La Junta Departamental de Tacuarembó realizó una Sesión Extraordinaria para homenajear al escritor coterráneo Tomás de Mattos, y también se presentó el libro “El hombre de marzo, el encuentro” continuación de “El hombre marzo, la búsqueda”, ambos escritos por el homenajeado (*). De Mattos habló en referencia a estas obras ante los ediles, autoridades y un numeroso público que asistió a la Sala “José Artigas” del legislativo comunal. “Voy hacer lo que normalmente no se hace, el autor no debe hablar concretamente del sentido, del porque de este libro. Pero voy hacerlo, hace seis meses que se ha publicado. Decir por que escribí el libro sobre Varela, no era el libro que estaba pensando escribir ni mucho menos y estaba pensando y sigo tratando de escribir, de vuelta lo estoy postergando, una novela sobre Berro y Flores la pienso escribir pero es un tema muy complejo.
Para mi Berro es la figura del siglo XIX después de Artigas, y Flores es un personaje mucho más intrigante y polémico de lo que imaginamos a pesar de que es el responsable de las mayores aberraciones de la historia del siglo XIX por inmiscuir al Uruguay en la Triple Alianza.
Con Varela me vinculé de una manera muy especial, yo estaba estudiando esa novela de Flores y Berro y necesitaba alguien a quien Josefina Péguy se dirigiera especialmente, a mi me gusta tratar de provocar en el lector la sensación de que está leyendo unas páginas que no son literarias, que son preliterarias que son de carácter histórico, “Bernabé, Bernabé” es presentado como una carta de Josefina Péguy a un periodista, Federico Silva que realmente publicó una extensa biografía de Bernabé Rivera en “Infidente”; “La fragata de las máscaras” es una carta extensísima de Josefina Péguy a Hernan Melville, contándole la otra vuelta de la historia de la novela de Melville en Benito Cereno, y acá quería hacer también una carta de Josefina Péguy a quien, entonces ahí me encuentro con la figura de José Pedro Varela, ¿porque? inicialmente por que era sobrino de Berro. Berro estaba casado con Placeres Bustamente, era tío de Varela por que Varela era Varela Berro, era hijo de Benita Berro.
Entonces, da la casualidad cuando muere Berro en hechos que conmueven al país, porque muere también Flores ese mismo día, el 19 de febrero Varela estaba en Estado Unidos, es lógico que se podía buscar allí la vinculación de Josefina Péguy que le escribía cartas al sobrino del ex presidente Berro, y allí me pongo a leer un libro que debería ser el primero que deberíamos leer cuando entráramos a Varela, lo que pasa que no se encuentra con frecuencia, salvo como este caso que yo estaba interesado en buscar y encontrar el libro, que es una recopilación de las veintidós cartas que escribió José Pedro Varela a “El Siglo”, como crónica de su viaje a Europa y Estados Unidos.
Y parece una novela sin quererlo, porque encontramos que las primeras cartas que no son las más atractivas son cartas de un cajetilla montevideano que está desconsolado por un amor perdido lo cual no le quita también su apetito por las mujeres. Entonces viaja, va a Brasil, va a España, va a Portugal y hay imágenes o el modo de ser español, lusitano, brasilero, es un viajero insólito, va a visitar manicomios, va a visitar hospitales en Rio de Janeiro, y ahí uno nota la presencia constante de una curiosidad promiscua por la mujer, por ejemplo va a ese manicomio que les decía y devora con los ojos a una monja que lo atiende, se nota por la descripción que hace ella, le ha quedado gravado en la cara; después va a España y se lleva una desilusión enorme con las españolas, dice que solo una en Aranjuez le gustó cuando la vio por una ventana, pero a todas las demás no les gustaba porque eran mujeres graves, pesadas, una gravedad sicológica y una gravedad física, es decir no eran de un atractivo especial.
Va a Francia y en Francia lo deslumbra la primera francesa, por los “chip” palabra textual que dice son chip, pero inmediatamente ve la segunda y se da cuenta que esas mujeres francesas son como modelos que se han escapado de las vidrieras de los grandes almacenes. Va a Inglaterra y las encuentra preciosas, las encuentra serias, pero tiene miedo que sean tan frías que si las besara, que no las pudo besar, no pasara nada, no hubiera ninguna temperatura tórrida en ese encuentro. Va a Norteamérica y ahí sí considera que la mujer norteamericana es realmente atractiva, porque además se enamora de una militante norteamericana. Y ahí en medio de ese enigma encuentra, por que la mujer norteamericana excede a la demás mujeres del mundo, al final lo atribuye a la educación, al modo que son educadas.
