“Una exquisitez este trabajo” opinó Numa Moraes en referencia al disco compacto del también tacuaremboense Fredy Omar Pérez Píriz (52). Para aquellos que les gusta escuchar la buena música y la excelencia en el canto, “Me gusta lo desparejo” es altamente recomendable. El nivel logrado por Fredy Omar en este recorrido artístico por una variedad de temas de distinta índole, demuestra que un buen intérprete puede incursionar hasta donde el arte le alcance.
Las grabaciones corresponden a dos recitales montevideanos, uno en el Teatro Florencio Sánchez y otro en la Sala Zavala Muniz, donde el cantor se acompañó con su guitarra.
El disco comienza con un tema instrumental del propio Pérez, “En calma”, luego continúa con “Mi mama, la pala y el río” de Alán Gómez; “Carrousell” de Federico Silva y Armando Pontier; “Mi canción de Ausencia” de Roberto Lambertucci y Roberto Pansera; “Milonga triste” de Homero Manzi y Sebastián Piana; “Confidencias” de Ángel Massini; “El guitarrero” de Eustaquio Sosa; “La solita” de Edmundo Rivero, Víctor Buchino y Enrique Cantore; “¡Juera guay! de Santiago Hipólito Rocca; “Naranjo en flor” de Homero y Virgilio Expósito; “Las tonadas son tonadas” de Cristino Tapia; “Tu despedida” de Ramón Ayala; “Como un saludo cordial” de Héctor Abriola; “No te apures carablanca” de Carlos Bahr y Roberto Garza; “Canción 2 de San Gregorio” de W. Benavides y E. Darnauchans y “Chingolo” de Esteban Klisich y Fredy O. Pérez.
La calidez y la dulzura en la voz de “el Freddy” se mantiene como cuando lo escuchábamos en aquel “Nobel ´72” o en los recitales del Barrio Ferrocarril, pero con la cuota profesional de quien se empecinó en la superación.
Un concierto íntimo, una experiencia intensa.
Fredy Pérez se presenta como solista, en voz y guitarras, acústico. Establece un repertorio de canciones que él llama en vías de extinción: canciones criollas, tangos, estilos y piezas instrumentales que integran la memoria sonora y local de nuestra región. Músicas antiguas y contemporáneas que, aún si sus autores y letras o armonías no se identifican claramente, resultan familiares o digamos, no completamente desconocidas. Se reconcilian en algún lugar de la memoria y es allí, donde Fredy Pérez arriesga en sus versiones, trayendo de aquellas músicas, un color de futuro en arreglos que insisten en la idea de que siempre hay creación compositiva en cada nueva versión. Asimismo, en esta propuesta Fredy Pérez presenta algunas de sus propias composiciones, que de improviso y en modo desparejo (por su condición de pertenencia a géneros musicales “diferentes”) se integran en armonía al repertorio anterior.
Fredy Pérez elige el concierto en vivo para grabar su disco porque adora los registros de primera intención (como él llama a lo que técnicamente son llamados “Toma Uno”) y en vivo concibe su máximo de potencia, en lo paradojal de la exigencia y el solaz de la presentación ante un auditorio. Han dicho de él que “es un intenso músico de escenario: ha transitado múltiples maneras de urdir alma con el auditorio; es esa textura tensa, sutil y siempre nueva la que propone aquí y ahora, el 30 de marzo.
Completará registros del disco solista grabado el pasado agosto de 2010 en el Teatro Florencio Sánchez Un concierto íntimo, una experiencia intensa.
De: myspace.com/fredyomarperez
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El sonido propio
“Quizás usted ya ha visto actuar a Fredy Pérez (Tacuarembó, 1961). Lo puede haber visto integrando el grupo musical «Con los pájaros pintados», o con el Cuarteto Zitarrosa (posteriormente El Cuarteto), o también acompañando a cantantes como Ana Prada o Malena Muyala. Quizás ha escuchado canciones suyas en la voz de Laura Canoura, Fernando Cabrera o Esteban Klísich. Pero Fredy Pérez es también un refinado cantante, con predilección por el repertorio antiguo de estilos, canciones criollas y piezas instrumentales. Y es un guitarrista que, equilibrando diversas técnicas, ha logrado algo muy difícil: un sonido propio.
Fredy Pérez cubre un espacio vacío en la música uruguaya: el del solista que con una visión contemporánea recorre la particular zona estética en la que interactuaron lo tanguero y la canción criolla. Si a esto le sumamos su faceta de compositor con enorme peso emocional, estamos ante un gran músico que nos ofrece su arte en plena madurez”.
Gabriela Judeikin
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Breve biografía: Fredy Omar Pérez Píriz, nació en Tacuarembó en 1961. A la edad de 6 años comenzó a cantar en audiciones de radio y televisión, participando en recitales y en diversas actividades culturales. Cantando letras y músicas del folclore popular del Río de la Plata, lo hacía acompañado por los dos guitarristas y cantores tacuaremboenses Severo Núñez y Ricardo Rodríguez Cruz.
Posteriormente, y estudiando guitarra con Eduardo Fernández y viajando a Montevideo a tomar clases con Abel Carlevaro, comenzó a desarrollar un estudio permanente del instrumento, de la armonía, de la composición y la arreglística que se nutrió profundamente con el conocimiento de la música popular y sus ambientes, del andar desde temprano en esos escenarios. Vino a vivir a Montevideo, siguió intentando comprender el instrumento y su fusión con Jorge Lazaroff, con Esteban Klisich, con el “Capi” Olivera, viajando a Tacuarembó a estudiar guitarra con el maestro Alberto Larriera, y con tantas otras personas, que Fredy Omar recuerda siempre.
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