La pandemia nos sigue azotando día a día y no nos acostumbramos a esperar por las tardecitas en Twitter a saber cuántos compatriotas han fallecido, como si se pudiese resumir vidas humanas tan preciadas, en cifras que no permiten conocer el dolor ni el sufrimiento de las familias que quedan detrás totalmente desoladas.
Porque detrás de cada fallecimiento hay una madre, un padre, un hijo, una hermana, un amigo, un uruguayo. Eso no lo podemos olvidar.
La opinión pública ha sido testigo de cómo he solicitado una y otra vez a la ANEP que se suspenda el reinicio de clases en Salto. Y lo he solicitado considerando la información que tenemos de la dramática situación que estamos viviendo. Por allí, desde Montevideo, a más de 500 kilómetros de la capital salteña, se mencionó que las decisiones de reapertura de las escuelas se estaban tomando en consulta con los que saben del tema.
Ese tipo de afirmaciones nos abre una paradoja que no es menor en política y en gestión pública ¿Cómo utilizamos la información que tenemos sobre nuestra mesa de trabajo para tomar decisiones? ¿Qué tan cercanos estamos a la realidad territorial desde el gobierno? Una de las lecciones aprendidas que nos tiene que dejar la pandemia es la necesidad de integrar saberes y pareceres en la toma de decisiones.
¿Quiénes son los que «sí saben»? En política es tan válido el conocimiento de Doña María del Barrio Progreso en Salto sobre lo que sucede en su entorno, como la información que manejan los científicos y expertos dedicados a un tema, así como los datos de movilidad que nos brinda GOOGLE. Todos son válidos y se plantean desde distintos paradigmas, manteniendo un contacto permanente con la realidad a través de la práctica, la ciencia y la tecnología.
Y por ello es que es necesario -desde la gestión pública- tanto escuchar a los actores políticos y sociales, como a los científicos y la tecnología. Hace rato que hemos optado por integrar todos estos saberes a través de un diálogo departamental que nos ha permitido navegar en estos tiempos de incertidumbre y tomar decisiones a tiempo.
Recientemente los investigadores nucleados en el Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos (Guiad) plantearon en un nuevo informe la relación entre movilidad y tasa de reproducción del virus. Es clara la evidencia que plantea una asociación entre los mayores niveles de movilidad de la población y la reproducción del virus entre los ciudadanos.
Esa información es clave y debería ser integrada en la construcción de políticas públicas. Se trata de información con base científica. Los efectos de la movilidad sobre los niveles de la pandemia se pueden estimar aproximadamente con dos semanas de antelación. Y es ahí donde queda claro que mientras más se mueve la población, más casos tenemos de población contagiada, lo que se convierte en un problema de carácter exponencial y cada vez más difícil de manejar.
Es cierto, venimos avanzando en los ritmos de la vacunación, pero eso, tal como demuestra el caso de Chile si no se acompaña con una reducción de la movilidad, no se lograrán bajar los niveles de contagio.
Ya en diciembre se había advertido sobre esta situación. A fines de 2020 se había reducido la movilidad producto del fin de las clases y eso se correspondió con una baja en la cantidad de población contagiada.
Entonces, si la evidencia comparada internacional, así como la evidencia científica nos demuestran que se consiguen mejores resultados cuando se baja la movilidad, ¿Por qué no tomarlas en cuenta? La reducción de la movilidad requiere ir acompañada de mayores niveles de asistencia económica y social para quienes no pueden optar por el tele-trabajo o por quienes verán afectados sus ingresos por las medidas de contención de la movilidad.
Por ahora, no hay ningún ejemplo a nivel mundial que haya logrado detener la cantidad de muertes y nivel de contagios sin reducir los altos niveles de movilidad que tenemos ahora, y eso no se puede hacer sin prestar asistencia económica.
Está bien que como dijo algún jerarca público les pregunten a otros funcionarios que supuestamente sí saben, solo pedimos humildemente que también escuchemos, tanto a la ciudadanía como a los científicos. Es hora.
(*) Andrés Lima – Abogado. Intendente de Salto por los períodos 2015-2020 y 2020-2025. Fue Representante Nacional por Salto (Frente Amplio) en el período 2010-2015.
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