Dani llega al Palermo Boxing Club con una pequeña mochila. De ese diminuto espacio saca una capa rosa que le sirve como vestuario en alguno de sus espectáculos. “Es un homenaje a mi abuela modista”, dice. Se sube al cuadrilátero y demuestra que tiene habilidades, ya que, sin querer, golpea a un fotógrafo durante la sesión. Desde la infancia, pasando por la obra, a con el vivo recuerdo de la niñez y las correrías del colegio, comienza este combate que pretende dejar KO a la incomprensión.
¿Qué recuerdos guardas de la infancia, de tu familia?
– Me acuerdo de ser niño y estar jugando y justamente jugaba a hacer cosas femeninas, como cocinar tortas, hacía tortas de barro. Después estaba en la casa de mi abuela materna, que era modista, y jugaba con los moldes que se hacían y veía todas las revistas de moda. Me encantaba cuando hacía vestidos de novia.
¿En Tacuarembó cómo se percibía tu irrupción en el mundo femenino?
-Bastante bien. Mis padres siempre festejaron montón de cosas que yo hacía. Ellos tenían mucha apertura por sus creencias. Ellos son católicos y se dedican a actividades ecuménicas. Aceptan al otro, al prójimo, que es una palabra que me encanta. Mi madre hace unos años, cuando comencé a cantar, me regaló unos vestidos de fiesta. Yo bailaba en las fiestas familiares coreografía de Raffaella Carrá.
¿Alguna vez te sentiste excluido, discriminado?
-De niño no percibía el rechazo. El tema es que yo de niño era muy malo. Les hacía muchas maldades a mis compañeros y a las maestras. Creo que era una especie de defensa. Siempre me hacía amigos de los malos, de los nerds. Siempre tenía un grupito que me defendía.
He leído frases tuyas como: “me encanta ser freak”…
-Cuando era niño estaba a favor de la cosa pandillera, esa cosa cono de la venganza de los nerds. Éramos las gorditas, las putonas, los malos y los nerds. Era diferente, mi madre me decía que mis amigos parecían caricaturas.
¿Una experiencia que recuerdes donde te topaste con el rechazo?
-De niño en la escuela siempre me vengaba. Soy escorpiano y siempre hacía cosas para que culparan a los otros. Era todo un chantaje. Era una negociación, los cubría de cosas a esa edad, a los 7 u 8 años.
¿Qué efectos ha tenido esa infancia en tu trabajo?
-Siempre he adoptado la imagen del freaky, del rechazado, del estereotipo de lo gay. Trabajo desde ahí una cuestión conceptual y de principios. Uso mucho la figura de la androginia, más que la del gay estereotipado. Es más la idea del monstruo, mas queer. Tiene que ver con una cuestión de despolarización, de estar con lo masculino y lo femenino presente, lo bueno y lo malo; todo el tiempo vibrando. Eso es una manera de vivir. Tengo presentes los principios del hermetismo y trato de que sea difícil clasificarme. Que mi trabajo sea bastante fronterizo. A veces los propios gays me mandan mensajes malos porque yo hablo mal de los boliches, de los guetos. Recién hace poco empecé a participar de las marchas pero al principio ni iba a las marchas, ni nada.
“Soy diferente” en Uruguay ¿qué te evoca?
-Uruguay está un poco obsesionado con su identidad, lo diferente no se premia tanto como la reafirmación de cierto estereotipo de lo uruguayo, En otras sociedades son más curiosos. Vas Chile o Argentina y presentas algo que es distinto y la gente reacciona, en Uruguay tiene primero que conocerte. Es un pueblo muy inseguro y con mucho complejo, muy resentido y creo que por eso trata de reafirmarse todo el tiempo en una identidad, en una cabeza. Todos son diferentes pero se esfuerzan mucho por ser iguales. Lo que reina es el caos pero la gente quiere la ilusión de que todo se puede ordenar, clasificar. Ese un problema individual.
Fuera del país, ¿se vive con menos restricciones reales o aparentes?
-Ahora estoy yendo mucho a La Plata, una ciudad más chica que Montevideo. Me siento muy cómodo… Es una ciudad más abierta. Acá hay cosas que les cuesta ver, por ejemplo, una pareja homosexual en la calle de la mano. No existe. Y también existe para el otro lado, porque la gente religiosa tampoco puede manifestarse públicamente con sus creencias, como los Testigos de Jehová, que solo la pueden vivir puertas adentro. Trato de defender a muchos, por ejemplo, evangélicos que son muy estigmatizados.
