamente buena, mala o regular o si gusta o no gusta.
Pero ocurrió que una dependencia estatal especializada en temas de las mujeres, nada mas ni nada menos, que el Instituto Nacional de la Mujer dependiente del MIDES, emitió un comunicado sumamente agresivo, con comentarios durísimos contra los organizadores de la fiesta e incluso el propio Fraga.
En el comunicado que luce en forma destacada en la web del organismo entre otras cosas se manifiesta: «La imagen de una «ama de leche» nos retrotrae a un pasado que la comunidad afrodescendiente, y la sociedad uruguaya toda, debe rechazar, porque invisibiliza el impacto que la cultura esclavista y racista generó en las personas que la sufrieron.»
Como se vió semejante interpretación dista y mucho de la intención de la persona que lanzó la idea, de lo decidido por la Comisión y de lo plasmado por el artista.
A nuestro juicio el instituto debió mediante una simple llamada por teléfono llamar a la persona que tuvo la idea, consultarle intercambiar pareceres y por sobre todo informarse de primera mano del asunto.
Seguramente conocerían una realidad que parece no la tuvieron nunca en cuenta.
Seguramente a través de esa gente, conocerían que las mujeres Negras también tenían corazón, buenas intenciones y que en tiempos posteriores a la abolición de la esclavitud, generosamente se brindaban por entero a sus semejantes, como por ejemplo muchas antepasadas de los tacuaremboenses lo hicieron. Pero por sobre todo como lo hicieron familiares de la Señora que propuso la idea a sus compañeros de la comisión. Familiares de los que ella habla con respeto, veneración y orgullo.
Pero no, se tomó un camino equivocado que levantó una polvareda fenomenal.
Y desde artistas, gobernantes, amas de casa, etc., salieron al cruce.
Por citar ejemplos conocidos el Maestro Oscar Larroca con su siempre controversial estilo dijo: «El pensamiento único y represor lo están imponiendo sin ningún pudor. ¿Nadie en el MIDES pensó o dio lugar al hecho de que podría haberse tratado de un homenaje a una relación desinteresada entre una nodriza y un niño que necesitaba alimento? Por ejemplo» . Algo llamativo para quienes le seguimos sus comentarios, esta vez casi que en forma unánime fue apoyado.
Por su parte, otro reconocido artista, Adolfo Sayago en las redes dijo: «No me parece bien que el Mides se convierta en una Policía Cultural, su función es otra.»
Expresiones por el estilo se repitieron en muchos periodístas, medios y políticos de variadas ideologías y sectores.
Rescato quizá una opinión excluyente: la diputada Gloria Rodriguez dijo: «Es en esa imagen del «ama de leche», quizás por nuestro orgullo de ser afrodescendiente, que vemos un mensaje mucho más profundo y positivo que a la época o a las prácticas nefastas a las que pueda retrotraer; vemos como esa mujer a la que tanto aborrecían y tanto maltrataban, es quien termina teniendo en sus brazos lo más sagrado que aquellos ruines poseían, sus hijos; y es de sus entrañas donde brota esa savia que le da vida a ese pequeño niño, esencia que trasciende todo y que no tiene color.
Nuestra historia se escribió con sangre y dolor, no dejemos que el temor se convierta en la excusa que condene al olvido el camino que se transitó. «
Entonces nos surge la siguiente pregunta: ¿qué es lo que se está debatiendo en todos lados sobre el famoso afiche?
¿Es acaso un intento de buscar la interpretación adecuada de las intenciones de la ideóloga del afiche y sus compañeros de la comisión plasmado por el artista Fraga?
¿O el tema pasa por otro lado, muy lejos de ello? Y parecería que si porque, ya de salida la gente del MIDES, adjudicó intencionalidades descalificables a esa gente, y los expuso ante la opinión pública como discriminadores, racistas, etc.
Con esa actitud parece que se autoadjudican, en exclusividad, la grifa de únicos defensores de los principios anti-discriminación y del respeto a las minorías negras.
Y no está bueno, que entre representantes, gobernantes -puestos por nosotros- se tengan tanta desconfianza y se acusen de cosas, tan pero tan bajas, sin siquiera llamar por teléfono y decir: «che explícame como es el asunto ese, porque mi interpretación es media fuerte, y si salgo públicamente, armo un incendio «al cuete».
Pero por encima de todo me surge una pregunta que puede ser terrible. ¿Acaso los institutos oficiales que defienden a la mujer, piensan que una MUJER NEGRA, NO PUDO JAMAS LIBREMENTE ENTREGARSE DE CORAZON A SUS SEMEJANTES, MEDIANTE UN ACTO TAN DIGNO Y DESPRENDIDO COMO EL AMAMANTAMIENTO DE UN NIÑO DE OTRA RAZA?
Le tengo miedo a la respuesta.
Ahora eso si, reivindico mi legítimo derecho a mirar e interpretar un afiche como se me antoje y exijo que se lo respete a todos los compatriotas.
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