TACUAREMBO 2030 recomienda: “DE LAS ARMAS, LAS URNAS Y LAS LETRAS”

Autor: Alfonso Lessa

Este libro recoge 23 entrevistas realizadas a lo largo de 40 años ininterrumpidos de periodismo. Los entrevistados son protagonistas diversos de la política, de la cultura —entre ellos tres Nobel de Literatura—, guerrilleros, militares y dos premios Nobel de la Paz, uno en medio de la dictadura Argentina y otro en Polonia, en medio de la caída del régimen comunista. Las que forman parte de este libro fueron escogidas entre la gran cantidad que hice en estas cuatro décadas, las primeras publicadas en 1979, un año después de empezar mi trabajo en las redacciones y seis años más tarde de mi primera experiencia en los medios, en la vieja radio Sur.

Algunas se hicieron en dictadura y otras en democracia, a personajes uruguayos y a extranjeros, en Montevideo, Punta del Este, Buenos Aires, Guadalajara y La Habana. Casi todas fueron publicadas en Uruguay, pero también algunas en medios del exterior. Se redactaron en viejas y ruidosas máquinas de escribir y en modernas computadoras, se realizaron en los finales de la épica etapa del plomo o se editaron con las más modernas técnicas de impresión. Y en algunos casos fueron audiovisuales, realizadas para radio y televisión.

Este libro busca, además, acompañar cada diálogo con los contextos en los que se desarrollaron, describir a los personajes y transmitir el tipo de vínculo desarrollado entre el periodista y el entrevistado como resultado de una o dos entrevistas puntuales, o de consultas y conversaciones extendidas a lo largo del tiempo.

Estos textos dejan traslucir, sin pretenderlo, la evolución operada en aquel joven reportero que tanto cubría notas de información general o los partidos de la divisional C, como se lanzaba a entrevistar a personajes tan complejos e inasibles como Jorge Luis Borges, hasta el periodista más experimentado que, consciente de lo que implicaba, lograba que el exdictador Juan María Bordaberry expusiera por primera vez en muchos años su defensa del golpe de Estado y su repudio total a la democracia.

Las entrevistas publicadas aquí cuentan con un enorme valor agregado: las ilustraciones de Oscar Larroca, un artista de extraordinario talento cuya generosidad nos entrega una interpretación única de cada figura retratada.

La entrevista es un género fundamental del periodismo, pero también una herramienta esencial para los reporteros. Como género, permite mostrar a un personaje, analizar su pensamiento y reacciones, indagar en sus ideas y experiencias, y aun en los aspectos más personales e íntimos. Es un instrumento clave en la búsqueda de información y el armado de investigaciones e informes.

Como género, la entrevista permite acercarnos a las personas debajo del personaje, descubrir facetas desconocidas y pensamientos no expresados públicamente, construir relatos de vida personal y familiar. Esto suele deparar sorpresas agradables y desagradables; a menudo nos encontramos con alguien diferente al personaje que encarnan o que esperábamos encontrar. Así me pasó, por ejemplo, con Borges, simpático y sencillo, muy lejos del hombre hosco que se había mostrado en muchas oportunidades.

Entrevistar no es fácil ni en su génesis, ni en su desarrollo, ni en su presentación al público. Convencer a determinados actores de la vida pública de que se sometan a ser entrevistados puede implicar mucho trabajo; ganarse su confianza, lograr que bajen las defensas y se abran a contar lo que incluso no quieren contar es una tarea ardua.

Se requiere, además, conciencia de que para lograr una entrevista productiva es necesario dejar de lado sentimientos o puntos de vista personales; y convicción de que el protagonista es el entrevistado y no quien hace las preguntas. Por tanto, lo mejor es dejar que el interlocutor hable; no es necesaria la calificación ni la descalificación, ni la agresividad ni la pose. Basta con que el entrevistado diga lo que piensa. Y cuanto más diga mejor, empujado, por supuesto, por las preguntas y repreguntas del periodista que debe conocer a quien tiene enfrente y haberse preparado para enfrentarlo.

Hace más de 400 años, el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha pronunciaba un discurso sobre la alternativa entre el camino de las letras o de las armas, enlazando reflexiones sobre ambos rumbos y su verdadera trascendencia en la sociedad.

[…] dicen las letras que sin ellas no se podrían sustentar las armas, porque la guerra también tiene sus leyes y está sujeta a ellas, y que las leyes caen debajo de lo que son letras y letrados. A esto responden las armas que las leyes no se podrán sustentar sin ellas, porque con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos, se despejan los mares de cosarios […]

Este libro da cuenta de experiencias de entrevistados que se transformaron en protagonistas al elegir uno u otro de esos rumbos, y varios incluso alternando entre ambos. Podría llegar a decirse que el ejercicio de la política, y sobre todo del gobierno, en un sentido laxo, es en cierta forma una síntesis de los dos.

