Autores: Zygmunt Bauman y David Lyon – ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta a la hora de estudiar y analizar el estado de vigilancia actual que se realiza a partir de las nuevas tecnologías? En el libroVigilancia Líquida, Zygmunt Bauman, catedrático emérito de Sociología en la University of Leeds (Reino Unido) y en la Universidad de Varsovia (Polonia), y David Lyon, profesor de Sociología en la Queen’s University en Ontario (Canadá) y director del Centro de Estudios de Vigilancia (Surveillance Studies Centre), hacen un repaso por aquellos temas y perspectivas que son necesarios estudiar para poder elaborar una radiografía de la sociedad de control en la que nos encontramos. La vigilancia, la ética, el poder y los riesgos y amenazas que esta situación plantea es el eje temático principal de esta obra.
El libro está organizado en un capítulo introductorio a modo de ensayo, que sirve para situar al lector sobre los temas que se van a tratar, y siete capítulos adicionales en los que se desarrolla en cada uno una entrevista en forma de conversación entre los autores sobre un tema específico de la vigilancia, como es el caso de los drones y los medios sociales, el diseño post-panóptico, el estado de inseguridad que crea la vigilancia, el consumismo, la ética y la esperanza.
Se presenta a la vigilancia como un estado que parece invisible a todos, que hemos asumido e incluso aceptado en la esfera de consumo, como una parte importante de la red neurálgica de la modernidad. La Vigilancia Líquida es aquella que se realiza mediante las técnicas digitales y la lógica estadística, aquella en la que contribuyen los propios vigilados, teniendo como primera consecuencia la clasificación social. Se ha integrado en la sociedad actual como un efecto colateral del progreso tecnológico que está colonizando poco a poco nuestra vida privada.
Los medios sociales han acabado con la pesadilla de ser vigilado (perspectiva panóptica) a querer ser vigilado y no querer estar sólo otra vez (perspectiva post-panóptica), ya que la modernidad no se entiende sin esa conexión a la red, sin la interactividad y la comunicación fluida. Ahora abunda el miedo a ser ignorado, olvidado o excluido, sacrificando la privacidad personal para ser noticia, convirtiéndonos así en una sociedad confesional. Se habla pues de una servidumbre voluntaria, ya que cooperamos con la vigilancia actual.
Los autores hablan también del Banóptico (ban: exclusión) de Bigo, que se refiere al impedimento del acceso a la zona de vigilancia a aquellas personas de las que se espera que no puedan aplicarse una vigilancia por su propia cuenta. Es decir, la vigilancia está pensada para excluir (ban), se trata de mantener lejos a aquellas personas consideradas como marginadas a partir de la tecnología de perfiles que determina a quién poner bajo vigilancia. Concluyendo así que la tecnología de vigilancia actual se desarrolla en dos frentes, el confinamiento y la exclusión.
En el capítulo en el que se aborda la preocupación por la parte ética de la Vigilancia Líquida, destaca la “adiaforización”, que hace referencia a la eliminación de todo juicio moral de la utilización de la tecnología, como el principal problema. El término hace referencia a la despersonalización de la responsabilidad de las acciones llevadas a cabo a través de dispositivos tecnológicos; por ejemplo, en el plano militar, si muere gente inocente a partir de un dispositivo teledirigido, se tratará de un fallo técnico, lo que según la regulación vigente no constituye un crimen. “Las nuevas tecnologías abren una brecha entre los seres humanos y sus responsabilidades morales en relación con los demás, en la misma medida en que lo hizo la burocracia antes” (Bauman y Lyon, 2013: 102).
La vigilancia, establecida y justificada como proceso para garantizar la seguridad, acaba teniendo como consecuencia un estado de inseguridad. Se ha gestado una cultura de la seguridad cuyo efecto directo es la creación de inseguridad y desigualdad. Con la Vigilancia Líquida “nos controlamos a nosotros mismos para intentar hacer que nuestra vida en el temor sea más soportable, pero cada intento de conseguirlo produce nuevos riesgos, nuevos miedos” (Bauman y Lyon, 2013: 109). Es decir, que con el sistema de seguridad actual que está implantado en la sociedad se genera nuevas formas de inseguridad.
Volviendo a la forma que adquiere el libro, podemos concluir que no está dirigido a todos los públicos. Esto es debido a que consiste en una conversación entre expertos en la materia, lo cual es negativo para el lector neófito, ya que los autores, libros y teorías a los que aluden más que una referencia que refuerza la teoría se convierten en una traba que despista al lector. Esto es debido a que la utilización de estas referencias, tanto clásicas como modernas, no son explicadas, sino que forman parte de su argumentación sin detallar el porqué.
No se trata de un libro que pretenda ser didáctico, sino de un reflexión conjunta acerca de los temas que les preocupan que están relacionados con la vigilancia.
Lorena Cano Orón
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