Durante el “Primer Simposio sobre Cambio Climático y Toma de Decisiones” el ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, subrayó que Uruguay tiene el desafío de mantener activo y competitivo uno de los sectores que lleva adelante al país: la agricultura. Para ello se realiza una gestión del suelo con el objetivo de predecir científicamente su capacidad productiva y se apoyará a 1.300 productores familiares en zonas secas. En el marco del “Primer Simposio sobre Cambio Climático y Toma de Decisiones” que se llevó a cabo este martes en el hotel Radisson, se desarrolló el panel intersectorial integrado por el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre; el director de Energía, Ramón Méndez,
la asesora regional de la Alianza Clima y Desarrollo para América Latina y el Caribe, Yolanda Kakabadse; el líder del Programa Cambio Climático y Agua del centro de internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá, Mark Redwood; y el director de Competitividad del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio de Brasil, Alexandre Comin. El panel fue moderado por Simon Maxwell, presidente ejecutivo de Climate and Develpoment Knowledge Network.
Este panel trató la temática de las oportunidades para el desarrollo de políticas de mitigación del cambio climático en los diferentes sectores presentes. El titular del MGAP, Tabaré Aguerre, resaltó que tanto el cambio climático como el calentamiento global son terminologías que surgieron sobre una lógica de “culpables” y “no culpables” como consecuencia de un arreglo de la economía mundial.
Todas las acciones se formularon en clave de mitigación al cambio climático, creando un comercio vinculado a eso. Sin embargo, Uruguay pone el foco de sus acciones en la adaptación de los sistemas productivos al cambio climático. “Tenemos el riesgo de mantener activos y competitivos uno de los sectores que lleva adelante al país, la agricultura”, señaló el ministro y agregó que el 70 % de las exportaciones provienen del sector agroindustrial y el 99 % de la producción agropecuaria se realiza a la intemperie.
En relación a la toma de decisiones, también subrayó que se deben separar aquellas que se toman en situación de emergencia de las que se definen con prospectiva preventiva. En ese sentido, aclaró que no se desarrolla la política pública con miras a 80 años, sino que el trabajo debe ser sistémico, de todos los días, y que se da en un ambiente climáticamente variable. “Vamos a adaptarnos mejor al cambio climático del futuro si nos ejercitamos adaptándonos bien a la variabilidad climática que ya nuestro clima tiene de por sí «.
Recordó que en 2009 se definieron herramientas para mejorar la gestión del agua, con sistemas de información para la gestión de riesgos. Actualmente se desarrolla, con el apoyo del Banco Mundial y el Instituto de Clima y Sociedad de la Universidad de Columbia, la creación de un sistema nacional de información agropecuaria que tendrá como metas concretas, para 2014, generar un sistema de alertas tempranas en los rubros más sensibles.
Aguerre dijo que la gestión de la información se debe hacer como un bien público, porque la asimetría en las capacidades adaptativas por el manejo de la información puede agregar problemas adicionales.
En cuanto a la gestión de los recursos naturales, dijo que Uruguay es pionero en instalar un sistema de control de la agricultura en función de una ecuación que modela la pérdida de suelos por erosión. “Adaptarnos al cambio climático es predecir científicamente la capacidad productiva que los distintos suelos del Uruguay tienen y adecuar la agricultura a una intensidad acorde a su capacidad”.
Uruguay fue de los primeros países del mundo en tener un proyecto aprobado por el Fondo de Adaptación de Kyoto, orientado a ganaderos familiares y al cambio climático. Se eligieron las dos regiones de suelo más superficiales del país, con poca capacidad de almacenamiento de agua, y se llegará a unos 1.300 productores familiares.
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