El porcentaje de riqueza real heredada en Uruguay asciende a casi un tercio del total, al tiempo que la riqueza real bruta presenta una acumulación en la cola alta de la distribución, apropiándose el 10% más rico de un 57,11% y el 1% más rico un 24,32%.
A su vez, la riqueza heredada muestra una concentración mayor que el resto de la riqueza: 0,95 frente a 0,82 en el Índice de Gini, siendo 0 la perfecta igualdad y 1 la perfecta desigualdad.
Así lo indica un trabajo de los economistas Bruno Agustoni y Evelin Lasarga, divulgado por el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República.
La premisa del informe fue estudiar la incidencia de la herencia en la distribución de la riqueza real bruta en Uruguay, de manera de cuantificar la importancia que tiene en contraposición a otras fuentes de riqueza.
Agustoni y Lasarga citan a su colega francés Thomas Piketty para sostener que la herencia es el principal canal de transmisión familiar de las desigualdades.
Otra de las causales que contribuyen al resultado es el diferencial de natalidad entre las dinastías pobres y las ricas: si los pobres tienden a tener más hijos que los ricos, las inequidades persisten en el largo plazo aún si tuvieran iguales tasas de ahorro.
Según el trabajo los factores que más inciden en la posesión de riqueza son el haber recibido una herencia, el ser dueño de negocios y el ser un hogar con promedio de edad mayor a 60 años, quedando el clima educativo en un segundo plano.
Cerca del 19% de los hogares uruguayos hereda su residencia principal, que a su vez representa el 55,2% de los activos y el 52,3% de los pasivos de los hogares, mientras que el 3% la recibe como un regalo.
En cuanto a los activos que componen la riqueza, los negocios son el que se encuentra más concentrado. El 1% más rico de la población posee el 71,95% y el 5% más rico posee el 86,39% de los negocios.
En los nueve primeros deciles hay un bajo porcentaje de esta riqueza. En cuanto a la vivienda, la misma se encuentra mejor distribuida aunque la concentración es evidente. La mitad de la población más pobre se apropia del 3,90% de la vivienda, mientras el 10% más rico posee un 58,87%.
Otros activos reales es el componente de la riqueza que se encuentra distribuido de forma menos desigual. La mitad más pobre de la población tiene un 14,90% mientras el decil más rico se queda con un 34,10%. A su vez el 1% y 5% más rico tienen un 8,75% y 23,15% de este tipo de riqueza.
Para la realización del estudio, se relevaron datos de la Encuesta Financiera de los Hogares Uruguayos.
Los últimos datos disponibles indican que la riqueza total está fuertemente concentrada en Uruguay, con un índice de Gini superior a 0,82. El 1% más rico se apropia del 26% de la riqueza. El 0,1% más rico se queda con el 14%.
En términos relativos son cifras mejores que las observadas en países como Chile o Estados Unidos, pero peores que las de España.
Extraído de Portal Ecos
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