LONDRES, 2 may 2019 (IPS) – Ibrahim Samura, propietario y editor de New Age, un periódico independiente de la capital de Sierra Leona, fue golpeado brutalmente durante las elecciones presidenciales de marzo 2018, frente a efectivos de la policía y el ejército. Murió a causa de las heridas tres meses más tarde y más de un año después sus agresores están identificados pero siguen libres.
La Asociación de Periodistas de Sierra Leona (SLAJ, en inglés) solicitó al gobierno del presidente Julius Maada Bio el procesamiento inmediato de todos los presuntos agresores del periodista.
El ataque a Samura y al menos otros dos reporteros se produjo a plena vista de agentes de seguridad, ya que los periodistas cubrían el discurrir de la jornada electoral en un suburbio de Freetowon, apenas a unos pasos de la estación de policía.
“La prolongada demora en llevarlos ante la justicia está ayudando a una cultura de impunidad”, dijo a IPS el secretario general nacional de SLAJ, Ahmed Sahid Nasralla. “Estamos pidiendo a la policía y al gobierno que actúen. La investigación ya se realizó. Depende de las autoridades actuar ahora. Seguiremos presionándolos para que lo hagan”, afirmó.
Según SLAJ, la muerte de Samura está directamente relacionada con la paliza que recibió con “cadenas y pesados palos de metal pesados”, lo que causó una hemorragia intracerebral que le produjo finalmente la muerte.
Expertos médicos puntualizaron que Samura no sufrió algún “traumatismo por una fuerza brusca similar en la cabeza” desde el momento de la despiadada golpiza, por lo que es “totalmente seguro” que sus agresores en aquel incidente son los causantes de su deceso.
Las investigaciones realizadas confirmaron que entre los cinco presuntos homicidas, los llamados “los súper potentes hooligans”, estuvo Ibrahim Washingai Mansaray, un antiguo viceministro del entonces gobernante y tradicional partido del Congreso de Todo el Pueblo (APC, en inglés), que fue desalojado del poder en aquellos comicios.
Además, participaron el exalcalde de Freetown, Herbert George Williams, el presidente de un club de fútbol local, Sanusi Kargbo, un portavoz del entonces gobierno del APC, Abubakarr Daramy, y Dankay Koroma, hija del entonces presidente, Ernest Bai Koroma (2007-2018).
Diez meses después de la muerte del periodista, ninguno de los infames “cinco de Samura”, como se les conoce en el país, ha sido arrestado, aunque la policía asegura que ha emitido las órdenes de arresto en su contra.
Algunos periodistas atribuyen esta anomalía al hecho de que antes de su muerte, Samura había aceptado públicamente una “disculpa” del APC, lo que para algunos suponía un “perdón preventivo” a sus presuntos homicidas.
Pero el editor de Sierra Express Media, Adeyemi Paul, fijo una posición que es secundada por la mayoría de los periodistas sierraleoneses. “Puede haberlos perdonado, pero un crimen es un delito. El papel de la policía y los tribunales es arrestar y procesar a los delincuentes, no ofrecer perdón”, planteó.
Amara Samura (sin relación con el periodista asesinado), editora del periódico The Vision, dijo que “los que golpearon a Ibrahim Samura deberían ser llevados ante la justicia, porque esa golpiza causó su muerte, haya habido disculpa o no”.
Fayia Amara Fayia, del periódico Standard Times, dijo que hubo rumores de que Samura había aceptado una “compensación” del expresidente Koroma, cuya hija integró presuntamente al grupo atacante. “Los periodistas no deben entrar en tales acuerdos con sus agresores, porque esto impulsa la impunidad”, dijo.
Muchos periodistas esperaban que la llegada de Bio a la presidencia, el 4 de abril de 2018, fuera un buen augurio para la libertad de prensa en Sierra Leona, pero se han visto decepcionados.
La realidad es que el hostigamiento, la intimidación y las golpizas a periodistas han continuado bajo el gobierno de su Partido Popular de Sierra Leona (SLPP, en inglés).