Paralelamente se encuentra con Sarmiento el necesitaba apoyo diplomático en Estados Unidos para cumplir una misión que le había convenido su padre en la barraca de comercio, y Uruguay no tenía en Estados Unidos ninguna representación diplomática, si estaba Argentina, argentinos eran la mitad de sus parientes y se anima hablar con el embajador de Argentina en Estados Unidos. Domingo Sarmiento. A Sarmiento le interesa Varela por otra razón que no vamos a entrar ahora, porque en definitiva es una razón menor, política, y descubre en ese muchacho un lector atento, un lector que lo ha seguido mucho con anterioridad, sinceramente, entonces empieza a presentarle los grandes docentes norteamericanos de la época y ahí en esa novela vemos claramente como se convierte en poco tiempo el cajetilla montevideano, se convierte en alguien que, siendo consciente de la importancia de la educación toma conciencia de que él puede dedicarse a la educación.
Viene al Uruguay y es un revolucionario doble, revolucionario de la educación, coincido totalmente con Ariel Casco, cuando dice que Varela no es un reformador de la educación sino el fundador de la educación, pero además se convierte en un adalid frustrado de la reivindicación de la mujer, en el siglo XIX. Allá por 1868 Varela sostiene que la mujer tiene que estar absolutamente equiparada, ser igual al hombre en materia de derechos civiles y políticos, por supuesto le va mal, se burlan de él y en definitiva queda cerrado solo en el campo de la enseñanza. Pero es un hombre que durante el resto de su vida, que no fue mucha, apoyó a la mujer, la apoyó por ejemplo en el hecho que pudiera tener vida política ser elegida y ser electora en las asociaciones de la sociedad civil que estaban al margen de la estructura oficial de la educación, la apoyó completamente en el tema del magisterio, más diría que se basó mucho en el apoyo femenino de las maestras mujeres para lograr lo que logró. Y en definitiva eso está marcando que Varela es algo más, para mí trasciende el tema de la educación.
Creo que nosotros los uruguayos como todas las sociedades con los grandes referentes nuestros, cometemos dos errores al mitificarlos, un error frecuente es el de simplificarlos, por ejemplo a mi juicio Artigas, tenemos la tendencia a dejarlo en frases, a parcializarlo, a fragmentarlo a no ver su pensamiento real, entonces repetimos que “los infelices sean los más privilegiados”, pero eso cuando lo dijo, como lo dijo, porque lo dijo y como quiso llevarlo a la práctica, que “sean los orientales más ilustrados que valientes” y así sucesivamente, es decir damos una visión de papel lo alejamos del hombre de carne y hueso, del formidable hombre de carne y hueso que ha sido. En el caso de Varela, a mi juicio eso es peor, porque no solo hay una descontextualización, una simplificación de sus dichos, sino que incluso hay la conformación de mitos adversos a Varela. Perdón me estoy acordando de Mario Delgado Aparaín, que es un gran amigo mío, aunque me dijo que le había gustado la novela, me dijo, me hiciste alegrarme que Varela viviera treinta y cuatro años nada más, porque así tuve que leer los dos tomos, pero si Varela hubiera vivido hasta los cincuenta tenía cuatro tomos, y si hubiera vivido hasta los setenta o setenta y cinco tenía seis tomos.
Yo tengo el gran problema que me apasiona Varela, empiezo hablar y hablo largo y tendido de él, pero quiero decir hay varios mitos en contra de Varela uno es el de ser colaborador de la dictadura de Latorre, es cierto fue colaborador de la dictadura de Latorre, podríamos preguntarnos en primer lugar si Latorre fue un dictador como los dictadores que sufrimos nosotros a fines del siglo pasado. Pero en concreto lo que importa marcar son dos cosas, Varela dudó mucho, no aceptó y a los cuatro días aceptó el cargo que le había ofrecido su amigo y Ministro de Gobierno, Montero; yo creo que en primer lugar Varela se pregunta que democracia defiendo, había habido diecinueve golpes de estado, revoluciones, motines, sublevaciones desde el final de la guerra grande hasta 1876 en 25 años, casi una por año, lo que él más marcaba cuantos eran ciudadanos en esa época, estaban excluidos todos los analfabetos por lo tanto los únicos que podían votar eran los señores que sabían leer y escribir que por supuesto eran fundamentalmente ricos y no pobres fundamentalmente montevideanos y no de campaña. Creo que él vio con Latorre la posibilidad de construir esa democracia basada en la gratuidad, en la laicidad y en la obligatoriedad y que sería un período transitorio donde se podría construir un puente hacia una sociedad que no habíamos pensado nunca hasta ese momento.
