Jorge Majfud Albernaz (Tacuarembó, 1969) es un escritor, arquitecto y profesor uruguayo radicado en Estados Unidos. Majfud estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República del Uruguay, donde se graduó en 1996. Es máster en literatura y doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Georgia en 2008.1 En sus últimos años se dedicó íntegramente a la literatura y a sus artículos en diferentes medios de comunicación. Es sobre todo conocido por sus novelas y ensayos críticos que aparecieron con regularidad en prestigiosos medios de prensa de todo el mundo.
¿Cómo resumirías el tema central de tu última novela, Crisis?
– En todo texto existen diferentes niveles de lectura. Muchos más y más complejos en los textos religiosos y de ficción. Pero el ensayo, por citar sólo un género literario, es más directo, expresa y problematiza las ideas y las emociones más consientes de un autor. La ficción, si no es un mero producto de un cálculo de marketing, por ser una forma insustituible de explorar la realidad humana más profunda, posee niveles más profundos y más complejos, como los sueños, como la vida.
En el caso de Crisis, en un esfuerzo simplificador podría decir que los temas centrales son el drama de los inmigrantes latinoamericanos, sobre todo de los inmigrantes ilegales en Estados Unidos y, en un nivel más profundo, si se me permite el atrevimiento, el drama universal de los individuos que huyen de un lugar buscando una vida mejor pero que en el fondo es una huida de uno mismo, de la realidad que es percibida como injusta y no se resuelve con la fuga. La fuga es un perpetuo aplazamiento pero también es un permanente descubrimiento, una profunda exploración existencial que no alcanza quien permanece confortable en su propio coto de caza. La incomunicación, la violencia moral, económica y cultural son componentes inevitables de ese doble drama social y existencial. También la violencia más concreta de las leyes, cuando son funcionales a la deshumanización.
¿Por qué esa estructura donde no existe la linealidad?
Cuando hacemos un análisis, cuando escribimos un ensayo, podemos distinguir claramente la forma del contenido. Sin embargo, en la ficción y quizás en la existencia irracional, vital, esto no es posible. Si decimos que un sueño significa algo, estamos diciendo que contiene algo que no se visualiza en primera instancia y que, como cualquier símbolo, vale por lo que no es. Así ha sido la historia bíblica, desde José hasta la lógica de todos los análisis modernos, como el marxismo, el psicoanálisis, y la de cualquier crítica posmoderna que pretenda poner un poco de orden e inteligibilidad al caos de los estímulos y las percepciones. Si mal no recuerdo fue Borges quien complementó o quizás refutó esta idea dominante afirmando que la imagen de una pesadilla no representa ningún miedo: son el miedo.
Por otro lado sabemos que el estilo de un escritor expresa su propia concepción sobre el mundo. En el caso de una novela concreta, más allá del factor de formación consciente del escritor, que muchas veces da el oficio, existe un factor que procede del fondo, del contenido mismo del libro. Es decir, el estilo, la estructura de una novela expresan en sí mismos el tema o los temas centrales, las ideas y sobre todo las intuiciones y las percepciones que el autor pueda tener de una historia o sobre una determinada circunstancia que le resulta vital y significativa.
Más concretamente, la estructura y el estilo de Crisis son lo que en artes plásticas sería un mosaico o en las ciencias sería un fractal. Cada historia puede ser leída de forma independiente, es una historia particular pero al mismo tiempo si las consideramos en su conjunto forman otra imagen (como en un mosaico), otra realidad que es menos visible al individuo y, también, forman la misma realidad a una escala mayor (como en el fractal). Por eso muchos personajes son diferentes pero comparten los mismos nombres (Guadalupe, Ernesto, etc.), porque son “personajes colectivos”.
Creo, siento que a veces creemos vivir una vida única y particular sin advertir que estamos reproduciendo antiguos dramas de nuestros antepasados, y los mismos dramas de nuestros contemporáneos en diferentes espacios pero en condiciones similares. Porque somos individuos por lo que tenemos de particular y somos seres humanos por lo que compartimos con cada uno de los otros individuos de nuestra especie.
– La novela se ubica en distintas geografías físicas y sociales de Estados Unidos.
Sí, en parte hay una intención de reivindicación del vasto pasado y presente hispano dentro de unos límites sociopolíticos que insisten en ignorarlos…
– ¿Pero cuál es la intención de esta evidente diversidad? ¿Cómo se explican desde un punto de vista formal?
