Vidas cruzadas – Esta historia comienza en 1956 o 1957 en Melo, Cerro Largo; en las filas del Club Artigas surge une excelente futbolista que se llamaba Evasio Morales, de alguna manera llegan a Tacuarembó referencias de este gran futbolista y mejor persona que era Evasio. Luego de unos contactos a través del Sr. Eduardo Sánchez con directivos del Club Artigas, se acuerda que este futbolista iba a venir a Tacuarembó acompañado de un directivo para una prueba y eventual negociación de su pase. Gente de aquella época recuerda con afecto y admiración al gran Evasio, quien nos hizo vivir momentos de enorme alegría con sus goles y fútbol exquisito. Quiso la vida que ese directivo melense, mi padre, don Enrique Crespi, trabase una amistad con don Eduardo Sánchez al punto que terminaron asociándose en un emprendimiento acá en Tacuarembó.
De esa amistad a comienzo de 1958 surgió Cresan Lux, fábrica de letreros luminosos que ellos fundaron dando trabajo fundamentalmente a deportistas del Club, recordamos al pasar a los inolvidables hermanos Pereira, Walter y Gregorio, al gran Arcelo “Ratón” Pereira (ciclismo), en fin, fueron muchos más que hoy no recordamos sus nombres.
Los de Vidas Cruzadas, se debe a que gracias al Club Ferrocarril y su extraordinaria gente, la Familia Crespi se conectó con Tacuarembó, si esas circunstancias no hubiesen sucedido es improbable que hoy fuésemos Tacuaremboenses.
Nuestro eterno reconocimiento a esa muy querida institución, que hoy recordamos con cariño, así como a aquellos directivos que marcaron una época, por nombrar algunos: Eduardo, Oscar y Dorico Sánchez; los hermanos Umpierrez, Germán Rodríguez, Jorge González, otro enorme futbolista melense “El Tero Suárez”, los hermanos Barragué, Julio Macedo, en fin se escapan una cantidad de gente que con su esfuerzo y dedicación hicieron al Club Ferrocarril lo que hoy es en la Sociedad Tacuaremboense.
Heber Crespi Monteiro
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