Creo que influyó mucho el hecho de lo que los amigos lo apoyaron, con excepción de Carlos María Ramírez su mejor amigo y que demostró ser que era su mejor amigo con excepción de él lo acompañaron todos. Carlos María Ramírez por principios no lo acompañó con cargo oficial, pero además debe haber pesado otra razón, la digo de pasadita nomás, una figura fundamental de la gestión de Varela fueron los Inspectores Departamentales, eran catorce en la época de él, en algunos lados era doble como Montevideo y en otras de acuerdo a los departamentos que había en esa época, de esos catorce cuatro eran uruguayos, diez eran extranjeros, de esos diez extranjeros seis eran españoles, un italiano, un polaco, un alemán, un argentino, pienso que influyó mucho el hecho de que hubieran exiliados españoles de la primera República, del hundimiento de la primera República española, donde la moraleja fundamental que se puede extraer de los hechos de esa primera República es que no hubieron republicanos que la sostuvieran, fue un regalo que le dio la historia a los republicanos españoles y no estaban preparados para poder defender.
Creo que ahí nace algo que es fundamental en Varela, la escuela como vivero de republicanos, la profunda relación que existe entre educación y república, la educación para formar concretamente republicanos, republicanos eficientes en su trabajo, etc., pero republicanos gente, como dice Reyna Reyes, que sepan pensar por sí mismos, escuchar a los demás que piensan por sí mismo y pensar en los demás.
Y lo último, Varela para mi es una encarnación, así como nos adelantó Circe un siglo en el tema de la mujer, también podemos decir que se nos adelantó dos siglos en el tema de la manera de hacer política. Hoy todos hablamos, colorados, blancos, frenteamplistas, de que tenemos que elaborar una nueva forma de hacer política y hasta nos jactamos de que ejercemos esa nueva forma de hacer política. Yo creo que Varela pasa mucho más que nosotros de una concepción muy vaga que está en el entorno a la transparencia, es decir, de decir lo que se piense y de hacer lo que se dice, no, él va más allá, creo que va primero a una disponibilidad de sacrificio, la mayor de todas, no solo sacrificar la vida, dar la vida por eso, sino incluso dar el propio honor, cuando en definitiva se necesita. Es decir, perder la honra pero no el honor. Es decir, perder en definitiva el prestigio social, no perder la tranquilidad de conciencia.
La otra cosa que me importa muchísimo de este Varela, es el hecho de que al lado del Estado tiene que estar la sociedad, típico de él: el Estado es responsable de educar, pero también nosotros formemos una sociedad de amigos de la educación popular.
Otra razón, yo creo que con Artigas, si Artigas nació en Montevideo es el segundo montevideano que priorizó el Interior, yo creo que los montevideanos tratan de no subrayar el hecho de que las escuelas creadas en el período de la Reforma, las escuelas creadas por Varela, pertenecieron totalmente a la campaña, hubo tres escuelas creadas en el departamento de Montevideo, pero en la periferia de Montevideo, no en el centro de Montevideo y en el interior no era tanto en Minas, o en Tacuarembó o en Melo, en San Fructuoso, vamos a usar la terminología de la época, sino era la campaña, él contabilizaba eso.
Otra cosa que es muy de Varela aparte de esa prioridad por el interior, estaba también el trabajo en equipo. Fue un hombre que trabajó siempre en equipo y yo creo que una razón de la continuidad de la reforma es que, desapareciendo él en 1879, sin embargo la reforma pudo seguir, porque tenía un equipo de maestros que pensaba con él.
Fue un hombre que no se entregó nunca, que terminó muy mal porque, terminó que se daba cuenta que se moría, el último año prácticamente no lo pudo ejercer sino con grandes sacrificios físicos, se dio cuenta que en la Sociedad de Amigos de la Educación Popular entraba a primar una concepción pedagógica con la cual el no estaba de acuerdo y que iba a influir inevitablemente en el resto de la educación. Pero fue un hombre que nunca se entregó y que siempre pensó que iba a terminar, lo mismo que dijo Ariel, por eso yo siempre insisto con esa frase de Varela: “No porque no podamos hacer todo, estamos autorizados a no hacer nada, debemos hacer siempre todo lo que podamos”.
Yo creo que rescatar ese Varela era fundamental para mí y traté de ofrecérselo al lector para que el lector sacara sus conclusiones.
Hoy he hablado de más, pero nunca más voy ha hablar así. Gracias. Hasta luego.”
(*) Homenaje: 19.9.2013
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