Al igual que los individuos, cada fragmento posee sus propias particularidades y rasgos comunes. Cada historia está ambientada en diversos espacios de Estados Unidos (América latina aparece en inevitables flash-backs) que al mismo tiempo son similares. Es la idea que expresa un personaje cuando va comer a un Chili’s, un restaurante de comida tex-mex. (Cada vez que entro en alguno de estos restaurantes no puedo evitar enconarme con algún fantasma de esa novela o algún otro que quedo excluido sin querer).
Si bien cada uno reproduce un ambiente entre hispano y anglosajón, lo cierto es que uno no podría deducir por sus detalles y su espacio general si la historia o el drama se desarrolla en California, en Pensilvania o en Florida. Al mismo tiempo, para cada ciudad elegí nombres españoles. Es una forma de reivindicación de una cultura que ha estado bajo ataque durante mucho tiempo. Pero basta mirar el mapa de Estados Unidos para encontrar una enorme cantidad de espacios geográficos nombrados con palabras españolas, en algunos estados son mayoritarios. Pero son tan invisibles que la ignorancia generalizada las considera palabras inglesas, como “Escondido”, “El Cajón”, “Boca Raton” o “Colorado”, y por ende la misma historia de la cultura hispana desaparece bajo este manto de amnesia colectiva, en nombre de una tradición que no existe.
El español y la cultura hispana han estado en este país un siglo antes que el inglés y nunca lo ha abandonado, por lo cual no se puede hablar del español y de la cultura hispana como “extranjeros”. La etiqueta es una violenta estrategia para un imperceptible pero terrible culturicidio.
– Me llamó la atención la mención del valor del Dow Jones para iniciar cada historia…
Bueno, los valores son reales y acompañan esa “caída” existencial, el proceso de “crisis”, que es social, económico y es existencial, usando un recurso frío, como son los valores principales de la bolsa de Wall Street. Nuestra cultura actual, incluida la de los países emergentes como China o cualquier otro que se presentan como “alternativas” al modelo americano, están sustentados en la ilusión de los guarismos, ya sea de las bolsas o de los porcentajes del PIB.
La economía y las finanzas son el gran tema de nuestro tiempo y todo se mide según un modelo de éxito que nació en Estados Unidos en el siglo XX. La caída y cierta recuperación del Dow Jones acompañan el drama existencial y concreto de cada personaje. Así como estamos en un espacio y en un tiempo, también estamos en una realidad monetaria (sea virtual o no, pero realidad en fin, ya que es percibida y vivida como tal).
* Entrevista de Susana Baumann, periodista, New Jersey.
Crisis (novela) Ed. baile del Sol, Tenerife
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Reseña de la novela de Jorge Majfud
Crisis – “Las raíces son lo último que se seca” / Por Javier Couto (*)
Aprovecho un largo vuelo, de retrasos y océano uniforme, para leer de un tirón Crisis de Jorge Majfud. Pocas veces salgo de un libro con la certeza de haber recorrido un mundo sólido, coherente, rico, un verdadero mosaico que con la necesaria perspectiva muestra su belleza y da acceso a un mensaje que supera la simple composición de sus piezas. Pocas veces termino un libro deseando haberlo escrito, o alentado a ensayar aventuras similares; un placer o milagro cuya frecuencia los años sólo han conseguido apagar.
Testimonio de las miserias que viven los hispanos en Estados Unidos, Crisis no es sólo una ingeniosa argumentación ideológica con la que puedo conversar, anti breviario abierto a la búsqueda, libro duro, lúcido golpeador que sabe dar treguas: es también un compendio impecable de técnicas literarias y registros lingüísticos.
Tan sólo cada voz, cada juego de narradores, cada salto temporal y geográfico valen la lectura de lo que es, en definitiva, un libro mayor. Además de opiniones, filias y broncas, además de activos luminosos y pasivos que duelen a hijos de la misma dictadura, comparto con Majfud el exilio, vivir en un imperio colmado de contradicciones, establecido, integrado, con hijos que ojalá nunca deban marcharse a buscar su propia identidad, a ser, como bien escribe uno de los tantos narradores, outsiders que aprendan a disfrutar esa forma de ser nadie, de perderse en un laberinto anónimo de restaurantes, moteles, mercados, plazas, playas lejanas, montañas sin cercos, desiertos sin límites, tiempos de la memoria sin espacio, países dentro de otros países, mundos de otros mundos.
Crisis es, entre tantos adjetivos posibles, un libro necesario. Sé, porque me lo han dicho, que Majfud es desconocido por una parte del universo cultural e intelectual uruguayo. Pensaba en esto en el avión, deambulando en un aeropuerto en tránsito, frente a un café con leche y un tostado, preguntándome cada vez y a cada página cómo se puede ignorar la importancia de un escritor como Majfud.
Diciembre 2015
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