“Las Voces Todas”: CD de los Ganadores y Finalistas del Programa Guitarra Negra – El Programa Guitarra Negra pertenece a la intendencia capitalina. Muchos recordarán este epíteto no sólo por el poema recitado por Zitarrosa, sino también por tratarse de la nominación de un concurso que cuenta con varios años: el Concurso de Canto Latinoamericano Guitarra Negra. Desde 2003 se organiza el mismo y desemboca en actuaciones en Sala Zitarrosa y en la Rural del Prado durante la Semana Criolla. De 2011 a la actualidad los intérpretes clasificados de una primera fase acceden a los Cursos de Profundización Artística. Allí, con una base ecléctica e integral, hay un plantel docente que forma en las diversas disciplinas intrínsecas y conexas al ejercicio interpretativo, el de la composición y el de la inserción en el medio artístico.
Así, el Programa, más que a un concurso puntual, con algunos pocos en el podio, apunta al relevamiento, la formación y la difusión de artistas que emergen en el canto popular en el país (con énfasis en los de proyección folklórica).
De ese proceso histórico, en 2005 se editó un CD con los ganadores de los primeros años: “Guitarra Negra. Ganadores del Concurso Folclórico Prado 2003-2005” (Sondor, 8.265-2). Ese material fue grabado en vivo en Sala Zitarrosa. Algunos de aquellos artistas que integraron la nómina ya no se encuentran en ejercicio, al menos visiblemente; otros no integran en sus actuales repertorios los temas allí grabados, tal vez por un falso pudor concursivo. Se encuentran en aquel material valores muy destacables.
De tal modo, este “Las Voces Todas” es el segundo volumen de Guitarra Negra. En este caso reúne ganadores y finalistas entre los años 2011 y 2013, y fue grabado en el estudio Hipocampo. A nuestro criterio, este disco y el nivel de artistas allí reunidos, es superior al anterior. Y no lo decimos porque fue grabado en estudio y aquél en vivo; no. Los intérpretes y cantautores de “Las Voces Todas” denotan aplomo en su función, no se perciben desjuntes técnicos en cuanto a lo vocal y lo instrumental, y se trasmite musicalmente un concepto definido, más allá de gustos y opiniones temáticas.
Será importante pasar revista al contenido del álbum, atendiendo a la diversidad, puntualizando aspectos relevantes y cotejando, además, a una nueva generación en el canto popular, canto siempre activo y continente de la multiplicidad.
El material contiene siete solistas femeninas, tres masculinos, cuatro dúos y tres conjuntos. Se abre con PATRICIA ROBAINA, que es de los mayores valores del disco. Con “De pan y miseria” –de su autoría– muestra, a través de un samba brasileño, una poesía con ecos casi tangueros, por su ironía, sarcasmo y aguda reflexión. Plantea el tema del canto como la vida. Lo hace con gran sensibilidad en el decir y con singularidad en la impostación de su voz. A juzgar sólo por esta incursión, nos parece estar ante una compositora e intérprete de pura cepa, con quilates reales y consistentes.
Continuando con las presencias femeninas: desde el punto de vista poético, es MAINE HERMO la que más se destaca, con “Crayolas”, canción de temática cromática. Las imágenes poéticas, multicolores y sucesivas, por su potencia parecen llegar hasta la retina del escucha. Y –más allá de la muy buena interpretación– esto lo logra con una pequeña voz y con una musicalización muy sencilla.
GIMENA ESPINOSA plantea flagrantemente lo problemático del “cambio”, de lo dinámico, en “Porqué tendremos que cambiarlo”; canto que evocará en algunos la celebérrima e ingeniosa “Todo cambia” de Julio Numhauser; Espinosa no aparenta “calculadora” como el chileno, por el contrario. RAQUEL POSSE, con “Sin querer” (de Rosina Moré y Raquel Posse) apela a la sensibilidad, poniendo la vida (y lo femenino) como tema inagotable. MARIELA BARBOZA, sin embargo, se embarca en una fuerte reivindicación a su pago (“A mi pueblo”) desde y “contra” Montevideo. Si bien en su canto alude a autores del folklore uruguayo, se despacha con un chamamé cangüi bien correntino. Paradójicamente, la solvente interpretación, musicalmente –desde un punto de vista ortodoxo– es la pieza “más folklórica” del álbum, ya que no tiene casi estilizaciones.
LUDMILA AMOR y ANALIA PÉREZ, se vuelcan a versionar temas de otros autores y autoras. Amor hace lo suyo con la clásica pero poco escuchada “Chayita del vidalero”, del antiguo Quilla Huasi y posterior solista: Ramón Navarro. Pérez versiona “Pequeña balada del adiós” (de Jorge Nocetti y Laura Canoura). La primera logra una buena y atendible versión del tema; la segunda, creemos que realza la composición, más tratándose de un tema realizado por Canoura, una voz emblemática.
