Schubert Flores Vasella (61) es un tacuaremboense que reside desde hace 40 años en Argentina, “entré a Buenos Aires el 21 de enero de 1975”, investigador, periodista e historiador del folklore sudamericano. Le falta la materia “Zapateo Folclórico argentino” para culminar la Licenciatura en Folklore, mención Culturas Tradicionales en el Instituto Universitario Nacional bonaerense y cursa tercer año de antropología y arqueología en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Además de coleccionar música popular, publicó junto a Héctor García Martínez “Hombres y Caminos”, libro documental de la etapa comunista de Atahualpa Yupanqui. En coautoría con García Martínez edita recientemente “Atahualpa Yupanqui, la tierra hechizada” con importante venta en la capital argentina.
Por su inclinación al folklore y a las tradiciones regionales, Flores Vasella asistió a todas las Fiestas de la Patria Gaucha realizada en su pueblo. En esta última TACUAREMBO 2000 le pidió una evaluación respecto a lo que ha significado esta verdadera ceremonia gauchesca en todos estos años. “Es un hecho folclórico por excelencia, una expresión cultural absoluta de toda la región y hablo de la región norte del Río Negro, de Río Grande do Sul y de la Mesopotamia argentina, es un poco el centro de aquella Liga Federal que acaudilló José Artigas e hizo de Purificación el centro de sus recursos. Hoy diríamos que el hinterland de esa geografía antigüista está centralizada en esta festividad. No solamente está el paisaje, está la música y está el paisano con sus costumbres y tradiciones, y ese aire libertario que encarnó Artigas”.
En cuanto a la edición 2015 de la Fiesta de la Patria Gaucha, el estudioso del tradicionalismo rioplatense especificó: “La vi muy bien. Hace rato que sostengo que la Fiesta de la Patria Gaucha por ser un hecho folclórico y cultural, es decir que abreva en la tierra, en la ingenuidad, en la cabalidad folclórica y en la identidad de la región es un hecho que por sí solo tiene una vida mayúscula. El hecho principal que es la reunión de las aparcerías está consolidado y nos otorga manifestaciones tradicionales auténticas e identitarias que son una potencia en sí misma y que transforman el acontecimiento Patria Gaucha en algo absolutamente consolidado.
Creo que eso es el cerno más importante del hecho, tiene aparte de las aparecerías y los fogones, manifestaciones subsidiarias como es el desfile, la Misa campal con las ofrendas y las décimas de los payadores que considero un hecho que hace a la religiosidad popular muy importante. Y también tenemos como manifestación subsidiaria al escenario principal donde se realiza una suerte de festival folclórico, que yo aprecio, a través de 29 años, una cierta involución, el escenario mayor de la Patria Gaucha se ha transformado, como todos los festivales, en una exposición de expresiones musicales que tienen poco que ver con la música auténtica, criolla y nativa; son más bien expresiones comerciales que apuntan al divertimento, a la bailanta fácil; es una fiesta y hay que divertirse pero que la propuesta de escenario se agote en la diversión facilonga y liviana, sin música de enjundia y sin hondura en un sonido de estridencia donde no hay, absolutamente, lugar para el texto o para la poesía, mucho menos que para la guitarra criolla.
La guitarra fundadora del canto de este país no puede estar en estos escenarios donde predomina la parafernalia electrónica que no tiene nada que ver con el instrumento nos legó Atahualpa Yupanqui, Osiris Rodríguez Castillo o Aníbal Sampayo, que es una guitarra que suena poco pero que llega lejos que se caracteriza por los matices de su música, donde están los agudos, los graves o los medios, hoy solo hay espacio para los agudos y la estridencia. Creo que he redondeado un panorama actual de la Fiesta de la Patria Gaucha”.
Foto 2: S. Flores con el payador uruguayo Juan Carlos López
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