Apenas un mes después de que Bio asumiera el cargo, los partidarios de SLPP atacaron a Yusuf Bangura, un reportero de la emisora radial Sierra Leone Broadcasting Corporation. Sus atacantes dijeron que era una “recompensa” por sus “informaciones negativas” sobre el SLPP y Bio durante la campaña electoral.
Luego, en septiembre, Fayia Amara Fayia fue arrestado en el estudio de televisión de AYV Media durante una transmisión en directo. Su detención la ordenó el viceministro de Información, quien afirmó que el reportero había desprestigiado al presidente en una de sus piezas. Fayia fue liberado más tarde sin cargos.
Ese mismo mes, varios periodistas fueron atacados y su equipo fue dañado por matones pertenecientes presuntamente al SLPP, mientras cubrían una actividad en el distrito norte de Kambia.
Ya en enero de este año, el editor de medios de Sierra Express, Alusine Bangura, fue golpeado en su oficina por hombres que, dice, no solo se identificaron como simpatizantes del SLPP, sino que también llevaban camisetas alusivas al partido gobernante. El periodista sufrió graves heridas en su cabeza y torso, mientras tres de sus colegas lograron escapar de los agresores.
“Reconocí a uno de los hombres, un tipo fuerte, un matón popular de los militantes del SLPP”, dijo Bangura a IPS. “Había alrededor de 13 de ellos. Si no hubiera sido por los muchachos del área, quienes llegaron para ayudarme, me hubieran matado”, contó.
Según Bangura, este fue el segundo ataque a sus oficinas. El primero ocurrió en abril de 2018, nada más asumir Bio el cargo. “Nos atacan porque dicen que somos demasiado críticos con el gobierno”, continuó.
“También dijeron que los criticábamos cuando estaban en oposición. Pero ese es nuestro deber, mantener a los políticos en estado de alerta. Siempre somos críticos con la acción del gobierno, de cualquier gobierno”, afirmó.
Las agresiones contra los periodistas por cumplir justamente su función es vista como parte de una cultura de impunidad, una percepción que alimenta el fracaso en detener y enjuiciar a los presuntos homicidas de Samura.
Muchos creen que si se establece un precedente, donde quienes agreden a los periodistas son castigados, sería un gran paso a favor de romper esa cultura de impunidad, mientras se apoyaría al periodismo independiente.
Como dijo Bangura, “yo mismo podría haber resultado fácilmente asesinado en enero por esos matones”.
Tal vez una de las razones por las que el actual gobierno del SLPP esté reacio a procesar a los asesinos de Samura sea porque significará que también tendrán que procesar a sus propios partidarios que habitualmente golpean a los periodistas.
Pero el presidente debería recordar sus propias palabras a los miembros del SLAJ cuando se dirigió a ellos en diciembre pasado.
Bio dijo entonces que “me gustaría que recordáramos el heroísmo de alguien que no está aquí con nosotros esta noche: Ibrahim Samura … Nunca más deberíamos tener un gobierno o políticos que renuncien a su deber de proteger a los periodistas y se conviertan en los autores de la violencia contra ellos”.
Mientras SLAJ solicita al gobierno de Bio que actúe contra los llamados “cinco de Samura”, sus miembros también esperan que el gobierno cumpla su promesa de derogar las leyes penales de difamación, que los gobiernos anteriores han utilizado para controlar a los medios y para castigar a los periodistas independientes.
Desde Sudáfrica, Angela Quintal, coordinadora del Programa de África en el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, en inglés), dijo a IPS que “el presidente Bio debe actuar con rapidez para garantizar que la ley sobre la difamación criminal y sediciosa sea finalmente revocada, algo a lo que se comprometió cuando llegó al poder el año pasado”.
Quintal agregó: “También debe enviarse un mensaje de que las autoridades no tolerarán los ataques a los periodistas y la única manera de garantizar esto es garantizar que los responsables [de la muerte de Samura] sean responsables a través de la fiscalía”.
A su juicio, el presidente Bio “se ha comprometido públicamente a defender la libertad de prensa y esta es una forma de demostrar que sus planteamientos no son mera retórica”.
LAHAI J. SAMBOMA
T: EG
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