UNA MEJOR NORMALIDAD / Por Andrés Lima (*)

Es tiempo de ser solidarios y coordinar esfuerzos entre la sociedad civil, los sindicatos y gobiernos, tanto a nivel nacional, departamental y municipal. Dejar atrás los prejuicios y los muros que pretenden dividirnos, para trabajar realmente en conjunto.

Mientras atravesamos uno de los más duros momentos que nos ha hecho vivir esta pandemia, cabe detenerse a reflexionar respecto a los pasos que hemos dado en estos meses, que nos han permitido comenzar a transitar hacia lo que algunos han denominado, una nueva normalidad. Los desafíos que nos ha impuesto la pandemia abarcan todas las dimensiones de acción de los gobiernos.

La experiencia que nos ha brindado este año de trabajo bajo el COVID-19 nos deja lecciones aprendidas que debemos integrar en el futuro, en los ámbitos de gestión, económicos, culturales y sociales, que permitan no una nueva, sino que una mejor normalidad para todos.

En materia de gestión, los esfuerzos sobre los que nos hemos concentrado los gobernantes han tratado de atender a la emergencia sanitaria, y contrarrestar la emergencia social que se causó por el confinamiento, asistiendo a cientos de familias de trabajadores que han perdido su única fuente de ingreso laboral.

Desde mi rol como gobernante he implementado varias acciones de asistencia directa a organizaciones de la sociedad civil que están trabajando en atender la emergencia alimentaria. En momentos como estos, lejos de cortar los brazos del Estado lo que se requería y requiere es un rol activo de los gobiernos desplegando los recursos necesarios para poder atender las primeras y más básicas necesidades de la población.

Así lo hemos hecho en el gobierno departamental de Salto a través de múltiples programas de asistencia directa a emprendedores, colaborando con alimentación para comedores y fortaleciendo los espacios de atención sanitaria.

Contrario a lo que sostienen ciertas posiciones, hoy es tiempo de más y mejor intervención pública, así como de encarar la salida a esta pandemia buscando una auténtica cooperación entre el sector público y privado. No, no es tiempo de dejar a los ciudadanos solos ni librados al juego del mercado.

Es tiempo de la solidaridad y la coordinación de esfuerzos entre la sociedad civil, los sindicatos, los gobiernos tanto a nivel nacional, departamental y municipal. Dejar atrás los prejuicios y los muros que pretenden dividirnos, para trabajar realmente en conjunto.

En materia económica, desde nuestro Gobierno Departamental en Salto, hemos procurado poder desplegar esta ayuda social tan necesaria, gracias al proceso de reordenamiento financiero y responsabilidad fiscal que alcanzamos en nuestra pasada administración.

¿Cómo es posible que podamos utilizar recursos fiscales del gobierno departamental para atender la emergencia social? Pues porque la casa está en orden. Desde mi gestión hemos recuperado a Salto de la debacle financiera que había en 2015 y hoy tenemos una Intendencia con orden de hacienda y además habiendo favorecido la llegada de inversiones al Departamento.

Nuestra gestión en Salto es un ejemplo que podría servir de referencia para el gobierno nacional. No hay una incompatibilidad entre asistir y ayudar directamente a la población que lo requiere y mantener el gasto público en orden, en tiempos de COVID-19.

Una situación única como lo es una pandemia tiene que invitar a soluciones extraordinarias. En materia de gestión departamental así lo hemos entendido y ahí radica la solicitud de participación en el Fondo COVID-19 que hemos hecho desde los gobiernos departamentales hacia el gobierno nacional.

Pero además el rol activo del Gobierno en la recuperación se traslada a los sectores productivos. En nuestro caso hemos trabajado brindando incentivos fiscales específicos a determinados actores productivos locales y emprendedores que tanto han sufrido con esta pandemia.

En materia de estímulo al sector productivo, nuevamente gracias a una cooperación público-privada, establecimos protocolos sanitarios que reinventan la industria turística en nuestro departamento con el concepto de «turismo seguro». La pandemia no ha sido una excusa además para que activamente sigamos trabajando en la búsqueda de inversiones tal como lo refleja la llegada del Proyecto «El Milagro».

En material social, las consecuencias que el confinamiento, así como el aislamiento social han causado sobre nuestra sociedad exigen un nuevo rol del Estado. Trabajando de manera conjunta con la sociedad civil, desde el gobierno departamental, hemos desarrollado programas que atienden especialmente la situación de violencia de género que sufren las mujeres y que se agravó durante el confinamiento.

A su vez, se ha hecho necesario realizar un seguimiento en materia de seguridad alimentaria y de las necesidades básicas que han tenido las familias que han perdido su única fuente de ingreso.

En este ámbito la pandemia ha sacado lo mejor de nosotros, la solidaridad organizada ha permitido que muchas personas puedan contar con un alimento cuando escaseaba en la mesa familiar. Trabajando juntos, esa ha sido la clave para atender la emergencia social.

En el ámbito cultural, la pandemia nos deja varias lecciones aprendidas que tenemos que integrar en la construcción de país en el futuro: de ésta salimos juntos. La cultura de construcción colectiva, de apuesta al diálogo social y de cooperación entre oficialismo y oposición, es la necesaria vía por la que tendremos que transitar en los próximos años.

La integración de los aprendizajes que nos deja esta pandemia nos permitirá avanzar hacia una nueva «normalidad» que sea mejor que la anterior para todos.

(*) Andrés Lima – Intendente de Salto

  • De Montevideo Portal

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo no será publicada.


*