Si bien las solistas femeninas son siete, los masculinos son sólo tres. El primero del disco es CLAUDIO VARGAS con una versión de un clásico del cancionero uruguayo, poco difundido en la actualidad, “Réquiem para el Medio Mundo” (de Julio César Martínez “Juma” y Marcel Chavez); hay aquí un rescate del tema y una lograda versión. FEDERICO PRITSCH es para nosotros el más interesante, no sólo como compositor (“El último”), sino en la interpretación, a la que le imprime tonalidades y colores interesantes con su particular vibrato. El sanducero NAHUEL LEMES optó por versionar la “Zamba de Lozano” (de Manuel J. Castilla y el “Cuchi” Leguizamón). (Lozano es una localidad de la provincia argentina de Jujuy). Lemes tiene aquí una estética “neofolklórica” argentina, sin embargo, hace suya la canción con ricos matices vocales, incorporándole giros e inflexiones de voz que hacen verosímil la interpretación.
Los dúos, por su parte, se manejan con un marco tradicional. Son dúos típicamente uruguayos. Se distinguen por ello más allá de los diferentes estilos: estos sí, en apariencia, definidos en cada cual, con interpretaciones de calidad. Así, LUCEROS (Washington y Abel Lucero) homenajean a un personaje cotidiano con una milonga: “Chegue”; TRASFOGUEROS (Gaspar Justet y Marcel Rodríguez) apela a un ritmo poco recurrido como el malambo para cantar al amor (“No preciso más”); DESALINEADOS (Rafael Barreto y Leonardo Delgado) evoca la escuela de la infancia con una canción carnavalera (“Patio, tiza y escuela”); y NIMA (Nicolás y Maximiliano Calleros), en una milonga-rasquido doble (“Noche Azul”), plantea el tránsito evolutivo y la transitoriedad de la vida desde su Durazno natal. Todos se manejan con esquemas clásicos de composición e interpretación. Pero, por lo mismo, mantienen el cancionero uruguayo, y lo renuevan –a su vez– con composiciones que les son propias.
Los conjuntos (o grupos) del álbum son: Peregrinos, Azul y Sepia y Ñandubay. Todos traen repertorio original, en algunos casos con autoría de alguno de sus integrantes. Esto constituye, más que el aporte en sí, una muestra de su peculiaridad y estilo. PEREGRINOS (Rodrigo Buscchiazzo, José Garandán, Pablo Bentancurt, Luis Borjas y Gastón Rodríguez) deja su estética candombística con el tema “Soy de aquí”, donde reverencian la identidad local haciendo mención de hechos, cosas sencillas y experiencias vividas que –más o menos– nos son comunes a todos. AZUL Y SEPIA (Gerardo Rodríguez, Alejandro Franca, Esteban Ferreira y Walter Boullosa) se destaca por la buena armonización de las voces; su interpretación “Junto al viejo galpón” es una evocación costumbrista, encarnada en una persona y su vida, con una mirada nostálgica desde la infancia. ÑANDUBAY (Liver Bobadilla, Gerardo Recalde y Aníbal Cotello), en “Jugando”, con eficaz musicalización y armonización instrumental, candombe mediante, es memorativo de la niñez y lo lúdico de la misma con una bonita letra. De cierta forma las temáticas de las tres canciones se relacionan, o se engarzan una a otra en la dialéctica entre lo individual y lo colectivo: la identidad regional aludida se asocia a lo costumbrista retrotraído de la niñez, niñez –común a todos– que es el tópico de uno de dichos cantos.
A nivel de números artísticos la mayor presencia es, como vemos, de las solistas femeninas. Este rasgo es propio de la época, donde en los distintos géneros musicales se están destacando las mujeres. Es, además, característico que las mismas sean compositoras e interpreten lo suyo. Aquí, si bien hay quienes realizan versiones, hay obras con propuestas originales, sobre todo en los casos de Robaina, Hermo y Posse.
En el resto de los presentes en el disco, si bien existen logradas versiones de emas ajenos, también aparecen las interesantes autorías, a veces con temáticas que ya han sido recurridas en el cancionero del país. Sin embargo, hay que resaltar que los planteos estéticos son particulares y que se notan los marcados estilos interpretativos.
No debe quedar soslayado este material como una antología más de concursantes diversos, como ocurre por lo general en las ediciones devenidas de concursos, sean estos literarios o musicales. Quizá aquí estén los y las cantantes que trascenderán y se proyectarán con reconocimientos en la música popular. Tal vez este material sea buscado a futuro, por encontrarse allí las primeras versiones o grabaciones de tal o cual artista que nos interese, o como el relevamiento de una generación que ya entrado el siglo esgrime el canto como expresión vocacional y como modo del ser y estar en el mundo.
Ficha Técnica:
Título: “Las Voces Todas”
Artistas: Intérpretes varios
Editor: Intendencia de Montevideo – Productora Hipocampo
Tracks: 17
Grabación: Estudio Hipocampo
Código: Agadu 6107-2
Año: 2014
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