El tacuaremboense Danilo dos Santos presentó su primer libro sobre poesía a sala llena en Club Tacuarembó, entre los participantes estuvo el también poeta coterráneo Agamenón Castrillón, quien sobre la obra expuso:
“Estamos aquí para Celebrar.
Tan simple como su acepción primera: conmemorar un acontecimiento.
Podemos levantar la vara y ensalzar y aplaudir la pública/acción de un libro de poemas.
Y más, reverenciar el reencuentro de dos amigos: El Pardo Danilo y el Negro Agamenón.
Todo ello está permitido, disfrutémoslo!
Entre esas cosas que tiene la amistad es que trasvasa el tiempo (tras, tras, tras de la cachila del pasado) y reduce el espacio a un punto. Con Danilo fuimos compinches de niñez y adolescencia y después, por décadas habitamos mundos diferentes. Pero no soltamos la mano del afecto por las vivencias compartidas, de maduras, verdes, y también de las pobres podres.
Desde el año pasado nos reconectamos nuevamente y empezamos a hablar de poesía y de poetas. Nos empezamos a leer con otros ojos, otros signos y rescatamos el habla desde otra fala.
Descubrí al scripteur, como le gustaba decir a Barthes, avezado, preocupado por sus lecturas, hondas, y también al hombre que pone el sentimiento cuando hay que poner, y no se le caen prejuicios cuando hay que sentir. Y cuando hay que más decir y maldecir.
Creo que, ya lo he dicho en otras oportunidades, no se trata de ser original, si no de ser auténtico. Con esa mirada fui descubriendo en los poemas de Danilo, su voz.
Fundir la sombra en la sombra de otros, en el plano de la creación, es cosa repetida. Encontrar la luz que nos proyecte como uno mismo, lleva calenturas y sudor, y sobre todo tiempo: dedicación, delicadeza y al fin deleite por los hallazgos y las pérdidas.
En este predispuesto y digitado mundo, donde el fast food, el fitness, el free shop, el shopping (la actual catedral de consumo), la sustitución del deseo de ya por el deseo que viene, el corazón desconectado del cerebro, el cerebro a velocidad de un avión, en el espiral vertiginoso del pensamiento donde zumban mosquitos y moscardones… en este in/mundo, hacer poesía es un acto libertario, funcional al sistema, porque de ese tema no se sale con sístole ni aspirina, pero es “sistémicamente” libre.
Así que aún bajo la tiranía de la arbitrariedad del signo, de la que sigue hablando el viejo Saussure, el poeta sueña, y es un soñar despierto que enciende la imaginación de la vela que ilumina la poesía.
Aún el escritor de ficción que escribe para él, y se descontamina… termina escribiendo para nosotros.
Ese acto libertario de la escritura me gustaría representarlo en un texto que escribí a un médico argentino, hombre de equilibrios moleculares, y que avecina ciencia y poesía, en honor a Danilo:
Molécula Poética.
Es cierto, Pedro,
molécula no tiene mucho sabor poético
aunque molécula y poética tienen similar acentuación
y cierta asonancia
salvando que el aljibe de la U se come a la lombriz de la I.
Pero los átomos y las letras se juntan –por lo menos dos- para formar moléculas y palabras respectivamente (aunque “respectivamente” tampoco es una palabra con valor poético).
Lo interesante de todo esto es que,
en el gen del lenguaje en la especie humana,
el poeta se mete como agente mutador de las bases moleculares
y empieza a perturbar el habla
construyendo dificultades para articular sonidos,
trabar la lengua contra el paladar,
anarquizar la prosodia,
romper con la acústica del discurso…
en fin se arma tremendo relajo y la comprensión lectora se va al carajo!
Después vuelve del caos a compatibilizar átomos y letras, a formar moléculas coherentes y palabras legibles, para que los lectores no se pongan nerviosos y evitar que repitan el viejo sonsonete de que no leen poesía “porque no se entiende”.
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Danilo dos Santos (febrero 1956). Médico tacuaremboense. Inicio de trabajos en los 80. RETROPOEMAS muestra los primeros pasos en la poesía; con sus errores que el autor no esconde ni retoca, lo muestra al lector, poesía que pretende conjurar el desencanto y pretende abordar su identidad, el canto.
Foto: Directora Dptal. de Cultura Patricia Mullin, Agamenón Castrillón, comunicador Miguel Olivera Prietto y Danilo dos Santos en el día de la presentación del texto.
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