En noviembre comienza la construcción de un aula sustentable en la Colonia Escolar Nº160, ubicada en Balneario Iporá, a 7 kilómetros de la ciudad de Tacuarembó.
La Inspectora Departamental de Educación Inicial y Primaria Beatriz Diperna dijo que el aula sustentable será para uso múltiple y «podrán disfrutar todos los niños que pasen por la colonia».
La organización Tagma será la encargada de la construcción, y tiene como antecedente haber liderado el proyecto de la Escuela Sustentable de Jaureguiberry, haciendo especial foco en la ruralidad. Es esa la primera escuela autosustentable de América Latina. El aula se levantó en el «Centro Agustín Ferreiro» (CAF), que es referencia en educación rural en Uruguay.
De hecho, por allí pasan durante el año 1.700 maestros rurales para participar en distintas capacitaciones y también van todos los estudiantes de cuarto año de Magisterio a hacer sus prácticas, según explicó Juan Pablo Méndez, representante de la empresa que dirige el proyecto y que estuvo presente en el lanzamiento del mismo.
La escuela sustentable se basa en 7 principios:
– Utilización de energías renovables.
En este caso, paneles fotovoltaicos que aportan toda la energía eléctrica que consume el edificio.
– Acondicionamiento térmico pasivo. La posición del edificio, con su cara vidriada totalmente orientada hacia el norte, y cara sur rodeada por un grueso muro de neumáticos enterrado en un gran terraplén atravesado por 9 tubos de ventilación hacen que el edificio mantenga una temperatura estable entre los 18° y los 25° durante todo el año sin necesidad de recurrir a fuentes de calefacción o refrigeración artificiales.
– Captación de agua de lluvia. El techo inclinado de los salones capta el agua de lluvia que se almacena en 10 tanques con capacidad total de 28.000 litros que abastecerán al edificio por completo.
– Reutilización de aguas. Se maximiza el recurso agua dentro del edificio mediante un sistema de distribución que filtra y limpia el agua para habilitarla para el consumo humano en las piletas de los baños. Desde allí, el agua recorre la huerta interior regando sus plantas y el restante se destina a las cisternas de los baños, desde donde termina enviándose a través de los inodoros a una fosa séptica conectada a una celda botánica que hará el tratamiento final
de aguas de forma natural.
– Producción de alimentos. Tanto la huerta interior que recorre el pasillo frontal del edificio como una huerta exterior, producen alimentos orgánicos y saludables para el consumo de las personas que habitan el edificio.
– Utilización de materiales reciclados. Se introducen en la construcción material considerados de residuo junto a materiales tradicionales y naturales.
– Factor humano. El último principio, incorporado por Tagma especialmente para el programa Una Escuela Sustentable, es el factor humano. Un edificio de estas características necesita ser habitado y cuidado para su óptimo funcionamiento.
Para esto, es importante trabajar sobre distintos valores que atraviesan el proyecto tanto desde el punto de vista constructivo, educativo y comunitario y que promueven el trabajo en equipo, la colaboración, la participación diversa, el cuidado del medio ambiente y el uso responsable de los recursos.
- De Semanario Centro
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