La intolerancia entonces toma muchas formas…
-Y si… Lo natural en el hombre es la guerra, entonces hay que pelearla. Es una dinámica social. Hay que subirse al ring. Cada quien usa sus armas. Me parece bien defender cosas en las que creo.
¿Qué opinas del matrimonio gay?
-Ahí también hay experiencias muy diferentes. Para mi, el matrimonio es un gran paso que no deja de ser pequeño para lograr la igualdad. La sociedad lo que de pronto está aceptando es un modelo de relación que reproduce el modelo ya existente que es el de la pareja monogámica. En la adopción también. Es muy difícil que un gay solo sin paraje pueda adoptar. No se concibe el derecho a la paternidad o maternidad sin pareja. En la vida se da que hay muchos que sólo tienen un padre, una madre o una abuela. Me parece bien que haya apertura, pero el objetivo no es solamente ese. El objetivo es aceptar cosas distintas, otros tipos de sexualidades. A mí, por ejemplo, no me interesa casarme ni tener una pareja cerrada, eso sigue estando discriminado. Porque eso es leído como promiscuidad. Todas las campañas de salud están de una u otra forma basadas en ese prejuicio. Cuando ves las campañas contra las enfermedades infecto-contagiosas todas siguen basándose en el ideal de la pareja estable.
Entonces, ¿todos somos discriminados?
Si, creo que los únicos que son aceptados son los hombres heterosexuales con dinero. Si todavía no se logra la igualdad para las mujeres o para los pobres… Por más que todo vaya a la vez, a la gente le sigue costando. Ahora se acepta un solo tipo de gay. Yo uso el espacio, el lugar del bufón con mi manera de crear, me parece más rico.
¿Es posible la diversidad en la sociedad?
En la vida cada persona va fluyendo y cada homosexual es distinto. La sociedad no acepta que uno más uno no es dos. Yo soy de los que desea que se confirmen las teorías cuánticas para romper con los paradigmas. A veces la gente se prende mucho a la lógica y en los discursos trata de ganar el más lógico. La lógica es una abstracción, es una idealización porque después está la realidad.
¿Qué tendría que pasar en la esfera pública para dar un paso más en el camino de la inclusión? ¿Cómo mantener la guardia alta?
Para mi es importante la visibilidad, pero también respetando a la gente que no quiere hacer visible su sexualidad. Pasa con temas de sexualidad y de raza… Me gustaría que se aceptara al otro como persona compleja. Tiene que cambiar el discurso de los medios, que muestran lo amarillista.
Danos las claves de tu propio manual de supervivencia.
Que cada uno encuentre su lugar de comodidad… La vida personal va más rápido que los cambios sociales. A veces uno se esfuerza por cambiar lo que no va a cambiar y se olvida de vivir, que es lo importante. El mejor consejo es, aunque sea políticamente incorrecto: si no estás bien, vete a un lugar donde estés bien. Trata de cambiar lo que puedas: puede ser de barrio, país o de familia. Con la discriminación a los homosexuales no solamente tienen que estar peleando los gays, es una pelea de todos, la sociedad tiene que tratar de que se acepte. Hay una responsabilidad que no solamente es de los homosexuales, sino de toda la sociedad.
Extraído de la revista uy! Nº24
DANI UMPI, cuyo apellido es Umpierrez, nació en Tacuarembó en el seno de una familia católica. Es licenciado en Comunicación por la Universidad de la República. Junto a la cantautora Samantha Navarro ganó el Primer Premio Poesía Viva (1998). Obtuvo también el Premio Joven Sobresaliente (2002). Como artista musical ha colaborado con Luciano Supervielle, Max Capote, Patricia Curzio y Carlos Perciavalle.
En 2009 realizó su primera experiencia teatral, convocado proe le Centro Cultural Rojas de buenos Aires para el ciclo Decálogo VII. Su primera comedia musical se tituló Nena, no robarás. Su primer disco contó con la participación de Patricio Curzio, Ale Sergi, Sergio Pángaro, Luciano Supervielle, Max Capote, Paola Bianco, Noelia Campo y Carlos Perciavalle, entre otros. Ese trabajo obtuvo una nominación a los premios MTV Latinoamérica2006 en la categoría Mejor Artista Independiente. Su primer disco oficial fue Perfecto, al que le siguió Dramática. Como autor se destacan sus libros “Aún soltera” y “Miss Tacuarembó”, que sirvió de base para la realización de la película homónima, “La vuelta ridícula” y “Nena no robarás”. Su último trabajo discográfico Mormazo, incluye colaboraciones de la peruana Wendy Sulca y Fito Páez.
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