La profundidad, el vértigo, los desafíos y enigmas que genera la revolución de las comunicaciones, va modificando sustancial e inadvertidamente las costumbres, los nexos de sociabilidad, la actitud social frente a la solemnidad de la muerte. Las sociedades imbuidas de hondo humanismo, todavía conservan algunos hábitos de los antiguos, de recordar y rendir justo prez a quienes parten, rememorando trayectorias y ejemplos que merecen ser recordados.
Tal, es el caso de Yamandú Agamenón Castrillón D`Angelo, cuya presencia física perdimos hace algunos días. Compartimos aula en lo que por entonces se denominaba “Preparatorio”. Con posterioridad, compartimos inolvidable lapso en venturosa “Pensión de Estudiantes” de la capital. Tenía una personalidad inquieta, racional, cuestionadora, bien dispuesta al mejor compañerismo y favorecida por un talento sumamente fértil.
El tiempo juvenil del Liceo, la convivencia montevideana, la continuidad ininterrumpida de nuestra amistad, nos privilegió a muchos de sus amigos, con el conocimiento de un ser humano excepcional, sensible, generoso, en combate permanente con los desafíos diarios y las luchas por tantas utopías. Mil pruebas de amistad, confidencias y complicidades, galvanizaron una relación que siempre valoramos favorablemente. De sonrisa franca, amplia y corriente, se divertía constantemente. De cada encrucijada, emergía con posibilidades distintas y ocurrencias plenas de buen humor.
Fue excelente estudiante, de reconocida relevancia en el campo laboral, poeta galardonado, narrador fecundo, insaciable hurgador de horizontes, soñador y empecinado luchador por contribuir a un mundo mejor.
La evocación, me recuerda su vivacidad en la presentación de su primer libro en Montevideo, mientras en otro extremo temporal, aparece la presentación todavía reciente del libro de un amigo en Tacuarembó, luciendo intactas sus mejores cualidades.
Fue figura representativa de nuestra generación, que debió crecer en tiempos convulsionados, afortunadamente superados. Sus aportes a la cultura, amigos, familia, sociedad, sin duda, también estimularon logros ajenos y contribuyeron a conquistas comunes.
Las referencias sintéticas que preceden, solo tienen el propósito de evocarlo inserto en diferentes etapas, en circunstancias que seguramente también han compartido numerosos coetáneos. Tienen además, el propósito de recordarlo en ámbitos colmados por el humanismo que tanto practicaba y le desvelaba.
A Agamenón, la certeza de un conmovido y agradecido recuerdo. A sus familiares y amigos, nuestro pesar, afecto, compromiso con el humanismo y altos sentimientos que tanto lo caracterizaron.
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(*) Yamandú Agamenón Castrillón D´Angelo, falleció a la edad de 66 años, el 10 de enero de 2021, en la ciudad de Montevideo. Había nacido el 7 de octubre de 1954 en Tacuarembó.
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DIRECCIÓN NACIONAL DE CULTURA
Falleció Agamenón Castrillón
La Dirección Nacional de Cultura lamenta la muerte del escritor Agamenón Castrillón, nacido en Tacuarembó en 1954.
En los años ochenta Agamenón fue fundador de la Revista Uno en la Cultura junto a Gustavo Wojciechowski y Héctor Bardanca quienes, con otros poetas, iniciaron y sostuvieron el Grupo Uno y las Ediciones de Uno. Publicó los libros Perzonas (Ediciones de Uno, 1982), Trece instrucciones y una traición sobre el indio de la Banda Oriental (Ediciones de Uno, 1985), El aviador de la bahía (Premio de la Cadena, 1989), Cuentos de El Barón de Carumbé (Banda Oriental, 2002), que fue tercer premio compartido de Narrativa del MEC y Costas de la Aldea (Yaugurú, 2009), entre otros.
Escribió también textos de canciones que fueron musicalizados por distintos intérpretes del canto popular uruguayo. En 2019 la editorial Yaugurú publicó “Todo asunto”, una antología que reúne textos éditos e inéditos de su obra.
Muy buena lembranza de otro ex compañero de épocas liceales, lindas y difíciles a la vez.