Agenda del Poeta (para repasar todos los días) / Por Agamenón Castrillón

La poesía castellana con la raíz modernista de Darío, la generación del 27 español, el verso medido y rimado y me llamo barro aunque Miguel no me llame.
El versolibrismo “comprometido” de Neruda. Olivari y los poetas de Boedo. Gelman. Roque Dalton y Cardenal.
Vallejo, siempre, desde su sonetería de los heraldos negros hasta su explosión del lenguaje y la construcción de la imagen desgarrada de Trilce y el hueso y la carne de los poemas humanos.
Las vanguardias, de Marinetti a Bretón, de Huidobro al Dadaísmo. Sus orígenes: Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé, Apollinaire.
Pese a la más fría de las guerras contra Borges y Paz, nunca dejaré de aprender con ellos.
Oliverio Girondo y los mantinfierristas.
El modernismo brasileño y luego el concretismo que abrió otras luces para el ojo y los vericuetos de la forma de la razón. Ferreira Gullar, sujo.
Pessoa y su baúl sin fondo. Simplesmente Pessoa.
Góngora, Lezama Lima, Perlongher y la sublevación del significante.
Whitman, Pound, Cummings, Elliot, Ashley y la beat generation.
Acuña de Figueroa, Laforgue, Supervielle, Lautreamont, Herrera y Reisig, Juan Cunha, Megget, Ferreiro Alfredo Mario, Falco, Mario de la Oficina, Idea, Benavides, Circe Maia, Ortiz y Ayala, Marosa, Los poetas de La Balanza, del Mirador, de Ediciones de Uno, de Granaldea.
Recién me estoy poniendo al día con la larga y ancha creación de todos los poetas jóvenes que van por sus primeros y otros que ya marcaron su rumbo.
El poema cantado y la canción por la letra. La música beat,el folk, el blues, el pop de los dos lados del Atlántico Norte, la nueva trova cubana, la nueva canción catalana, la canción del movimiento de música popular brasileña, el folklore y algún beat argentino, la música popular uruguaya, chilena, latinoamericana.
Todo eso es mi pasado que dejo ausente a la hora de escribir y lo tengo muy presente en el momento de corregir.

No quiero escribir el poema Salvador allende Neruda… los poetas no son dueños de la palabra ni de la verdad del mundo ni de la historia. No creo en el poeta profeta ni religioso, ni político, ni sociolítico, son demasiado pesadas esas piedras del camino. El todo que tienen es la nada y su mayor ruido el silencio. Como decía Quevedo del amor:
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
Tampoco creo en el reduccionismo (¿o redusionismo?) de hacer las cosas de una sola forma o un solo contenido, llámese vanguardista de cualquier ismo, concretista, neoconcretista, barroca, neobarrosa, posmoderna,
Después de Saussure y de Pierce, el camino de la significación se difurcó más allá de lo discursivo lingüístico.
Vinieron otros vinos Jackobson, Bachelard, Barthes, Foucault, Derrida, Badiou, con los que pude brindar.
Ahora no escribo sólo versos, hago textos, más próximos a la poiesis con multiplicidad de significantes: sonidos, silencios, letras, números, grafías, blancos, geometrías, estructuras, espacio, tiempo, fotogramas, cine, ojos, oídos, sentido, significados. Im/puros. Todos sucios y bañados de subjetividad. Sujetados al sujeto por diversidad.
No me importa lo original, me preocupa lo auténtico.
Me siento como si Joan Baéz cantara para mí aquellos versos de Dylan:
May you stay forever young,
Forever young, forever young,
May you stay forever young.

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