La selección de estas entrevistas implicó dejar por el camino muchas que bien pudieron haber formado parte de este libro. Unas son mucho más extensas que otras, incluso producto de la fusión de más de un diálogo; pero aun las más breves me parecieron oportunas por la relevancia del personaje, o por las circunstancias en que se realizaron.

Este libro es la concreción de un proyecto largamente deseado y varias veces postergado por urgencias laborales. Implicó un trabajo casi arqueológico de búsqueda en archivos y colecciones de diarios, revistas y semanarios, o en textos originales en sus respectivas cuartillas que yo había conservado. También implicó volver a escuchar viejos casetes, celosamente guardados incluso por décadas, e intactos en su gran mayoría.

Hubo entonces que digitalizarlos para emplear los audios sin temor a dañar el soporte. Así recuperé diálogos más amplios que las entrevistas que en su momento se publicaron, en general por las habituales razones de espacio y pertinencia. En algún caso, el recorte fue resultado de la cautela que aconsejaba limitar ciertas expresiones, sin dejar de decir lo esencial, ante las reiteradas clausuras del régimen militar a medios como la revista Opción en 1982.

Similar proceso de búsqueda requirieron las entrevistas realizadas para televisión y radio, aunque en general con un respaldo de audio propio. Casi todas ellas fueron parcialmente divulgadas —algunas muy parcialmente—, sobre todo las que tenían como fin formar parte de informes y documentales. También hay entrevistas realizadas expresamente para mis libros, algunas publicadas in extenso y otras solo en parte como insumos para establecer determinados asuntos.

Volver a escuchar a los personajes de este libro fue reencontrarme con sus voces, con sus historias de vida y también con mi pasado. Uno de los momentos que más me conmovió fue escuchar al gran poeta Carlos Sabat Ercasty y a su esposa preguntarme por mi edad y oír mi voz joven contestando «21 años».

El periodismo me dio la posibilidad de conocer gente y lugares a los que de otra manera no hubiera accedido. Cuando hoy miro en perspectiva estos 40 años de profesión, no puedo menos que asombrarme y sentirme feliz de los encuentros con Borges, Piazzolla o García Márquez, Vargas Llosa, Saramago o Benedetti, por nombrar a algunos. O de haber conocido tan estrechamente al general Seregni, uno de los políticos que hicieron historia en Uruguay, o de entrevistar a Lech Walesa, o a Daniel Ortega. Y también de haber asumido la decisión de entrevistar a Bordaberry. No se agota aquí, sin embargo, la lista de los 23 entrevistados en este libro.

A lo largo de mi carrera pude conocer y conversar unas cuantas veces con personalidades a las que sin embargo nunca, por diversas circunstancias, realicé una entrevista, algo que siempre lamenté. Es el caso de Wilson Ferreira Aldunate, sobre quien hice varias coberturas, incluida la impresionante travesía en barco al regreso de su exilio desde Buenos Aires. En esos casos todavía hay bastante para contar, aunque no en un libro de entrevistas como este.

Debo agradecer muy especialmente a Fernando Butazzoni, amigo, gran escritor y periodista, que no dudó un instante cuando le conté que quería incluir en este libro la entrevista que hicimos juntos a José Saramago. Es la única publicada aquí que tuvo dos entrevistadores.

Las entrevistas que van a leer implican un viaje en el tiempo y, como siempre, lo más difícil es imaginar las cosas en su contexto.

Para mí también constituyen un viaje por las oportunidades y las distintas estaciones que recorrí en esta profesión. Fue pasar por la vieja redacción de La Mañana y en especial la de El Diario en la calle Bartolomé Mitre, con su irrepetible olor a papel y tinta, su armado en plomo y sus rotativas, sus personajes y enormes profesionales de los que puede aprender; con sus prácticas en la redacción y las trabajosas coberturas iniciales de las divisionales B y C del fútbol uruguayo, para las que el único medio de reportar los datos con el que contaba era el teléfono del bar más cercano.

Aprendí mucho de esos tiempos en los que pasé por tareas tan variadas como el periodismo propiamente dicho, la corrección de páginas o los controles al pie de la rotativa.

Fue también volver a los muy difíciles y ricos tiempos de Opción y Aquí, abundantes en clausuras, controles y persecución, en los que había que aguzar la imaginación para contar lo que no se podía contar; a las coberturas de la agencia internacional DPA en las que se podía decir todo lo que estaba vedado en el país, por lo que su oficina era un centro de encuentro para mucha gente en busca de lo que no lograba obtener en otro lado; a la compleja tarea de informar sobre el período de la transición en Búsqueda, un momento fundamental de la historia reciente del país; a la redacción, ya muy distinta, de El Observador.

Fue volver a los tiempos de la radio y la televisión, en especial en canal 12 y también en TV Ciudad, donde pude dedicarme a desarrollar trabajos documentales, y revivir las trabajosas y al mismo tiempo disfrutables investigaciones de mis libros anteriores.

Son 23 personajes. Pudieron haber sido otros. Pero esta es la selección.

 

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