SANTIAGO (Uypress) – Las elecciones del pasado fin de semana en Chile marcaron la derrota de la alianza derechista que sostiene al presidente Piñera, al tiempo que catapultaron a la escena política a sectores independientes y de izquierda como fuerza mayoritaria.Este fin de semana se eligieron en Chile a los miembros de la Convención Constituyente, que deberá redactar un nuevo texto, que sustituirá al vigente de 1980, herencia aún presente del pinochetismo.
También se eligieron alcaldes, concejales y gobernadores. «Los claros ganadores de estas elecciones son los candidatos independientes, en todos los niveles», declaró a Deutsche Welle Andreas Klein, representante de la Fundación Konrad Adenauer (KAS) en Chile.
A pesar de haberse presentado en una alianza única, mientras la oposición iba dividida, la alianza derechista Chile Vamos sacó sólo 37 de 155 escaños. Esto es, menos del tercio que le habría permitido vetar o impedir el avance de las reformas a las que aspira la oposición.
«Los defensores del status quo, que querían mantener el modelo de desarrollo, tuvieron un resultado peor de lo esperado. Y ganaron los que estaban a favor de un cambio. Ese va a ser el ánimo de la Convención, en favor de dejar atrás los principios tan neoliberales y conservadores de Pinochet y de formular un nuevo contrato para la sociedad chilena, con menos privatización y más derechos sociales», comentó también a Deutsche Welle Simone Reperger, representante de la Fundación Friedrich Ebert en Chile (FES).
Los chilenos «prefirieron votar a personas independientes, que no tenían cargos políticos ni larga trayectoria en ese campo, y entraron muchas mujeres, de movimientos, organizaciones o el activismo, pero no de la política tradicional, y entraron muchos más jóvenes.»
El gran cambio es que una mayor proporción de personas más jóvenes, más feministas y más progresistas entran al escenario político tradicional: «Es una renovación de la política en Chile», destaca Reperger. En su opinión, la baja votación que obtuvieron los partidos políticos refleja también la distancia entre los ciudadanos y la política en Chile, debido a la gran desconfianza en las instituciones.
El rechazo a la política tradicional incluye tanto a la alianza gobernante como a los partidos de la ex Concertación o Nueva Mayoría, bloque que gobernó Chile por más de 20 años tras el retorno a la democracia.
De acuerdo a los analistas, los resultados de este fin de semana permiten adelantar posibles temas que entrarán en la próxima Constitución: plurinacionalidad, igualdad de género, sustentabilidad, sistema político presidencial o parlamentario, derechos sociales, acceso a la salud, educación y pensiones.
A nivel comunal y regional, la izquierda conquistó cargos emblemáticos con el Frente Amplio y el Partido Comunista. En populosas comunas fueron destronados alcaldes de derecha, confirmando el mal momento del gobierno de Sebastián Piñera y la baja representatividad del sector. Por primera vez el PC ganó la alcaldía de Santiago, donde se impuso Irací Hassler. Asimismo, la reelección en Recoleta de su compañero de partido, Daniel Jadue, quien es también candidato presidencial, enciende la carrera para las elecciones que se realizarán en sólo seis meses.
Sin embargo, también se destacó la baja participación, de solo 41%, frente a la alta importancia de la elección. En Chile no es obligatorio votar.
Según resume El País de Madrid, de los 155 miembros de la Convención Constituyente, 48 se postularon por listas independientes de los partidos políticos, es decir, el 31%. Si se les suma los 40 electos que no militan, pero que llegaron a la papeleta amparados por alguna colectividad -de diferentes sectores-, la cifra de independientes en el órgano llega a un 64%, según el Observatorio Nueva Constitución. Sin contar los 17 escaños reservados para los pueblos indígenas, habrá solamente 50 constituyentes que militan en partidos políticos. La convención, que será paritaria (77 mujeres y 78 hombres) tendrá un año para sentar las normas básicas que regirán los destinos de Chile.
Los no militantes se organizaron mayoritariamente en dos listas. La del Pueblo, que surgió en el marco de las protestas sociales de 2019 y que logró articular una organización social y política, alcanzó 27 escaños en la convención (17,4%). La lista de Independientes por una nueva Constitución, en tanto, se quedó con 11 puestos en la asamblea (7%). Se trata de una agrupación de centroizquierda no militante que se define como «un grupo diverso, transversal y comprometido con la actividad pública» que trabaja «en organizaciones de la sociedad civil y la academia; desde la cultura, las ciencias, el urbanismo, las comunicaciones y los demás quehaceres sociales».
Diversas encuestas señalan la escasísima confianza que recogen los partidos políticos tradicionales, y eso tal vez también pueda ser una explicación de la altísima abstención.
- UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias
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