En Uruguay se realizan anualmente 600 trasplantes, un 22% de órganos, 61.5% de tejidos y 16.5% de células. Actualmente, 947.941 uruguayos vivos manifestaron su voluntad de donación. Durante los últimos 10 años el país aumentó su tasa de donación en más de un 100%, pero es aún insuficiente. En tanto, hace cinco años que se viene acortando la brecha entre cantidad de inscriptos en lista de espera y quienes concretan el trasplante. La directora del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Células, Tejidos y Órganos, Inés Álvarez, informó a la Secretaría de Comunicación que Uruguay está muy bien posicionado en la región y el mundo en materia de donación y trasplante de órganos.
La tasa de donación cerrada en 2011 (al corte) es de 20.3 pmp (por millón de población), lo que cuadriplica la media de toda América Latina. “Pese a ser un país muy pequeño, Uruguay tiene muy comprometido el concepto de solidaridad y la gestión general de la salud está desde hace mucho tiempo bien diseñada y trata de alcanzar los mejores resultados de la donación”, explicó.
En Uruguay se realizan anualmente unos 600 trasplantes de todo tipo, un 22% de órganos, 61.5% de tejidos y 16.5% de células. La sobrevida de los trasplantes es excelente en el país, de todos los órganos, aseguró Álvarez. Por ejemplo hay expectativa de vida de un riñón trasplantado de 17 a 20 años, del injerto sobreviviendo y funcionando en el receptor. Esa sobrevida se compara con los niveles de salud del primer mundo y aún así la calidad del trasplante es superior. Las listas de espera se gestionan de forma que la menor cantidad de gente quede postergada para que se logre trasplantar más. Según Álvarez, en los últimos cinco años se mejoró la cifra y se debe continuar.
Demanda insatisfecha – Existen a la fecha 947.941 uruguayos vivos que manifestaron su voluntad de donación. Durante los últimos 10 años Uruguay aumentó su tasa de donación en más de un 100%. Los promedios de los últimos cuatro años de las tasas de donación de órganos (18.10 pmp) y de trasplantes de todos los órganos (44.5 pmp) son buenos, en el comparativo de la región de América Latina y alcanzan la media europea, sin embargo sigue existiendo una demanda insatisfecha. En 2011, el 72.5% de los pacientes en lista de espera no lograron obtener un órgano para trasplante y el 4% falleció esperándolo.
El donante – La especialista explicó que es necesario considerar cuántas necesidades existen y cuántas condiciones biológicas se pueden ofrecer para efectuar una donación. Recordó que para ser donante, la condición de muerte debe ser “encefálica”, de los 33 mil fallecidos que tiene el país solo el 1% muere en esa condición; en esos casos se puede trasplantar, siempre y cuando no haya ningún otro factor médico que contraindique un trasplante efectivo. Es decir que biológicamente se reduce la cantidad efectiva de donación. Una característica particular, es que cuando la donación es inter-vivo la mujer es mucho más solidaria que el hombre. Quien decida expresar su voluntad de donación lo puede hacer en los lugares oficiales dispuestos. Uno de ellos es el Registro Nacional de Donantes, en el cuarto piso del Hospital de Clínicas, servicio que funciona las 24 horas, los 365 días del año. Otra alternativa está en las Intendencias. La de Montevideo cuenta desde hace muchos años con una oficina. Lo mismo en clínicas preventivas donde expiden el carné de salud y en las dependencias de la Dirección Nacional de Identificación Civil, entre otros lugares. Quienes brindan la información y recepcionan los datos de las personas solidarias, son ciudadanos que realizaron el curso de promotores de donación como por ejemplo la mayoría de los trasplantados que integran la organización civil denominada ATUR (Asociación de Trasplantados del Uruguay).
La decisión de otros – Cuando una persona fallece —por muerte encefálica— y no había manifestado previamente su voluntad de ser donante ante alguna de las dependencias antes mencionadas, la decisión queda en manos de su familia. Esto ocurre siempre y cuando la muerte sea certificada por un médico, porque conoce la causa de muerte, es decir que no es una muerte legal. Una vez constatada esta condición, el equipo de procuración del Instituto se acerca a la familia y es la psicóloga la encargada de pedirle la donación a los seres queridos. Solo en caso de obtenerse una respuesta positiva se procede. Si bien por ley existe un sistema de gradación de quiénes deciden —esposa o compañera, hijos, hermanos—, la postura de la institución es de tratar de obtener consenso, para no dejar situaciones discrepantes entre los integrantes de la familia. Fuente: presidencia.com
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