“Él tenía la amabilidad, yo tenía el honor” – El plástico Fabián Bonilla recorre distintos lugares del mundo con su arte, buscando dejar más que una pintura un mensaje de vida. Ha recorrido varios departamentos donde elige escuelas para plasmar su obra y a los niños para compartir su historia e aprendizaje. Así nos cuenta el artista, “esto comenzó hace años en Santiago del Estero Argentina, pinté tres escuelas y de ahí me di cuenta, de por qué no venía a pintar a mi país. Tuve la posibilidad de trabajar con Carlos Páez Vilaró, pinté el avión de PLUNA, y una serie de trabajos con Carlos. Un día decidí salir a pintar escuelas de mi país con mi bicicleta y un carro con las pinturas. La primera escuela que pinté fue la Escuela Nº144 de Canelones, gracias a la Directora de esa Institución Alicia Fuentes, a la cual le debo todo esto y llegar hoy hasta Tacuarembó y estar pintando la fachada de la Escuela Nº71 de Chacras”.
Anteriormente estuvo en la Escuela N°26 «Luis Santos Dini» ubicada en paraje Paso Bonilla donde pintó seis murales en el frente del local escolar. El objetivo del pintor es dejarle a los alumnos más allá de muchos colores en una pared, enseñarle al niño que el arte también se puede tocar, “que ellos son capaces de mezclar un poco de color, harán sus trazos, y lo realizado por ellos lo van a proteger y cuidar. Enseñarles a cuidar aquello que a veces pasa desapercibido”.
Carlos Páez Vilaró y su inspiración – Fabián, visiblemente conmovido lo recuerda: “él tenía la amabilidad y yo tenía el honor. Un bastidor en blanco, un trozo de papel con el dibujo, ahí le daba mis propios colores, colores pasteles, como le gustaba a él, Carlos le daba la terminación. Tener la posibilidad de estar todos los días en Casa Pueblo con Vilaró pintando, para mí era un privilegio“.
En las paredes de la escuela de Chacras ha quedado plasmada una obra que habla de los sentimientos del artista Fabián Bonilla y de la libertad.
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